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Adelante con los faroles

Adelante con los farolesJoel OrtegaSábado 21 de Noviembre de 2009AcentosPeriódico MilenioMe tocó escribir en el 99 aniversario de la Revolución Mexicana (RM). He tenido la fortuna—al principio intuitiva— de no venerarla. Peor: siempre consideré que ha sido —hasta la fecha con todo y gobierno panista— una lápida para el conjunto de la sociedad y particularmente para la creación de un pensamiento de ruptura con el conservadurismo.Durante decenios muchos estatistas —funcionarios de gobiernos priistas de cualquier tipo de Díaz Ordaz a Zedillo y luego intelectuales— le atribuyeron al Estado Revolucionario, entre otras virtudes: la gran movilidad social, ocurrida de los años dorados del cardenismo a los del echeverrismo.Todos repiten las historias del milagro mexicano: hijos de campesinos o de barrios urbanos populares que se convirtieron en universitarios exitosos y, no se diga, en prósperos adalides populares como funcionarios de Estado: altos mandos en el Ejecutivo; hasta gobernadores; presidentes municipales y centenares de “representantes populares” que ocupaban curules y escaños durante décadas como miembros del PRI y luego a través del PRD y ahora hasta del PT creado por el innombrable.Si se examinan con detalle las estadísticas del subcontinente, bautizado por los Bonaparte como América Latina, se verá que el proceso de conversión de países rurales a urbanos no fue característico de México y su Estado revolucionario. La movilidad social es un rasgo típico del capitalismo, ora si, aquí y en China.Peor tantito: en pleno periodo neoliberal y bajo los gobiernos panistas, la población estudiantil de la UNAM esta integrada por casi 70% de familias con ingresos menores a 7 mil pesos mensuales.Las familias que adquirieron habitación propia (sin olvidar que son terribles y diminutas, semejantes a campos de concentración) en los últimos años supera los 7 millones.Estadísticas similares se observan en la compra de automóviles y de quienes han viajado por primera vez en avión (todos estos datos los ha manejado Jorge Castañeda en diversos ensayos, artículos, libros de reciente publicación; incluyendo el que firma, ahora, con Héctor Aguilar Camín, sin que hasta ahora nadie los haya refutado).Pero en otros aspectos como vivienda, educación, salud, empleo, seguridad social y otros de orden político, nuestros índices están por debajo de Costa Rica, Uruguay, Chile, Argentina y recientemente de Brasil.Urge mirar al futuro y sacudirnos la nostalgia por la RM, debatiendo textos como el de Castañeda y Aguilar C.

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