Reforma migratoria ‘reloaded’ Jorge G. Castañeda16 Abr. 09Por más que el Gobierno de México insista en "narcotizar" al extremo la relación con Estados Unidos, la visita de Obama al país ha dado lugar, en EU, al reinicio del debate sobre una posible reforma migratoria integral. Obviamente Calderón prefiere hablar sólo del narco, las armas, la Iniciativa Mérida y de "la pluie et le beau temps". Pero, con o sin México, el debate sobre los mexicanos en EU y los que seguirán yéndose en los próximos años sigue en pie. Enhorabuena por el debate.La semana pasada, primero Cecilia Muñoz y luego Rahm Emanuel, dos altos funcionarios de la Casa Blanca, junto con Luis Gutiérrez, Diputado por Chicago y viejo amigo de Emanuel y de Obama, anunciaron que empezarían a buscar apoyos para una iniciativa de ley en materia migratoria, que durante el verano Obama celebrará varias audiencias y foros, y que para septiembre-octubre se estaría enviando algo al Congreso.Huelga decir que esos anuncios no garantizan nada, sobre todo no aseguran que en caso de que un proyecto de ley llegara a ambas Cámaras no corriera la misma suerte que el intento McCain-Kennedy en el 2006 y el de Bush-Kennedy en el 2007: la derrota. Pero sí bastó para que ya esta semana surgieran dos apoyos fundamentales para este propósito: las dos grandes centrales sindicales y The New York Times.Hoy, a diferencia de ayer, lo que dicen los sindicatos y el principal periódico de EU pesa más que antes en la Casa Blanca: el actual inquilino de la misma le debe en parte su llegada a estas fuerzas. Como le debe en mayor medida su victoria de noviembre pasado al voto latino, que representó casi el 13 por ciento del electorado real, y que apoyó a Obama más que dos a uno.Las dos centrales sindicales, AFL-CIO y "Change to Win Federation", divulgaron el acuerdo al que habían llegado para luchar por la legalización de los 14 a 15 millones de indocumentados (la mitad mexicanos) actualmente en EU; esto contrasta con la decisión de ambas centrales en el 2007.A su vez, el editorial institucional del NYT del martes 14 aplaudía la decisión de Obama de relanzar el debate, e insistía en la necesidad de acompañar la legalización con un programa de trabajadores temporales o migratorios futuros. En otras palabras, insistió en la tan llevada y traída, pero resistente, tesis de la enchilada completa.Es posible que uno de los efectos paradójicos de la guerra optativa de Calderón contra el narco consista en que pueda hablar con mayor autoridad moral que su predecesor y durante la segunda mitad de su sexenio sobre el tema migratorio en EU. Quizás porque Calderón nunca ha tocado el tema, y porque ha generado -junto con la impresión del Estado fallido- una imagen de "alguien que sí le hecha ganas" pueda cabildear la reforma con mayor eficacia que si no se hubiera lanzado a su guerra de elección.Ojalá que lo haga, ya que la importancia para México y para los mexicanos en EU de una tal reforma es cada vez mayor. Conviene recordar que el famoso retorno masivo no se ha dado, ni se va a dar; que la posible y pequeña disminución de los flujos hacia EU será efímera, y que el número de mexicanos que han perdido sus empleos en México alcanza proporciones alarmantes.Las cifras del IMSS sobre empleo desde el inicio de la etapa más aguda de la crisis financiera internacional son: en noviembre se perdieron 55 mil 984; en diciembre 199 mil 648; en enero 143 mil 813; en febrero 62 mil 010, y en marzo 20 mil 002. Vamos en casi medio millón, y es muy posible que para fin de año un millón de mexicanos hayan perdido el trabajo que tenían.La chamba de Calderón está cantada: insistirle a Obama, a la sociedad norteamericana, a los demócratas y republicanos amigos en el Senado que sin un componente temporal hacia el futuro, la pura legalización no alcanza. Sería el anverso de lo que me propuso Davidow en agosto del 2001, y que por instrucción de Fox rechacé: temporales sin amnistía.