Acuerdo innecesario

Acuerdo innecesarioJorge G. Castañeda(10-Sep-2008).- La cancelación de la visita a México del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba se puede deber a lo que los gobiernos anunciaron: las tragedias meteorológicas sobre la isla y que Pérez Roque puede coordinar mejor desde La Habana la recepción de la merecida ayuda internacional, en lugar que desde México/Nueva York. Aunque uno puede preguntarse si no sería más útil conseguir esa ayuda con su presencia en la Asamblea General de la ONU en NY. También vale la pena preguntarse si la posposición de la visita, que en realidad es la escala técnica que cancilleres cubanos desde Raúl Roa padre hacen en México camino a la ONU, no se debió a otro factor.Me refiero al supuesto objetivo central del encuentro que es la firma de un convenio migratorio que permita dirimir un nuevo desencuentro entre México y La Habana. Hay razones para suponer que, además de los huracanes y la tragedia que implican, figuren otros motivos en la cancelación. Como se sabe, desde hace un par de años se ha generado un importante diferendo migratorio, de ese tiempo para acá ha aumentado de manera vertiginosa el número de cubanos sin papeles en México. De acuerdo con cifras norteamericanas en el 2007 más de 15 mil cubanos se presentaron en la frontera entre México y Estados Unidos, principalmente en Brownsville, documentando su ciudadanía cubana y acogiéndose al Cuban Adjustment Act de principios de los sesenta, según el cual todo cubano que pisa suelo norteamericano automáticamente obtiene permiso de entrar, y muy rápidamente la residencia permanente y a los cinco años su ciudadanía. Se llegó incluso a denominar este proceso como el de "pies polvorientos", en contraste con la política de Clinton en 1994 de "pies secos, pies mojados", según la cual los cubanos que fueran detenidos en alta mar serían devueltos, mientras que se permitiría la entrada a Estados Unidos de aquellos que llegaran a pisar suelo estadounidense. A esos 15 mil cubanos del año pasado, quizás habría que agregar otros 5 mil que o bien se quedaron en México o bien fueron detenidos y resguardados en las estaciones migratorias mexicanas y/o devueltos a Cuba.Hay dos explicaciones posibles de por qué el gobierno de Cuba no ha aceptado llegar a un acuerdo migratorio con México que le permita devolver a Cuba a indocumentados hallados en territorio mexicano. Una es la cubana y la de algunos funcionarios del gobierno mexicano de que es sólo un asunto de tiempo, de que los cubanos ni tienen cómo verificar la nacionalidad de los detenidos, de que son parte de un gran "compló" urdido en Miami con mafiosos y polleros mexicanos para crear problemas en Cuba y en México debido a las dificultades económicas cubanas; y a que simplemente no pueden controlar la emigración vía México hacia Estados Unidos, sobre todo si Washington no entrega las visas pactadas en tiempo y forma.Sin negar la existencia de estos factores hay, sin embargo, otra explicación de la cancelación de la visita y del fracaso de las negociaciones migratorias. Es posible que, siguiendo el mismo patrón desde el Puente Aéreo de Panam en 1960 y 1961, el de Camagüey en 1965, el Mariel de 1980 y los balseros de 1994, el gobierno cubano decidió hace un par de años usar el arma migratoria para presionar a Calderón y obligarlo a rectificar la política hacia la isla de los dos sexenios anteriores. Esto es lo que ha hecho La Habana con Estados Unidos desde hace casi medio siglo y no hay razón para dudar de que lo pueda hacer con México. Los Castro tienen una agenda con México: renegociar la deuda con Bancomext en términos benévolos; cambiar la política de México en Ginebra; permitir que operadores cubanos vuelvan a circular libremente en México; restaurar la complicidad del régimen priista con el régimen castrista. Para lograrlo nada tan eficaz como el arma migratoria: México no puede permitirse el lujo, según podrían haber concluido las autoridades calderonistas, de verse presionado por un éxodo interminable.Y en efecto, México ya concedió la renegociación de la deuda sin garantías; ya cambió su política en Ginebra y ya se restableció la vieja complicidad. Y como de milagro, hace unos cuantos meses, no más de tres, se redujo dramáticamente el flujo migratorio. ¿Qué ya no hay mafiosos en Miami o polleros en México? ¿Qué ya se desaprobó el Cuban Adjustment Act? ¿Los americanos ya no están entregando las visas? ¿Ya mejoraron las condiciones económicas en Cuba y nadie quiere irse? O más bien, ¿no será que el acuerdo migratorio sale sobrando porque Cuba ya obtuvo las concesiones mexicanas que deseaba?

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