Zacate que huele a petate

Cinco décadas separan las primeras grabaciones de “La cucaracha” y “Contrabando y traición”, dos de los temas más representativos del cancionero popular mexicano en los que la marihuana se hace presente. En 1917, Luz Amalia Avilés hizo en Nueva York la primera grabación de “La cucaracha” de que tengo noticia. De hecho, ese año la grabó en dos ocasiones (en septiembre y diciembre) para la Columbia Records. Tres años después le seguirían las grabaciones del Trío González y del Trío Aguirre del Pino en febrero y octubre de 1920 respectivamente. Para 1940 se habían producido más de una docena de versiones de la canción tan sólo en Estados Unidos (aunque se distribuían en México). Si bien es identificada como uno de los temas icónicos de la Revolución mexicana, en realidad “La cucaracha” es mucho más antigua. El investigador literario Luis Leal postuló en un artículo publicado en 1954 en la Revista de la Universidad de México que su origen se encuentra en la España del siglo XVIII, en la época de las guerras carlistas. Años antes ya el musicólogo Vicente T. Mendoza, decano de los estudios del corrido en México, había señalado en su libro El romance español y el corrido mexicano, estudio comparativo que, no obstante que este tema se había divulgado a causa de la Revolución carrancista, en realidad la canción era anterior a la intervención francesa. De cualquier manera, las primeras grabaciones discográficas de “La cucaracha” se dieron de manera simultánea a las batallas de la Revolución mexicana. De sobra es conocido que diversas facciones bélicas acoplaban su letra para mofarse de sus rivales. En su libro arriba citado Mendoza publicó un cuarteto donde se hace burla precisamente de Venustiano Carranza: Con las barbas de Carranzavoy a hacer una toquillapa’ ponérsela al sombrerode su padre Pancho Villa. La letra cambiaba de acuerdo a la circunstancia, pero el estribillo canábico se conserva en muchas de las versiones grabadas: La cucaracha, la cucarachaya no quiere caminar.Porque le falta, porque no tienemarihuana que fumar. “Contrabando y traición”, la otra canción a la que hice referencia, es muy posterior. Este corrido fue compuesto en 1970 por Ángel González, quien primero se lo dio a grabar a Joe Flores El Avileño y, posteriormente, en 1973, sería inmortalizado en la cultura popular en la versión discográfica de Los Tigres del Norte. En este tema, más conocido como el “Corrido de Camelia la texana”, se evita usar la palabra marihuana sustituyéndose por “hierba mala”. “Contrabando y traición” habla, entre otras cosas, del tráfico de marihuana, mas no de su consumo: Salieron de San Isidroprocedentes de Tijuana.Traían las llantas del carrorepletas de hierba mala.Eran Emilio Varela,y Camelia, la Texana. En los corridos de traficantes producidos en lo años setenta posteriores a “Contrabando y traición” no se encuentran, hasta donde he podido investigar, ejemplos de temas donde se haga consumo de marihuana y de otras drogas. Eso vino después… y antes.Con frecuencia se da por hecho que los corridos que hablan del consumo de drogas iniciaron en los últimos dos o tres lustros del siglo XX. Yo mismo argüí en un artículo publicado en 1998 que ese fenómeno narcocorridístico era un producto de la última década del siglo pasado. Al principio se usaban eufemismos para describir el consumo de drogas. Luego, conforme fue desarrollándose lo que ahora se conoce como narcocultura, las canciones de traficantes pasaron a ser menos de contrabando y más de exhibición hedonística, de mostrar a los protagonistas “disfrutando la vida” con mujeres, alcohol y drogas. Con el arribo del narcocorrido “pesado” el consumo de estupefacientes pasó a ser muchas veces centro y razón de las canciones. Algunos de aquellos títulos no dejan lugar a la duda: “Los atizados”, “Entre perico y perico”, “Cruz de marihuana”, “Me gusta ponerle al polvo”, “Líneas de a metro”, “El nariz de a gramo” etcétera. La cronología tenía lógica en tanto que pintaba una sociedad mexicana que, siendo víctima de un deterioro moral y social (identificado con la ahora llamada narcocultura), fue corrompiéndose hasta cambiar la supuesta pureza del corrido y convertirlo en lo que es ahora. Al hacer la investigación para mi libro Cantar a los narcos: voces y versos del narcocorrido descubrí que, sin embargo, desde los años treinta se produjeron algunos ejemplos de corridos que trataban el fenómeno del uso de drogas vis a vis el contrabando de éstas. “¿A poco picas?” es una canción corrido compuesta por Juan Gaytán e interpretada por éste y Frank Cantú acompañados por Los Trovadores Alegres. Este tema fue grabado para el sello Vocalion en diciembre de 1938 y está estructurado en forma de una charla con el hermano de la “novia” del sujeto del enunciado: ¿A poco picas?, ¿a poco picas?¿A poco picas porque fumas mariguana?Pues no me importa que seas maloso,mientras la fumas yo vacilo con tu hermana. Si bien no se menciona de manera explícita, este tema también evoca el uso de heroína. La pregunta del título se refiere a la actividad de inyectarse heroína (picar) como sugiere el siguiente cuarteto que hace alusión tanto a la marihuana como a la heroína al referirse al vocablo “tecata”, que es uno de los nombres que en caló se le da a esta: Órale cuate, ¿pos qué te cargas?¿Por qué te escamas siendo que aquí está la mata?Pásate un frajo, que sea de grifa,que ya mi güisa ya me trajo la tecata. “Frajo”, por supuesto, se refiere a un cigarro, que en este caso la voz narrante pide que sea de marihuana (“grifa”) y anuncia que ya su novia (“güisa”) le trajo la heroína.Por su parte, “El corrido de San Quilmas”interpretado por los hermanos Maya fue grabado en formato de 78 rpm (revoluciones por minuto) para el sello Falcón.Este sello inició operaciones en 1949, por lo que lo más probable es que este corrido haya sido grabado en los años cincuenta, pues ésta fue la última década de los discos de 78 rpm que serían sustituidos por los de 45 y 33 rpm. “El corrido de San Quilmas”contiene una sorprendente cuarteta que uno esperaría escuchar en un corrido de fines del siglo XX o inicios de éste, mas no en uno escrito hace al menos medio siglo: La coca yo la conozco,Juanita es buena mujer.La negra es amiga mía,No la puedo aborrecer. El caló en el que está escrita esta cuarteta se ha vuelto lugar casi común hoy en día; pero tal vez no esté de más dejar en claro que coca, Juanita y negra son, respectivamente, cocaína, marihuana y heroína. Otro temprano tema gráfico en su descripción del uso de drogas es “El Papelero”. La canción es también del medio siglo XX y fue grabada en disco de 78 rpm para el sello Ideal por Frank Cantú y Agapito Zúñiga, acompañados por el conjunto Topo Chico. Este tema también sorprende por hablar tan abiertamente del uso de drogas, no sólo de la heroína sino de la “leña” y el “pisto”, es decir, de la mariguana y el alcohol: También me gusta la leña, mamá,y el pisto de vez en cuando.Luego, con un papelito, mamá,parece que voy volando. “El Papelero” es un corrido en primera en el que donde no encontramos acto heroico alguno, pero sí una jactancia del consumo de drogas y una actitud desenfadada que no volveremos a hallar en la corridística sino a partir de los últimos tres lustros del siglo pasado con los llamados narcocorridos “pesados”. Empero, hay que tomar en cuenta que el corrido es un género dramático, no por nada uno de sus sinónimos en el siglo XIX era “tragedia”. Y así, se hablaba indistintamente del corrido o de la tragedia de determinado personaje. Otros géneros musicales menos dramáticos representaban el consumo de la marihuana y de sus efectos de diversas maneras. La canción “La marihuana” popularizada en la segunda mitad del siglo XX por el cantautor Óscar Chávez narra los efectos de la cannabis de una manera bastante realista. Este tema es también muy antiguo. Sus primeras grabaciones se hicieron en 1926 y 1929 por el dueto de Rubio y Martínez y el Trío Garnica-Ascencio respectivamente: Marihuana, ya no puedo,ni levantar la cabeza.Con los ojos rete coloradosy la boca reseca reseca. Hay otros temas, ya grabados en el década de los cincuenta, que son francamente irreverentes, creados con el propósito de hacer reír. Los siguientes dos casos demuestran sin ambages el punto, pues son parodias de canciones muy conocidas en su tiempo. Tenemos, entonces, una melodía de moda pero con una letra alusiva al consumo de marihuana. “Parodia de la mula bronca”, interpretada por Gilberto Valenzuela, usa de inspiración la popular composición de Víctor Cordero, pero de manera chusca y hasta cierto punto apologética del consumo de drogas: Me estaba dando tres de marihuana,un policía al bote me llevó.Me maltrató tanto con la macanaque los colmillos todos me tumbó.Al marihuano todos lo maltratan,que porque son muy locos como yo.Pues yo conozco buenisanosy borrachos que son peor. En un momento dado la canción incluso promueve las propiedades canábicas para aumentar la productividad laboral: Si me las trueno entonces síme siento como un aviador;vacilo mucho, me pongo alegrey hasta me pongo chambeador. Ni siquiera “Nel blu dipinto di blu”, la popular canción italiana ganadora del octavo festival de San Remo en 1958, se salvó de una “narco” parodia mexicana. Conocida también como “Volare”, este verbo sirvió como inspiración para describir los efectos de la marihuana al cantante Julio César y sus charros de Ameca que para el sello Falcón grabaron “Verde pintado de verde”: Hay un color que en mi alma se pone a brincar.Es el color de un cigarro que quiero fumar.Es conocido por muchos que quieren reír,pues con su aroma la gente se empieza a sentir…volando… cantando. Es verde pintado de verde.Es cuate que huele a petate.Y se ven elefantes rosados volar por aquícon orejas de anís y caimanesque tienden sus alas de blanco marfil. Y se ven a lo lejos borregos vestidos de azul,pintados de azul.Volando…. cantando.Es verde pintado de verde,zacate que huele a petate.

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