En la discusión un poco bizantina sobre cómo cerrar las cuentas en 2010, y si conviene mantener el suplemento de IVA de 1%, eliminar el 3% sobre internet, volver al 2% para la pobreza, o elevar ligeramente el déficit fiscal, quizás esté ausente un contexto internacional ilustrativo, aunque no definitivo. Sabemos que México va a arrojar el peor desempeño económico en el mundo este año: la economía va a caer entre 7 y 8%, más que cualquiera de América Latina, y de Europa Occidental, y ligeramente por encima de Rusia. Y sabemos que nuestro déficit fiscal, menos del 2% del PIB en 2009, quizá del 1.5%, será uno de los más bajos. Hay alguna relación entre ambos datos.Es evidente que no hay un vínculo automático y directo entre la magnitud del déficit -como expresión fiscal de una política contracíclica- y la magnitud de la desaceleración. Mucho depende de la estructura de la economía, del gasto, de los antecedentes de crecimiento y de financiamiento deficitario, así como del costo del endeudamiento. Pero algunas cifras pueden ilustrar lo que hemos estado haciendo en México. Veamos primero las estadísticas y luego un componente filosófico que puede tener cierto interés.EU probablemente termine este año con un crecimiento nulo o ligeramente positivo y un déficit del 10% del PIB. Si le creemos a Obama y a Summers, la explicación de lo primero reside en lo segundo. Brasil alcanzará un déficit cercano al 3% del PIB, 50% mayor al nuestro, un crecimiento nulo o ligeramente positivo. Chile tendrá un déficit del doble al nuestro pero una tasa de decremento 4 o 5 veces menor. Colombia sufrirá déficit también del doble del nuestro y una tasa del crecimiento nula. En España, Francia y la India habrá déficits muy superiores al nuestro (12% para España, 7% Francia y 5% para la India) y todos gozarán de un comportamiento económico muy superior (aunque magro) este año. La correlación no funciona para todos los países -Canadá tendrá un déficit menor al nuestro y un crecimiento ligeramente positivo, Argentina también, y Corea, con un déficit casi del doble, tendrá un crecimiento de más del 4%.Con todo esto quiero llegar a una conclusión que los observadores externos e internos conocen mejor que yo: otros países, sobre todo EU, Francia, España (en vano) y otros, recurrieron a reales políticas contracíclicas. México las anunció, pero no se materializaron. Lo que sabemos es que el estímulo del 1% del PIB anunciado en el primer trimestre de este año no sólo era insuficiente, sino que no sucedió. De acuerdo con muchos empresarios ese gasto no se dio. Más allá de las dificultades burocráticas, la distracción por otros temas y la estrechez del estímulo, hay una explicación filosófica adicional. Para un Presidente "liberal" en el sentido norteamericano, es decir "rooseveltiano", o para un Presidente francés (dirigiste), o para un partido del congreso indio con sus antecedentes en Nehru y el "raj" de los permisos, y para un gobierno estatista ilustrado como el de Lula en Brasil, gastar no es contra natura. Al contrario: eso es lo suyo. Lo que les viene del alma es gastar más de lo que ingresan. En la mayoría de las coyunturas, como se ha visto, eso lleva al desastre, pero no en ésta.En cambio, para el "raj" de Hacienda gastar es anatema y gastar mucho es peor. Con algo de razón le temen a los déficits fiscales o a desbocar las finanzas públicas, como si fuera la peste. Su ADN les marca un destino contrario: gastar y sobregirarse lo menos posible, y en todo caso tampoco recaudar lo más posible. Si sumamos sus prejuicios a las debilidades estructurales de la economía mexicana -monopolios, falta de inversión y de recaudación fiscal, gasto público e infraestructura ineficiente- empezamos a entender las razones de nuestra medalla de oro en contracción económica mundial. A ver si esto es un pequeño elemento a tomar en cuenta por los legisladores al momento de dizque decidir qué van a hacer. www.jorgecastaneda.org;