Ícono del sitio Jorge Castañeda

Corromper a la juventud

¿Las mismas autoridades perredistas del Distrito Federal, promotoras de prohibir los saleros en los restaurantes de la ciudad, ahora van a despenalizar el consumo de la marihuana?Esa izquierda gobernó el adolorido Michoacán y fue capaz -¿por qué olvidarlo?- de abrigar con fuero constitucional a uno de sus diputados, presunto narcotraficante y hermano del exgobernador perredista. ¿Con qué legitimidad histórica plantearán hoy promover el uso recreativo de la popular "mota"?Además, López Obrador ya les prohibió incluso debatir el tema. ¿Qué hará el "progresismo de ocasión" capitalino listo para surfear en esta nueva moda mediática?La despenalización del consumo de cannabis arroja interrogantes, exhibe prejuicios y acarrea temores; pero el horizonte seguro para resolver esa incertidumbre es afianzar la sociedad de libertades.Una crítica. El argumento que ubica a la despenalización como consecuencia del "fracaso" del Estado frenteal tráfico de drogas es muy débil. No se legaliza el consumo de marihuana porque el Estado claudica a reprimir a los delincuentes, ello equivaldría a capitular el uso de la fuerza pública; al contrario, legalizar la marihuana permitirá reorganizar y priorizar mejor esa acción estatal en contra de otras drogas más nocivas, que ni siquiera existían hace unos años.Los "prohibicionistas" se preguntan, con razón, ¿por qué no legalizar también cocaína, secuestro, extorsión? Legalizar la marihuana no es pacifismo, ni dejadez gubernamental frente al delincuente. Es reorientación estratégica de su labor coactiva.La ilícita "intermediación" del crimen entre el ciudadano y el Estado debe combatirse siempre. Jamás puede supervivir un "Estado paralelo" u otro "usuario" de la violencia, aunque se dedique a vender inofensivas golosinas. Hoy la realidad de la fechoría se impone en Michoacán, y el gobierno de Peña ya entendió que la batalla es y debe ser frontal, como la planteó Calderón. Legalizar la marihuana no es ceder la plaza, es permitir una compraventa.Una duda. ¿Y los compromisos internacionales en materia de drogas? Sólo la coordinación regional o mundial acabará con las redes globales del delito. ¿Las medidas nacionales aisladas no fortalecerán a los criminales auspiciados por su gobiernos autoritarios? Pensemos en la producción libre. ¿Vamos a exportar marihuana a Estados Unidos donde está prohibida?¿No será necesario, también, abrir la discusión en la sede ONU?Una certeza. Legalizar la marihuana tiene riesgos, pero liberar su uso debe ser la ruta. Estoy a favor de despenalizar el cultivo, comercio y consumo personal de marihuana.La mejor manera de combatir la adicción a las drogas es avivar la "virtud cívica", de la que habló Sócrates el filósofo griego acusado de "corromper a los jóvenes". ¿El Estado promueve la participación de la sociedad en el combate a los estupefacientes? ¿El ciudadano denuncia, se informa, está atento, impugna o, únicamente, confía en la paternal vigilancia estatal? ¿De qué tamaño es el mérito social frente al delito? ¿Una sociedad quieta gana esta batalla?Es muy difícil "corromper" a jóvenes libres y responsables socialmente. A una comunidad educada con valores y con sólidos lazos familiares no la puede hacer temblar un carrujo de marihuana.Apostilla de corrupción juvenil. En septiembre el PAN elegirá a un nuevo líder juvenil. Durante la Jornada Mundial de la Juventud, en Brasil, el Papa Francisco sentenció: "El futuro nos exige la rehabilitación de la política, que es una de las formas más altas de la caridad". Algunos dirigentes nacionales panistas se ostentan como católicos, apostólicos y "romanos". ¿Acaso son ellos los que intentarán impedir el registro de una mujer que no es católica, como candidata a la Secretaría Juvenil del PAN? ¿Integrismo religioso? Lo que allí se juega no es tema de plazos estatutarios, sino un "futuro político rehabilitado", es decir, la tarea ordenada por el Papa Bergoglio a quienes, sospecho, tantean descarrilar a Fernanda Caso Prado.

Salir de la versión móvil