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El fin y sus medios

Para fines prácticos, la contienda en el seno de la derecha en Estados Unidos se limita a dos: Mitt Romney, el más moderado, y Rick Perry, más estridente y extremista (pero más sensato en materia migratoria). Aunque hoy parece poco probable que Perry pueda recuperarse de sus "metidas de pata" recientes, no se debe descartar un cambio en las preferencias, sobre todo cuando poca gente vota en estas primarias, Iowa y New Hampshire. Así, las barbaridades de Perry sobre el envío de tropas a México no se deben tomar muy en serio: primero, tendría que ser candidato republicano; luego, debe ganar a Obama -hoy quizás en las cuerdas pero con muchísimos recursos para reelegirse en 2012; y finalmente habría que ver si como Presidente realmente buscaría ofrecer el envío de militares a México, y si el próximo presidente mexicano aceptaría. De modo que no vale la pena alborotarse tanto sobre este asunto.Dicho esto y para evitar malentendidos, bien o mal intencionados, y aclarando que quienes nos hemos opuesto a la guerra contra el narco, también nos oponemos hoy, por lo menos en mi caso, al incremento significativo del apoyo norteamericano, sobre todo si implica tropas en México, que quede claro, no estoy a favor de la propuesta de Perry, ni de un Plan Colombia para México, ni de la presencia de asesores, instructores o agentes más allá del número razonable que ya existe.Ahora bien, lo que sí creo es que quien debiera estar a favor de esta idea es Felipe Calderón. En otras palabras, me parece que las necedades de Perry deben ser objeto de un debate en México entre quienes comparten los objetivos de Calderón y, en alguna medida, su estrategia. Me explico y recurro a una analogía que al propio Calderón parece gustarle: la de Churchill durante los dos primeros años de la Segunda Guerra Mundial -entre la víspera de la caída de Francia y la entrada de EU a la guerra luego de Pearl Harbor. Para Calderón oponerse hoy a mayor ayuda norteamericana a lo que llama "una guerra sin cuartel" contra el crimen organizado, equivale a que Churchill le hubiera impuesto condiciones y exigencias a Roosevelt sobre la ayuda norteamericana en ese momento (el programa "Lend-Lease"). No se le hubiera ocurrido cualquier condicionalidad: Inglaterra estaba sola y Londres bajo el más grande bombardeo aéreo en la historia. En todo caso las condiciones iban de Washington a Londres, y no al revés. Roosevelt enfrentaba mucha oposición, entre otros de su embajador en Inglaterra Joseph P. Kennedy.A todo ello le agregamos el hecho de que tal y como va, la guerra no va. Sus partidarios deben hacerse una pregunta desgarradora e indispensable ¿es posible ganar esta guerra a un costo y plazo aceptable para la sociedad mexicana? De no ser así, ¿hay aliados en el mundo que puedan ayudarnos a reducir el costo y plazo? De haberlos, ¿hay una alternativa real de alianza con EU? ¿Algún otro país estaría dispuesto a apoyarnos con dinero, armas, inteligencia e incluso con efectivos?La comparación con el Plan Colombia es interesante, aunque no del todo exacta. Por un lado, aunque aparentemente fue una operación antinarco pactada entre Clinton y Pastrana en 1999, en realidad fue mucho más contrainsurgencia que antinarco; pero para no presentarla así se insistió más en lo antinarco que lo antiguerrilla. A lo largo de sus primeros 10 años, involucró cerca de 8 mil mill. de USD, y un promedio de 3 mil asesores norteamericanos de diversa índole, presentes en Colombia. El equivalente para México, un país con casi tres veces más población, sería de 24 mil mill. de USD a lo largo de 8-9 años, y unos 9 a 10 mil efectivos norteamericanos en México. Tengo mis dudas de que aun así fuera ganable la guerra. Desde luego, como estoy en contra de la guerra, estoy en contra de los medios necesarios para ganarla, pero esa es mi postura. El punto es la postura de Calderón: en la guerra, como en la política, ya lo hemos dicho, qui veut la fin, veut les moyens.

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