Tres del narco

Tres del narco Jorge G. Castañeda21 May. 09 Van tres rumores/hechos sobre el narco del último año, que hasta donde sé no se han divulgado. Para cada uno obtuve información de fuentes distintas; sin embargo, nada garantiza que sean ciertos, o inclusive que hayan sucedido. Pero existen buenas razones para suponerlo.Primera. A finales del año pasado, en una carretera de Zacatecas, el vehículo de la gobernadora Amalia García fue interceptado por narcos (no sé si Zetas, un grupo local u otros sicarios). Se detuvieron los vehículos, la gobernadora fue obligada a bajar y advertida que cesara de crearle problemas a los responsables de la interrupción de su viaje, y, para que no cupiera duda fue tusada, al grado que se vio obligada durante los meses siguientes a disimular, con elegancia como siempre, los efectos del amago. A partir de entonces, voceros suyos han insinuado que despacha, e incluso que vive, en la base militar de Zacatecas. Huelga decir que no me he permitido abusar de la confianza que tengo con mi amiga para preguntarle si esto es cierto o no. Espero que no lo sea, pero creo que sí lo fue.Segunda. Hacia mediados del año pasado, un día aparece en la residencia del gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, un personaje que avisa que tiene cita con el gobernador. Bien vestido, cordial y correcto, al advertírsele que no ha llegado se le invita a pasar y lo recibe la esposa. En algún momento le presenta a su hija, y al término de un breve rato, el personaje se empieza a despedir; en eso llega el gobernador, pero el personaje dice que debe retirarse, no sin antes saludar a Reyes Baeza, felicitarlo por la elegancia de la casa y la amabilidad de su familia, y de anunciar "encantado gobernador, Joaquín Guzmán Loera para servir a usted". Otra versión, ligeramente distinta, de los mismos hechos, señala que todo ocurrió también con la esposa e hija del gobernador pero en su vehículo y en una carretera en Chihuahua; también pudo suceder, según las fuentes, directamente con el gobernador en su vehículo y sin su esposa. En este caso no tengo la posibilidad de buscar directamente a los interesados para confirmar o desmentir la versión, pero supongo que la habrían negado de ser cierta.Tercera. Días después del asesinato de Fernando Martí, en agosto del año pasado, uno de los empresarios más acaudalados y poderosos de México convocó a una comida de sus colegas, activistas en la lucha contra la delincuencia y de algunos ex funcionarios vinculados al tema de la seguridad, en casa de María Elena Morera. Entre los temas que discutieron estuvo la creación de un cuerpo de élite antisecuestros, bien entrenado, equipado y pagado. Al comprobarse en la reunión que el convocante y varios de sus colegas estaban más que dispuestos a coadyuvar al financiamiento de dicho cuerpo, el de la iniciativa preguntó a Wilfrido Robledo, ex jefe de la PFP con Zedillo y de Seguridad del Edomex, que si estaría dispuesto a dirigir ese cuerpo. Robledo dijo: "Sí, pero en el entendido que el gobierno deje de violar las reglas no escritas de la lucha contar el narco". El convocante preguntó "¿Cómo?, ¿a qué te refieres?"; a lo que Robledo contestó: "Al caso del hijo del Chapo. Se le sacó del penal donde estaba, se le torturó para que diera la ubicación de su padre, y después se le dio un bazucazo para que no se notara. Eso es violar reglas no escritas que imposibilita una lucha eficaz antisecuestros". En este caso, sí tuve la posibilidad de corroborar la historia con un cercano allegado al convocante, que recordaba el almuerzo, la casa, los convidados y los términos generales de la discusión, pero no el detalle expuesto aquí. A pesar del enorme afecto que tengo a este interlocutor, su atención a los detalles es menor que su encanto y su inteligencia.Tres historias: tal vez ciertas, tal vez falsas o simplemente sintomáticas.

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