Héctor Aguilar Camín y Jorge G. Castañeda escriben, una vez más, un libro juntos: Una agenda para México: 2012 (Punto de Lectura, México, 2011) El texto funde, en versión corregida y aumentada, los anteriores elaborados por ambos, que originalmente publicó la revista Nexos: Un futuro para México (2009) y Regreso al futuro (2010). Es un texto que cobra vigencia y sentido a medida que pasan los días de la campaña. Sirve como un test o un referente, para ver si los candidatos retoman o no los temas y propuestas que plantean estos autores y también si las hechas por los candidatos difieren de estas u ofrecen otras. En este momento dar respuestas a los por qué y a los cómo de las políticas que el país requiere resulta especialmente interesante y esta obra lo intenta. El libro se organiza en cinco capítulos: 1) Pasado y futuro; 2) Prosperidad y equidad; 3) Educación; 4 Seguridad, gobernabilidad y democracia; 5) ¿Es posible el cambio? En estos abordan temas ya desarrollados en los textos anteriores, pero lo hacen de manera más directa y precisa, pero sobre todo planteados en términos de una agenda de gobierno, para quien el próximo diciembre ocupe la presidencia de la República. A estos se añaden dos textos: El mexicano ahora: Retrato de un liberal salvaje, de Manuel Rodríguez Woog, que analiza y comenta dos estudios sobre las aspiraciones de los y las mexicanas, realizados en noviembre de 2010 por encargo de Nexos. Se añade también los resultados de la encuesta L@s Mexican@s y el Futuro: Un acercamiento, estudio prospectivo de cómo las y los ciudadanos de México ven al país dentro de 15 años. El prólogo, que es la parte nueva y no publicada anteriormente, ofrece cinco reflexiones que considero importantes: La política del desacuerdo, la primera, sostiene que el origen del desánimo público está en el fracaso político de construir acuerdos. Se debe a una democracia “que no produce gobiernos de mayoría capaces de desbloquear al país, sino sólo mayorías opositoras capaces de bloquear al gobierno”. Superar esa condición implica un diseño institucional que permita la construcción de mayorías. La segunda, La espiral del miedo, afirma que la estrategia del gobierno para combatir al narcotráfico fracasó y es inviable en términos políticos y de la percepción social. El tema será central en la elección. Los autores en el capítulo Seguridad, gobernabilidad y democracia, ofrecen su propuesta de cambio de estrategia que incluye discutir en serio la legalización de las drogas. El futuro inmóvil, la tercera, asegura que el escaso crecimiento de las últimas décadas ha gastado los beneficios del bono demográfico en la migración y la sobrevivencia de la informalidad. El sistema no ha sido capaz de dar a todos los jóvenes escuela y trabajo. En el capitulo Prosperidad y equidad se proponen medidas para impulsar el crecimiento como acabar con los monopolios y abrir a Pemex a la inversión de riesgo compartido. La cuarta, Hacia el 2012, plantea que de esta elección, por restricciones legales, no se puede esperar mucho. Se abre, entonces, un espacio para que los medios de comunicación exijan a los candidatos hablen de su programa e impidan se refugien de los lugares comunes. También, para que los actores de la sociedad civil ofrezcan sus agendas y hagan las preguntas sobre los cómo para solucionar los problemas del país. Después del 2012, la quinta, propone que en el primer año de gobierno el presidente electo envíe señales claras en cinco direcciones: 1) Inversión pública, que implica un plan de infraestructura; 2) Inversión privada, sobre todo la extranjera, que permita la inversión minoritaria en Pemex; 3) Reestructuración del aparato de seguridad, que conduzca a la formación de una policía nacional única; 4) Cambios en la educación, que garantice la jornada completa y una computadora para cada niño; 5) Reforma fiscal, para aumentar los recursos del Estado. Los autores piensan que la elección del 2012 es un buen espacio para que el país debata sus “desacuerdos” de manera que “la incertidumbre se vuelva certeza y la incredulidad esperanza” en un momento que, ante el desánimo generalizado de la sociedad, se exige dar claridad al futuro deseado, en término creíbles y posibles. Se puede o no estar de acuerdo con los autores, pero es un texto que debe leerse.