Alternativas a la lucha contra el narco

La discusión sobre la estrategia prohibicionista y punitiva en contra del narcotráfico y sus consecuencias no estaba en la agenda de la VI Cumbre de las Américas, celebrada la semana pasada, pero se convirtió en un tema obligado en los discursos de buena parte de los jefes de Estado y de gobierno ahí presentes.Para responder a la inquietud de quienes antes de la reunión se habían manifestado sobre la necesidad de discutir el tema, el presidente anfitrión, Juan Manuel Santos, de Colombia, en la inauguración del encuentro, el 14 de abril, indicó que era necesario evaluar la actual estrategia y planteó la necesidad de buscar alternativas que, sin dejar de combatir al crimen, redujeran los niveles de violencia y el número de muertos.El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ahora en campaña por su reelección, horas antes se pronunció en contra de la legalización y también del cambio de estrategia que impulsa el gobierno de Estados Unidos, sin evidencia de éxito, desde 1971. La intervención de Obama se inscribe en el doble discurso de la política de ese país sobre el tema, que exige el “combate” a los de fuera, pero sostiene una política muy permisible al consumo hacia adentro.Fue el presidente de Guatemala, el general retirado Otto Pérez, quien meses antes de la reunión puso el tema sobre la mesa. Santos propone que esta Cumbre puede “ser el punto de partida para que se inicie el análisis” de la estrategia y el tema pueda incorporarse a la VII Cumbre que habrá de celebrarse dentro de tres años. Cierto que es mucho tiempo, pero es un avance que el tema se instaló en la agenda pública y ya no resulta tabú para los jefes de gobierno de la región.El punto central que debe guiar la discusión lo planteó bien Santos: “Llegó el momento de analizar si lo que se hace en materia de lucha antidrogas es lo mejor o buscamos una alternativa más efectiva y menos costosa”. De eso es precisamente de lo que se trata. VI Cumbre no pudo consensuar una declaración conjunta, pero sí acordó que en el marco de la Organización de los Estados Americanos (OEA) se abra la discusión e investigue sobre estrategias alternativas que puedan resultar más efectivas y menos costosas a la que ahora se realiza.El gobierno del presidente Calderón ha sido un defensor a ultranza de la estrategia prohibicionista y punitiva, que como bien lo indican otros presidentes y expresidentes de la región, ha sido un fracaso.La política seguida por México es la evidencia más destacada. El próximo gobierno de la República debería jugar un papel central en el proceso de búsqueda de alternativas que próximamente abrirá la OEA. Después del resultado de la actual “guerra” debería ser prioridad para el próximo Presidente. Más de lo mismo sólo reiteraría el fracaso.

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