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Petrobras sin mitos

La expropiación de las acciones de Repsol en la petrolera argentina YPF, por el gobierno de Cristina Fernández vuelve a poner sobre la mesa el debate en torno a la inversión extranjera pública o privada en recursos naturales y en particular de energéticos en países latinoamericanos. Al igual que en los 40 y 50, -y 70 ante el boom del precio de los commodities en el mundo- muchos gobiernos más o menos populistas ven con codicia las ventas extraordinarias que genera la propiedad de dichos recursos. Ese debate se traslada a México en plena época de campañas con las posturas de los candidatos en torno al tema de Pemex. De alguna manera Vázquez Mota, Peña Nieto y Quadri se han manifestado a favor de la inversión privada nacional o extranjera minoritaria en Pemex; AMLO hasta donde se le entiende quisiera emular el ejemplo de Petrobras. Hace poco se publicaron una serie de preguntas a los candidatos, entre ellas "¿estaría de acuerdo en promover la reforma constitucional […] que permita la inversión privada minoritaria en Pemex […] y su cotización en las Bolsas de Valores de México y Nueva York?".Petrobras fue creada en 1953 por Getúlio Vargas (meses antes de su suicidio maravillosamente descrito por Rubem Fonseca en Agosto) a partir de la nacionalización de varias empresas petroleras: un monopolio estatal parecido a Pemex. La diferencia, no de menor importancia simbólica, es que subsistieron en Brasil gasolineras de marca extranjera, de tal suerte que el brasileño de a pie nunca se acostumbró a ver sólo al charro Pemex, sino que se familiarizó con Shell o Exxon. El virtual monopolio estatal no se daba abasto durante los 60, 70 y 80. En el gobierno de Collor de Mello empezaron los cambios, buscando diversas figuras de asociación público privado, nacional y extranjero en energéticos. El presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) fue el impulsor de las reformas de Petrobras que permitieron a partir de 1997 (ley 9.487 "ley del petróleo") dos reformas trascendentes: la participación de capital privado, brasileño y extranjero, en la exploración, explotación y refinación de hidrocarburos en Brasil, y cotización en la Bolsa de Nueva York de Petrobras a través del sistema de ADR’s (American Depositary Receipts). Lo primero permitió a Petrobras allegarse de recursos para iniciar la exploración de las costas que redundaría, casi 10 años después, en el descubrimiento de los llamados yacimientos del "Pré-sal"; la cotización en Nueva York a través de ADR’s, desde febrero de 2001, obligó a la empresa a ajustarse a las "mejores prácticas" de todo tipo.¿De qué se trataba? Básicamente de colocarse una camisa de fuerza para sujetarse a condiciones de transparencia, rendición de cuentas, derechos de accionistas minoritarios, mejores prácticas contables y a la supervisión de sus finanzas, su gestión y su eficiencia en el mercado.Cuando llegó Lula a la Presidencia en 2003 tenía la posibilidad de revertir las reformas de Cardoso. Hubiera podido "deslistar" a Petrobras de la Bolsa de Nueva York. Hubiera podido renacionalizarla o aumentar el control del Estado. Optó por no hacerlo. Al contrario: no sólo siguió la ruta de Cardoso en esta materia, sino que en 2010, poco antes de terminar su mandato, permitió que Petrobras lanzará una emisión de acciones en Nueva York que le aseguró el ingreso de 70,000 millones de dólares, la mayor cantidad jamás recogida por una empresa en un ejercicio así.Conviene entonces subrayar la importancia de las dos movidas: capital privado minoritario y cotización en Bolsa. Lo uno sin la otra es un sucedáneo mediocre, y probablemente inútil.Por ello la pregunta que hacemos a los candidatos en México es doble: ¿están a favor o en contra del capital privado minoritario y de la cotización en Bolsa? Petrobras sin mitos.Conviene armar bien las preguntas a los candidatos para evitar simulaciones. Ojalá quienes hagan las preguntas tengan el tiempo necesario para prepararlas y lo dediquen a ello.

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