¿Democracia sin partidos?

Más de medio millón de ciudadanos de Nuevo León firmaron para el registro de 22 ciudadanos para competir para Gobernador, Ayuntamientos y Diputados locales. Antes tuvieron que sortear múltiples trabas legales y aun políticas.Aunque la Constitución no limitaba el voto pasivo (ser votado), desde hace décadas las leyes electorales exigían a los aspirantes ser postulados por un partido político.Esto cerraba la puerta a los ciudadanos sin partido. El camino ha sido largo y por supuesto difícil. Los requisitos para el registro vuelven casi imposible ser candidato independiente.El tema de las candidaturas independientes se desata con el que fue conocido como Caso Castañeda.En síntesis, en 2003, Jorge Castañeda renunció al cargo de Secretario de Relaciones Exteriores del Gabinete de Vicente Fox, buscando otro que le diera una mayor proyección para suceder al entonces Presidente al término de ese sexenio, esto dicho por el propio Castañeda, en su biografía "Amarres Perros".Ya fuera de la Cancillería, solicitó al IFE su registro como candidato independiente, lo que le fue negado por no ser postulado por un partido político, además de la extemporaneidad de su solicitud.Recurrió a un amparo que le fue también negado por ser improcedente para defender derechos político-electorales. Por la relevancia del caso o del personaje, lo atrae la Suprema Corte, que ratifica la negativa, no sin antes dividir en la votación a los Ministros. Algunos se inclinaban por otorgarle el amparo para ser registrado, no obstante la regla expresa que no lo permite.Castañeda acudió hasta la Corte Interamericana, donde validaron la exigencia de ser postulado por un partido para ser candidato.Sin embargo, Castañeda logró que la Corte Interamericana hiciera una crítica al País por no establecer métodos eficaces para la tutela efectiva de los derechos políticos de los ciudadanos.La relevancia mediática del asunto obligó a los legisladores a abrir el tema de las candidaturas independientes en la agenda de reformas políticas. Ésta se concretó con las reformas a la Constitución en su Artículo 35 del 10 de febrero del 2014.La reforma desató el proceso de reformas a las leyes secundarias que resultó en una centralización de los asuntos electorales en favor del INE, pero con la ventaja de una mayor independencia de las autoridades electorales locales.Los argumentos para mantener el sistema electoral cerrado a favor de los partidos se basan en la experiencia internacional de las democracias consolidadas, que por lo regular cuentan con un sistema partidista sólido.Ese argumento sirvió para cerrar la puerta a los ciudadanos.La realidad ha cambiado. La sociedad actual no se siente representada en los partidos. En periodos de crisis esto se agrava porque la responsabilidad es atribuida al Gobierno en turno.En España, dos agrupaciones nuevas, Podemos y Ciudadanos, amenazan con acabar con el bipartidismo PSOE-Partido Popular, ambas surgidas hace apenas un año. En Grecia los "sin partido" tomaron el poder.Este proceso es, por ahora, impensable en México, donde la travesía para crear una nueva agrupación política es muy difícil. La legislación es muy restrictiva a favor de los partidos, que a toda costa quieren conservar el monopolio de la representación política.Una leve esperanza por mejorar el sistema político puede ser que más de medio millón ya expresaron su apoyo a personajes ajenos a los partidos. Aunque por lo pronto, esta vez la mayor parte de los mismos candidatos provienen de ellos.La partidocracia, aquí y en muchas partes del mundo, está amenazada por el hartazgo de los ciudadanos.

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