¿Éxito en turismo?

El Financiero

Entre los muchos logros de los que se vanagloria esta administración, y entre los pocos que parecían ser verdaderos, figuraba el turismo internacional. A partir de 2013 los números comenzaron a crecer, se superó el año pico anterior de 2008, y desde entonces se ha alcanzado una tasa anual de incremento respetable.

Nunca entendí del todo el salto de 2013 a 2014 en materia de visitantes extranjeros a México. Algo muy espectacular debió haber ocurrido para explicar un incremento de 23.2 millones de turistas a 29.4 millones en un año: más de 25%. Una funcionaria de Relaciones Exteriores me comentó que se escuchaban rumores de una manipulación de las cifras, pero no me pudo proporcionar datos duros. Un sabio cronista de Cancún me explicó lo mismo, con un argumento adicional: para que eso fuera cierto, también tendría que haber aumentado proporcionalmente la capacidad turística instalada, es decir el número de cuartos disponibles. No aparece ninguna tabulación de esa índole.

Me puse a buscar y a preguntar, y una colaboradora encontró el siguiente oficio de la Secretaría de Gobernación, fechado en enero de 2013: “Con la finalidad de disponer de una estadística más precisa de las entradas al país de mexicanos residentes en el exterior, el Comité Técnico Especializado de Estadísticas Económicas del Sector Turismo acordó incorporar como fuente de información complementaria a la estadística de viajeros internacionales a partir de 2013, el número de mexicanos con residencia en el extranjero que ingresaron al interior del país en vehículos con placas foráneas importados temporalmente, el cual se obtiene a partir de registros administrativos recabados por BANJERCITO.”

En otras palabras, las autoridades comenzaron, desde el arranque del sexenio, a contabilizar a los paisanos de visita de Estados Unidos como turistas internacionales. Lo cual no tiene nada de malo, y corresponde a las normas de la OMT, salvo que las cifras dejan de ser comparables, antes y después de 2013. No hubo un salto turístico, sólo un ajuste estadístico.

El crecimiento posterior a 2013, a partir de la nueva línea de base, es significativo. También lo sería con los datos de antes de 2013. La diferencia yace en agregar casi 5 millones de turistas a la base. Una buena prueba de que no hay más turistas, sino más personas que visitan nuestro (su) país, que antes se catalogaban de una manera, y después de 2013 de otra, es que no hubo un incremento concomitante de la capacidad instalada de habitaciones hoteleras en el país en esos años. Si en efecto se hubiera producido un aumento de 25% de un año a otro, debiera haberse dado un alza equivalente en los cuartos de hotel, o que esos nuevos turistas durmieran en el hotel… Camarena, o como roomies, o en Airbnb. No hubo tal.

En 2012 había en México 660 546 habitaciones de hotel. En 2013, 672,296; en 2014, 692,351; y en 2015, 736,512. Es decir, un aumento del 2.8% anual en promedio para los cuatro primeros años del sexenio. No es está mal, pero no cabrían allí 5 millones de turistas más.

Ésta es la tónica del gobierno actual. Con inteligencia, audacia y una dosis de cinismo, manipula de manera estadísticamente permitida distintas cifras de desempeño económico, social, de seguridad e internacionales a su favor. Todos los gobiernos, de México y de otros países hacen lo mismo, tal vez con menor desfachatez. Se corren dos riesgos: creerse uno los engaños propios, y que la realidad algún día te alcance. No hay más turistas llegando a México, salvo los incrementos anuales normales; por tanto, no hay más derrama, más divisas, más empleo ni mayores ingresos en la industria.

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