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Las cifras y las elecciones

Pareciera que gracias a las cifras de reducción de la pobreza (con todos sus bemoles) y de un mayor crecimiento económico de lo previsto en 2023 y 2024, Morena enfrentará menores dificultades para permanecer en el poder. López Obrador y su candidata podrán jactarse de los números de la Enigh y del Coneval —salvo los de salud y extrema pobreza— y de tasas de 3 o 3.5 % de expansión económica, con sus consiguientes aumentos en el empleo y los salarios. Si con el aparato de Estado a su servicio y un cínico pero eficaz empeño por no respetar ninguna de las reglas electorales, López Obrador la tenía fácil, según muchos, ahora con estos nuevos datos, se volvió a cocer el arroz de Aguilar Camín.

Faltan nueve meses para las elecciones, que son una eternidad para una campaña, pero muy poco para la evolución de las ideas o los sentimientos de la gente. Pueden suceder muchas cosas, y de la misma manera en que los acontecimientos recientes parecen favorecer a Morena, los que siguen tal vez inclinen la balanza a favor de la oposición.

Ilustración: Víctor Solís

La economía puede no crecer tanto como se espera, hay signos ya de enfriamiento, tanto en México como en Estados Unidos. La revaluación del peso disminuye el ingreso de las familias que reciben remesas —de 4 a 5 millones, según la fuente— y éste ha sido un factor decisivo en la reducción de la pobreza en los deciles más pobres, salvo el primero. Los gastos en salud de los adultos mayores merman las pensiones de los mismos, y los aumentos prometidos tal vez no se materialicen a tiempo.

La oposición irá unida a la contienda, con o sin Movimiento Ciudadano, pero en un cuadro donde cada vez importa menos. La dinámica del voto útil, junto con la inercia de la unidad y de un proceso de primarias, que en principio va a salir bien, pueden permitirle rápidamente al Frente Amplio situarse en alrededor de 40 % de las intenciones de voto al arrancar la campaña como tal a mediados de septiembre, independientemente de lo que estipulen las normas electorales. Ciertamente, son casi veinte puntos de diferencia, pero con voltear diez, se empareja la batalla.

La candidata de Morena puede o no haber gobernado bien la Ciudad —depende a quién se le pregunte: sus niveles de aprobación han oscilado mucho—, pero como candidata deja mucho que desear. Si su contrincante es Xóchitl, y por lo tanto se neutraliza la ventaja o desventaja de ser mujer, la disputa de personalidades puede ser tan importante como el contexto económico.

Por último, los escándalos de corrupción y los errores de conducción, siempre más frecuentes durante el último año de gobierno que a lo largo de los primeros cinco, pueden debilitar las posibilidades de López Obrador de llevar a la exjefa de Gobierno a la victoria. Desde los libros de texto al desenlace real del Tren Maya, de la refinería de Dos Bocas, de la corrupción en Pemex, CFE, Segalmex, el IMSS y varios otros ámbitos, la lista de riesgos para Morena es larga.

Y una consideración adicional. En el año 2000, la economía mexicana creció más que cualquier otro año desde 1981, y hasta la fecha. Perdió el partido en el gobierno, el PRI de Zedillo. Los votantes reaccionan de manera extraña ante el entorno en el que viven. A ver como anda la cocción del arroz de aquí a principios de año.

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