Cuatro mota-momentos

Como los momentos Kodak de hace algunos años, en estos días atestiguamos la aparición de cuatro "mota-momentos": la tendencia hacia la despenalización o legalización de la marihuana. Quisiera reseñarlos rápidamente.El primero consiste en la presentación y discusión en la Asamblea General de la OEA hoy en Guatemala, de un documento de gran relevancia: "El problema de las drogas en las Américas". Elaborado por un amplio número de expertos, el texto, dividido en dos partes -una analítica y notable, otra de escenarios, breve y exasperante- constituye un hito en el debate hemisférico sobre las drogas. Nos proporciona información compartida o prácticamente consensual. Encierra la enorme ventaja de desmenuzar el problema de manera perspicaz: por países (productores, de tránsito, o consumidores) con estupefacientes (marihuana, cocaína, heroína, drogas sintéticas) y por los nexos, o ausencia de ellos, entre cada una de las sustancias ilícitas; por las consecuencias del tráfico, producción o consumo de cada sustancia, para las sociedades, las instituciones, y las relaciones internacionales. Presenta, como alternativa a la salida de la guerra contra las drogas, la despenalización de la marihuana como una opción legítima, y razonable aunque no la recomienda. Es un enorme paso inicial.El segundo "mota-momento" tuvo lugar en los estados norteamericanos de Washington y Colorado al publicarse los reglamentos de las iniciativas populares de legalización de la producción, venta y consumo de marihuana aprobadas en noviembre pasado, y que entran en vigor el 1o. de julio. Ahí se contemplan los elementos necesarios para poner en práctica estas decisiones: la prohibición de consumo para menores, castigos para la conducción de automóviles bajo efectos de la droga, los impuestos por cobrar y las restricciones para no residentes de esos estados. Seguramente habrá mucho trial and error en ambas entidades. Lo importante es que el proceso siga adelante y que Obama no sólo no se ha opuesto, sino que ha manifestado al respecto una elocuente indiferencia.El tercer momento consiste en las decisiones tomadas en dos de los estados ricos y poblados, a saber, Illinois y Nueva York, donde de manera incompleta se avanzó en la legalización de la marihuana para fines médicos. En NY, la Cámara baja estatal aprobó la medida, falta el Senado y no es necesariamente pan comido. En Illinois, ambas Cámaras aprobaron una autorización restringida para fines médicos, y el gobernador aun no decide si la veta. Si los acontecimientos se precipitan, serán 22 entidades de la Unión Americana en las que se permite el uso terapéutico de cannabis; a tres estados de la mitad del total.Por último, Human Rights Watch, de cuyo consejo soy miembro, hizo pública en Guatemala una postura a favor de la despenalización de todas las drogas. Invocó criterios de derechos humanos, y de derechos fundamentales consagrados en instrumentos internacionales: "Aplicar sanciones penales por el consumo o la tenencia de drogas para uso personal implica cercenar la autonomía y el derecho a la privacidad de estas personas. El derecho a la privacidad se encuentra ampliamente reconocido en el derecho internacional, tanto en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Las restricciones a la autonomía y la privacidad no son justificables, a menos que reúnan los siguientes criterios que se exigen para la limitación de derechos fundamentales: finalidad legítima, proporcionalidad, necesidad y no discriminación […] criminalizar el consumo de drogas […] no cumple con los criterios de necesidad ni proporcionalidad".Hay dos prietitos en el arroz: el silencio de Brasil en el debate de la OEA; y la ausencia de México entre los países de vanguardia que encabezan este esfuerzo. Ojalá Peña Nieto muestre pronto el mismo pragmatismo y la misma frescura que le hemos visto en otros ámbitos de su gestión.

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