Relaté en esta página los pormenores de los salarios en el sector hotelero de Puerto Vallarta e intenté mostrar cómo, a pesar de tratarse de un sector de éxito de la economía mexicana, seguían siendo increíblemente bajos los ingresos de los trabajadores de la industria turística. Algunos amigos objetaron que Puerto Vallarta no es un destino de punta y por lo tanto no es representativo. Ahora tuve la oportunidad de investigar anecdóticamente la situación en Riviera Maya.
La semana pasada di una conferencia a un grupo de médicos, invitados por una empresa farmacéutica y de alimentos infantiles, en un hotel todo incluido al sur de Playa del Carmen. No es de los más lujosos de esa zona, pero tampoco era, ni mucho menos, de tres estrellas. Al cenar en uno de los múltiples restaurantes del hotel, que puede llegar a albergar hasta 5,000 personas con aproximadamente 2,000 habitaciones, conversé con una joven habitante del municipio Solidaridad que trabajaba en uno de ellos. Ocupaba un cargo digamos a medio camino entre mesera y capitán. Me explicó cómo de sueldo base recibía $1,400 por quincena, pero que había un reparto de propinas que el hotel entregaba al sindicato de trabajadores hoteleros (de la CROC o de la CROM, no recuerdo bien) y con esa suma, más lo que obtenía de propinas en efectivo en la mesa, es decir, directamente para ella, podía alcanzar un ingreso de aproximadamente diez mil pesos al mes. Le dije que no me parecía tan mal, que me sorprendía que fuera tanto, en comparación con lo que había yo podido comprobar en el Pacífico.
Seguimos conversando y le dije: “Bueno, entonces en promedio cada mes no te va tan mal”. Me dijo que en efecto así era, pero que los promedios no eran constantes, ya que al depender tanto de la propina el ingreso, éste dependía también de la ocupación. Durante los meses de baja ocupación, podía bajar el ingreso a $8,000 o $9,000. Contesté que lo entendía, pero que aun así se encontraba en una situación preferible a la de sus colegas en otras partes de la República. Y luego, para mi sorpresa, me dijo: ¡Claro! Hay meses de baja ocupación, pero también hay meses –tres o cuatro al año– cuando cierra el hotel.” Sorprendido, le respondía que cómo podía suceder eso. Replicó que los meses de muy baja ocupación como septiembre, octubre, noviembre y quizás alguno de primavera que no fuera Semana Santa, el hotel sencillamente cerraba y punto. Pregunté qué sucedía con los trabajadores y con ella en particular y me contestó que los mandaban a su casa y los volvían a contratar cuando abriera de nuevo el hotel. Traté de entender cómo funcionaba el sistema y en particular si ella tenía alguna posibilidad de conseguir otro empleo durante los meses de cierre del hotel. Respondió que no.
Concluí entonces que sus $10,000 pesos al mes, en efecto, son tales, pero por ocho a nueve meses al año. Si prorrateamos esos $80,000 entre doce, nos encontramos de nuevo en los $6,500 a $7,000 al mes de Puerto Vallarta. Es decir, nuevamente, en un sector de éxito de la economía nacional, y en una región de punta de ese sector de éxito, el ingreso promedio, no de los trabajadores menos bien pagados, –que son recamareras, lavatrastes, jardineros, etc.– sino el segmento inmediatamente superior, eso es lo que gana una joven mexicana de 25 años en la Rivera Maya. Y luego nos preguntamos por qué la gente está enojada.