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Cambios culturales

Hay tendencias históricas y subterráneas en la evolución de las sociedades que no suelen detectarse hasta años después de que, en un viejo pero vigente lenguaje hegeliano, producen cambios cualitativos gracias a la acumulación de transformaciones cuantitativas.Es el caso, por ejemplo, de la caída vertiginosa de la mortalidad en Europa y en particular en Inglaterra a finales del siglo XVIII o a principios del siglo XIX, o de la transformación ya para finales del siglo XIX, sin que nadie lo supiera en ese momento, de Estados Unidos en la primera economía del mundo.Hoy estos procesos emergen con claridad y significado casi en tiempo real: la cantidad de información con la que cuentan los Estados y las sociedades, en los países ricos, no tan ricos y democráticos, es enorme y permite ver lo que antes no se veía.Hace unas semanas The New York Times publicó un artículo que ha provocado un debate en EU, unos lamentando los datos, otros tomando nota de una realidad desconcertante. A partir de 2009, por primera vez, el 53% de los niños procreados por mujeres de menos de 30 años, lo fueron por mujeres fuera de matrimonio (a propósito no usan el término solteras, porque muchas viven en pareja sin estar casadas). De acuerdo con el estudio de Child Trends de Washington, entre las madres de todas las edades, todavía en 2009, el 59% estaban casadas cuando tuvieron hijos; "pero el auge de nacimientos fuera de matrimonio entre mujeres más jóvenes -casi dos tercios de los niños de EU son procreados por mujeres de menores de 30 años- es a la vez un símbolo de las transformaciones de la familia y del inminente cambio generacional".Los reporteros del Times, Jason DeParle y Sabrina Tavernise, descubrieron que en algunos suburbios urbanos y obreros el porcentaje puede superar los 60%. También concluyeron que muchos investigadores han comprobado que los hijos nacidos fuera de matrimonio, aunque en pareja, enfrentan mayores riesgos de caer en la pobreza, de fracasar en la escuela, o o de padecer severos problemas emocionales y de comportamiento.De la misma manera, el estudio citado por el Times entrevió que entre mayor el nivel educativo, es mayor la probabilidad de casarse antes de tener hijos. El 92% de las mujeres que concluyeron su educación superior se encuentran casadas cuando dan a luz; es el caso de 62% de aquellas con algo de educación superior, pero sólo de 43% de las mujeres que sólo terminaron la prepa o no la concluyeron.No es que estas mujeres y sus parejas descarten casarse; simplemente no quieren casarse tan jóvenes, y con la pareja del momento. Pero debido a la existencia de la red social norteamericana y al sistema fiscal, pueden y quieren tener hijos en esa situación.Otra de las razones que alientan esa tendencia es la "desestigmatización" o tolerancia hacia las madres solteras o emparejadas sin matrimonio en la sociedad norteamericana. También, dice el periódico, el ingreso masivo de las mujeres a la fuerza de trabajo a lo largo de los últimos 30 años; asimismo, la disminución real del salario individual (aunque no por hogares) de la mayoría de los hombres ha mermado las filas de varones "casables". Y a la inversa, las mujeres, entre su empleo, el estado asistencial y mejor salud, son cada vez más capaces de criar a sus hijos solas o con una sucesión de parejas.La repercusión que tuvieron estos datos y conclusiones en EU en los últimos días proviene en parte de la publicación del libro, ya citado por varios colegas en México, Coming Apart, de Charles Murray, el autor del clásico The Bell Curve. La tesis central de Murray es que por primera vez EU se está convirtiendo en una sociedad de clases no sólo en lo social y económico, sino en sus valores culturales. Los datos de Child Trends y de The New York Times parece que lo confirman, en mi opinión para bien, pero obviamente para mal si se comparten los valores de la familia nuclear, el matrimonio y la perpetuación de las parejas.

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