¡Pregúntame… pregúntame!

Una nómina de ciudadanos muy distinguibles y apreciados para bien, los más, coincidieron "en la necesidad de que quienes aspiran a la Presidencia de la República definan frente al electorado su posición frente a preguntas centrales para el futuro de México". Aclaran "que estas preguntas no son exhaustivas ni vinculantes, y que entre nosotros existen distintas respuestas, incluso contradictorias, a las mismas".Las personas que signaron son heterogéneas, algunas contrarias en tareas, ideologías y estatuto social. Identificados nacionalmente por sus empeños políticos en la Federación y en algunos estados, el registro abarca a Cuauhtémoc Cárdenas; a políticas que han sido contendientes como Patricia Mercado, Cecilia Soto o Ruth Zavaleta. También son muy relevantes escritores como H. Aguilar Camín, Roger Bartra, Ángeles Mastretta, Federico Reyes Heroles y Jorge Castañeda, quien es igualmente ostensible por sus escritos y sus cargos públicos.Firman personajes de la crítica política y social como María Amparo Casar, Sergio Aguayo, Rolando Cordera, C. Elizondo Mayer-Sierra, Luis González de Alba, Pedro Aspe, Joaquín Vargas. Otra vez, para aludir a mexicanos que son permanentemente invocados o reconocidos, de los que uno sabe. En actividades académicas y científicas aparecen varios de los "más mejores", como se dice coloquialmente: Juan Ramón de la Fuente, René Drucker, Mario Molina, Juan Pardinas, Santiago Levy, Manuel Peimbert o Luis Rubio.Actores de organizaciones e institutos fuertes de "la cultura" que son o han sido muchos referidos, como es fácil advertir en el caso de Rafael Tovar y de Teresa, "conaculto" dirigente. La comparecencia de mexicanos agraviados y valientes la ejemplifican María Elena Moreira y Alejandro Martí, con otros no menos reclamantes de justicia y paz.Las definiciones que reclaman son pertinentes y lastran la conciencia y la sensibilidad de quienes, ansiosos, amedrentados, y aún angustiados, víctimas, "no la ven llegar" y entienden que no están, no se diga definidas suficientemente, ni apenas esbozadas.Se extraña mucho que los inquisidores de aspirantes no hayan abierto capítulo de un fenómeno de los más apremiantes, debatidos y debatibles, que se podrían circunscribir bajo el rubro de las ecologías o las devastaciones climáticas. Habida cuenta de que hay eminencias en este punto como los unamitas José Sarukhán y Julia Carabias.Destacan interrogantes sobre la seguridad, Ejército, policía y Ministerio Público, drama y apremio nacionales. También les reclaman que especifiquen "y no sólo (den) respuestas ambiguas o genéricas" en torno a transparencia y corrupción, rendición de cuentas; demandas más que insatisfechas y desatendidas en décadas.Convienen y se reclama mucho el confuso y odioso asunto de la educación. No van muy lejos pues se atienen ahora a requerir sobre horarios escolares, computadoras y conectividades de banda ancha y la sujeción del sindicalismo charro o chafa. En el área de la economía indagan sobre la inversión y crecimiento, el empleo (o el desempleo), gravísimo hecho internacional, los impuestos y subsidios, impuestos y seguridad social, monopolios públicos, seguido de sindicatos públicos; apuntan las posiciones (o indisposición) en la economía global.No dejan de lado la condición humana o política, al querer saber qué reconocimiento o papel darían al poder de los votantes. Y, desde luego, señalan asuntos de la bioética contemporánea, entre ellos el punto nodal de la equidad de género.Vale la afirmación inicial de que sus requerimientos no son exhaustivos ni vinculantes. Y no se trata de preguntar por preguntar, pues se ponen con su cuerno ciudadano, ya que se exige "qué esfuerzos piensan pedirnos quienes quieren gobernarnos para solucionar los problemas del país, y qué nos ofrecen a cambio". Algo así como "dando y dando".De seguro ya hoy se presentaron respuestas, no de los ilusos que creen que podrán ser votados y encargarse oficialmente de las comunidades plurales de la República, sino de otros habitantes del país quienes, a su vez, preguntarán a los interrogadores de los políticos de dónde y para qué, cómo configuraron sus interrogantes. Se dirá que hay asuntos no menos dolorosos y apremiantes, que están mal planteadas algunas preguntas.No se sabe hoy qué foro o instrumentos habrá o habría para contestar. El caso es que no se queden los aspirantes con el osito callado.

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