Fox y los intelectuales

Es un hecho que la mayor parte de los intelectuales mexicanos odia a Vicente Fox. Pero ¿de quién es la culpa: del inculto y rijoso ex mandatario o de una intelligentsia atada a sus viejos prejuicios y privilegios? Jorge G. Castañeda responde en este lúcido y provocador ensayo. ¿Por qué los intelectuales (de izquierda) no quieren (no quisieron, no querrán nunca) a Fox? Quien mejor resumió la paradoja del rechazo, odio, desprecio o simple animosidad de un gran tajo de la intelectualidad nacional ante Fox fue Roger Bartra, durante una discusión con un servidor y Monsiváis, en una cena organizada por Gerardo Estrada en 2001, poco menos de un año después del inicio del sexenio. Palabras más, palabras menos, Bartra se preguntaba –y si traiciono el sentido de su interrogante lo lamentaría en el acto– por qué la intelectualidad mexicana no apoyaba al gobierno de Fox, por qué no se había incorporado al mismo, por qué lo abandonaba en manos de la derecha, por qué casi prefería que se transformara plenamente en un gobierno conservador en lugar de jalarlo hacia el centro, y, en algunos aspectos, hacia la izquierda. La pregunta de Bartra me quedó rondando, y siempre me propuse ordenar mis conjeturas al respecto. A título de respuesta a una pregunta que es preciso acotar: ¿por qué Fox fue objeto de un mayor desdén por parte de los intelectuales que cualquier otro presidente de la época moderna?Antes de entrar en materia, conviene aclarar paradas. En primer lugar, se imponen tres precisiones a propósito del término “intelectualidad”. La inicial es taxonómica: incluyo en la acepción aquí utilizada a nuestros grandes escritores, artistas, creadores, científicos y demás. Incorpora igualmente a lo que en otras latitudes se denomina la comentocracia, a saber, aquellos que, con o sin pertenecer a ese primer grupo, plasman sus ideas y/o estados de ánimo en las planas editoriales, los noticieros de radio y los programas de televisión (dedicados, en vista de su horario, ante todo a los veladores o porteros de noche), y, por supuesto, en los desplegados de abajo firmantes. Existen intelectuales que no son comentócratas (pocos), y comentócratas que no son intelectuales (muchos). Pero, para los fines de este ensayo, pienso que se justifica aglutinarlos en un sólo conjunto, a riesgo de ganarme algunos enemigos más…

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