Dos encuestas, dos opciones

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La encuesta de Reforma fue la que más se acercó al resultado final de la elección en Nuevo León y del porcentaje de votos que obtuvo Jaime Rodríguez, El Bronco. En careos con AMLO, Osorio Chong, Margarita Zavala y Miguel Ángel Mancera, le da 15% de intención del voto al día de hoy. En cambio, la empresa GEA le da entre 6 y 8%. La diferencia se puede explicar en parte por el hecho de que GEA incluye 43% de no respuestas de un tipo u otro, mientras que Reforma solo 26%. Pero en esta diferencia se inscribe uno de los grandes enigmas de la sucesión presidencial de 2018.
Si la encuesta de Reforma acierta y hoy Jaime Rodríguez, es decir, un candidato independiente, se encuentra en un virtual empate técnico o estadístico con AMLO —18%—, Osorio Chong —18%—, Margarita Zavala —17%—, eso significa que su candidatura independiente o una candidatura independiente genérica pueden ser altamente competitiva en el 18. En cambio, si GEA se acerca más a la situación actual de intenciones de voto —las encuestas no son pronósticos, son fotografías—, entonces la candidatura hipotética de Jaime Rodríguez, o cualquiera independiente, pueden verse enfrentadas a un obstáculo insuperable: la falta de credibilidad.
Estas y otras encuestas muestran que una gran proporción de mexicanos ha manifestado en los últimos meses una disposición a votar por una candidatura independiente. Pero esa posibilidad se puede ver —casi seguramente se verá— diluida si con el tiempo las encuestas muestran que no puede ganar la Presidencia. De ser el caso, votar por una candidatura sin partido se transforma en un voto testimonial: importante, que puede alcanzar niveles interesantes, pero finalmente ocioso en cuanto a que no tiene posibilidades de ganar. Cuando esa percepción se generaliza en cualquier elección, la gente tiende a desistir de un voto de esa naturaleza y a transferir su sufragio a segundas opciones menos atractivas pero más viables.
En cambio, si en los próximos meses la encuesta de Reforma ve confirmados sus resultados con sondeos de la misma casa y de otras firmas, se puede generar una dinámica de credibilidad. Esto es lo que sucedió en Nuevo León. Cuando salieron las primeras encuestas de El Norte mostrando que El Bronco iba subiendo y que se acercaba a los otros dos candidatos —PRI y PAN—, comenzaron a elevarse las intenciones de voto a su favor. Las encuestas se volvieron una self fulfilling profecy.
Mi impresión es que las posibilidades de triunfo de una candidatura independiente son realmente existentes. No enormes, pero no nimias tampoco. Y las de El Bronco en particular, hoy, son considerables. Pero en esta disyuntiva nos encontramos todos. ¿Reforma o GEA?

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