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Aranceles sí, aranceles no. El impacto en el futuro económico de México

Solo se pueden afirmar dos ideas a propósito del ir y venir del presidente Donald Trump en la imposición de aranceles elevados y generalizados a México y a Canadá. Los aranceles que se iban a aplicar a todas las exportaciones mexicanas y canadienses a Estados Unidos se han pospuesto hasta el 2 de abril, aunque parece que se mantienen para los productos que no se benefician del T-MEC, es decir, entre el 15% y el 50% del total de las ventas mexicanas al vecino del norte.

La segunda idea segura es que México enfrenta este desafío en condiciones de indefensión: las que el expresidente Andrés Manuel López Obrador heredó al país antes de dejarle el poder a Claudia Sheinbaum. A diferencia de la amenaza de Trump en 2019 de imponer aranceles si México no reducía dramáticamente el flujo de migrantes, cuando el recién llegado López Obrador había recibido un país en condiciones más o menos robustas, hoy Sheinbaum enfrenta una ofensiva mucho más peligrosa de Washington en circunstancias mucho más adversas para México.

Aunque no es un problema de reciente data, porque el incremento del tráfico de drogas desde México hacia Estados Unidos comenzó en la década de 1980, cuando los carteles colombianos dejaron en manos de los mexicanos el negocio del contrabando y la distribución en Estados Unidos, el primer frente vulnerable de México hoy es el de las drogas, el crimen organizado, y en particular el fentanilo. La política de “abrazos, no balazos” de López Obrador durante seis años, de no enfrentar al crimen organizado estableciendo una especie de tregua unilateral, de enfurecerse por la detención del exsecretario de la Defensa Salvador Cienfuegos, de imponerle nuevas reglas de operación locales a la DEA, de visitar Badiraguato, la cuna del cártel de Sinaloa en varias ocasiones, de saludar en público a la madre del capo di tutti capi, el Chapo Guzmán, de insistir en que en México no se producía el fentanilo, hizo que su sucesora se viera en una posición de extrema debilidad frente a cualquier gobierno de Estados Unidos, pero muy en particular al de Trump. Es absurdo decir que López Obrador fue el culpable de las decenas de miles de muertes por sobredosis de opioides en Estados Unidos durante su sexenio. Pero no es aberrante afirmar que su política frente al crimen organizado abrió las puertas a la ofensiva actual de Trump.

Algo semejante aconteció con los flujos migratorios. No solo se produjo un auge en 2019, recién llegado López Obrador a la Presidencia, cuando dio a entender que las puertas mexicanas se abrían a todos los centroamericanos y caribeños que buscaran llegar a México. En 2023, y sobre todo durante los últimos meses de ese año, mediante explicaciones confusas y poco creíbles, López Obrador atestiguó la llegada de flujos inéditos a la frontera con Estados Unidos, culminando con más de 10.000 encuentros diarios durante el mes de diciembre de 2023.

Esta avalancha, deseada o provocada por desidia e inconsciencia, condujo al Gobierno del entonces presidente Joe Biden a despachar a sus secretarios de Estado y de Seguridad Nacional a México en la época navideña, para insistir en que algo debía hacerse para reducir los flujos. López Obrador corrigió, y los flujos empezaron a descender a partir de enero y durante todo 2024, pero el daño estaba hecho. Trump pudo, durante toda la campaña, mostrar con el dedo la “invasión” de esos momentos. Esto contribuyó enormemente a su victoria en la elección presidencial de noviembre.

En materia de comercio, y en particular con China, es más difícil aseverar que todo fue responsabilidad de López Obrador. El hecho es que las importaciones mexicanas procedentes de China se dispararon durante su sexenio, pasando de US$ 46.400 millones en 2019 a US$ 81.500 millones en 2023 y US$ 129.000 millones en 2024, un aumento de casi 300% en poco tiempo. No se conoce con precisión qué parte de esas importaciones mexicanas fueron a dar a Estados Unidos a través de mecanismos de triangulación. Tampoco sabemos a ciencia cierta qué proporción de las importaciones procedentes de otros países, por ejemplo Singapur y otras naciones de Asia, procedían en realidad de China o de empresas chinas. Lo que sí sabemos es que el déficit mexicano con China se disparó hasta US$ 120.000 millones en 2024, y que la economía mexicana, sencillamente, no tiene la capacidad de absorber compras de esa magnitud del gigante asiático.

De la misma manera, es sabido que durante ese sexenio se multiplicaron por toda la república tiendas en los centros históricos de múltiples ciudades -Ciudad de México, Durango, Mexicali, Guadalajara, Guanajuato- vendiendo mercancía china, con dependientes chinos, y quizás una o dos empleadas mexicanas para atender a los clientes en castellano. Es imposible adivinar si todo esto sucedió por descuido del Gobierno de López Obrador, con su conocimiento pasivo y hasta cierto punto inconsciente, o como una política deliberada. El hecho es que hoy Trump utiliza el enorme déficit mexicano con China y la llamada “entrada por la puerta trasera” de productos chinos a Estados Unidos vía México, como una de las excusas para imponerle aranceles a la economía mexicana.

Por último, López Obrador le entregó una situación económica a Sheinbaum si no catastrófica, por lo menos altamente problemática. Durante su sexenio, la economía mexicana creció menos del 1% en promedio al año; per cápita sufrió una disminución en términos reales. El déficit fiscal que le transmitió a Sheinbaum a partir del año 2024, debido a la explosión del gasto en un año electoral, la obliga a ella a dolorosos recortes presupuestales que le imponen un pequeño margen de maniobra para destinar recursos a las empresas exportadoras que podrían sufrir los estragos de los aranceles.

Por último, aunque esto no fue solo culpa de López Obrador, sino también de sus predecesores, México hoy se encuentra en una situación de extrema vulnerabilidad ante la eventualidad de que Estados Unidos pueda utilizar la suspensión de venta de gas natural como un arma de negociación. Hoy en día 55% de la electricidad producida en México es generada en centrales de gas natural. El 80% del gas natural que consume México proviene de Estados Unidos. La capacidad de almacenamiento en México es de menos de tres días de consumo. En caso de un enfrentamiento mayor entre Trump y Sheinbaum, esta última resistiría apenas un par de días ante el cierre de las exportaciones de gas natural de Texas a México. Esta enorme irresponsabilidad de los últimos presidentes no es exclusiva de López Obrador, pero en parte también es la suya.

Todo parece indicar que la incertidumbre que pesa sobre México debido a los aranceles, así como la inevitable renegociación adelantada del T-MEC, surtirán un efecto drástico sobre las perspectivas de crecimiento. Para este año 2025, el propio Banco de México estima una expansión de apenas 0,6%. Para 2026 hay estimaciones similares. Pero el congelamiento de los proyectos de inversión, mientras se disipen las dudas, traerá un enfriamiento hasta al menos 2027 y 2028. Como vamos, no es imposible que el país vuelva a vivir un sexenio sin crecimiento económico. He aquí el verdadero drama.

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