Sé que es casi una religión en México la patética propensión de querer elevar todo al llamado rango constitucional, creyendo con increíble perseverancia e ingenuidad que incluir un derecho en la Carta Magna automáticamente lo hace realidad.
Sé que es casi una religión en México la patética propensión de querer elevar todo al llamado rango constitucional, creyendo con increíble perseverancia e ingenuidad que incluir un derecho en la Carta Magna automáticamente lo hace realidad.