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Reformas ¿lo importante o lo fácil?

Como sugeríamos la semana pasada, podemos estar en la víspera de una reforma política seria y ambiciosa, quizás insuficiente pero que aún acotada sería el cambio institucional más importante -para bien o mal- en el país desde 1994 y el TLC con Estados Unidos y Canadá. Es posible que en la próxima semana o poco después salga una minuta única del Senado en dirección a la Cámara de Diputados, que contenga al menos los puntos de convergencia más evidentes de las tres propuestas: del gobierno, del PRI y del PRD. El peligro yace en la acepción del término evidente ¿lo importante o lo fácil?Algunos abrigamos el temor de que se pueda caer en una trampa, tendida por los malosos que rodean -aunque no incluyen- a los senadores Beltrones y Navarrete de sacar una especie de porcentaje de bateo aceptable de la suma aritmética de las propuestas. El gobierno formuló 10, el PRI 15 y el PRD 18. Son 43 propuestas, y la aprobación de una docena entre ellas, sin ser un promedio de bateo digno de Ty Cobb, no desmerecería. El problema consiste en cuáles podrían ser esa docena y, sobre todo, si incluyen las más trascendentes y pertinentes, o sólo serían cambios de otra índole. Sin ser insignificantes -suplencia del Ejecutivo, fomento del trabajo legislativo, fuero constitucional, solución de conflictos en materia de límites territoriales (PRI); aprobación bicameral de tratados internacionales, aprobación del Plan Nacional de Desarrollo, del presupuesto y reconducción, juicio político, facultades del Congreso y las Cámaras en materia de investigación, Estado laico (PRD), aumento de votos para que un partido político conserve el registro, dar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación la atribución para presentar iniciativas de ley, facultad del Ejecutivo federal para presentar al Congreso observaciones parciales o totales a los proyectos de ley aprobados por el Congreso (PAN)- siendo de gran calado, como la autonomía del Ministerio Publico, sin venir al caso, no son lo esencial. Las más trascendentes y pertinentes, y por supuesto las más controvertidas, son las que mencionamos en el desplegado "No a la generación del no": reelección de legisladores, referéndum para cambiar la Constitución, segunda vuelta presidencial, iniciativas preferentes, candidaturas independientes.Es cierto que parecería haber acuerdo entre el PRI y el PAN sobre reelección y referéndum, y entre el PRD y el PAN sobre candidaturas independientes, y entre los tres sobre iniciativas preferentes. Pero no sería imposible, por desgracia, que se aprobara una docena de reformas de las que hablábamos, pero sin incluir alguna de esta última lista. Por cierto no menciono las candidaturas independientes entre aquellas apoyadas por el PRI, ya que a pesar del reiterado apoyo del senador Beltrones a los cambios en el Cofipe y su afirmación de que no es preciso cambiar la Constitución, me advierte mi amigo y abogado Santiago Corcuera que no es del todo cierto. En 2007 los legisladores primero incluyeron la prohibición a las candidaturas independientes en lo estatal, local y federal en los art. 41 y 116 constitucionales, para luego arrepentirse y suprimir la modificación del 41, olvidándose de suprimir la prohibición equivalente en el artículo 116, fracción IV, inciso E.La otra trampa ha sido explicitada anteriormente. Reside en la idea de juntar peras con manzanas: reforma fiscal con institucional; o reforma de seguridad e institucional; o reforma de lo que sea e institucional. Es una trampa porque es la mejor manera de sabotear la más urgente, la política, porque es la condición de posibilidad de todas las demás. Me congratulo junto con Héctor Aguilar Camín de que 10% de los mexicanos lo entienda; lamento que el Presidente, los líderes del Congreso y de opinión no le expliquen al otro 90%: sin instituciones que funcionen no se pueden tomar decisiones que sirvan para dar seguridad, educación, salud, empleo e ingreso. No es ciencia oculta. www.jorgecastaneda.org; jorgegcastaneda@gmail.com

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