Mi amigo Joaquín Villalobos es sin duda el mejor "Rubén Aguilar" que ha conseguido Felipe Calderón. Explica con inteligencia, detalle y claridad "lo que quiso decir" el gobierno. Lo ha hecho varias veces en Nexos y en El País. No suelo estar de acuerdo con él. Otros autores en Nexos, este mes Eduardo Guerrero y José Merino, muestran que el incremento de la violencia a partir de 2007 en México es producto de los operativos conjuntos ordenados por Calderón y no al revés, y tienden a contradecir a Joaquín. Pero reconozco con orgullo que mi viejo amigo defiende lo que piensa y piensa lo que defiende.Todo esto viene a colación por los datos recién publicados en EU a propósito de la criminalidad y violencia. En 2010, según el New York Times, "el número de delitos violentos en EU cayó de manera significativa, a su nivel más bajo en casi 40 años, algo extraño ya que contradice la expectativa de que el crimen aumentaría durante la recesión". Los homicidios cayeron 4.4%, la violación 4.2%, el robo de todo tipo 2.8%. Aunque los números en Nueva York aumentaron ligeramente con relación a 2009, el total en ese año llegó a su punto más bajo desde 1963. Los delitos violentos y los de propiedad aumentaron entre 1960 y 1999, pero desde entonces han descendido sistemáticamente, en el caso de los crímenes violentos, a niveles de mediados de los años setenta. Abundan las explicaciones: desde la mayor encarcelación hasta la mayor migración, pasando por mejores técnicas policiacas, o la legalización del aborto a partir de los setenta, etcétera.No sólo no está aumentando la violencia en EU, que según Villalobos sería el único factor que podría llevar a una legalización de las drogas en ese país. Está cayendo incluso en estos años difíciles en materia económica. Al mismo tiempo la sociedad norteamericana, quizás justamente por esta caída en la delincuencia, se ha hecho cada vez más tolerante frente al consumo de drogas: California no es Estados Unidos y Santa Cruz no es todo California. Pero el pasado fin de semana, cuando dediqué varias horas a recorrer su malecón, las calles peatonales y las arcadas de la pequeña ciudad universitaria al sur de San Francisco, comprobé que no se puede caminar más de 10 metros sin recibir el "hornazo" de mota, según me explicaban, de distintas variedades: de las montañas de Santa Cruz, por supuesto de Mendocino, y también de la Columbia Británica, pero por desgracia no mexicana, ya que el control de calidad de nuestros narcos deja mucho que desear, según los consumidores santacruceños.Algunos sostienen que Barack Obama le ha dicho a Felipe Calderón que su tesis, según la cual Estados Unidos no hace nada para reducir el consumo de drogas, es falsa y que le ha dicho que el consumo ha declinado en casi 50% en los últimos 40 años. Esto corresponde sólo en parte a los datos del National Drug Control Strategy, Data Supplement (2010), donde se señala que el consumo corriente, esporádico y permanente de la mariguana, cocaína y heroína bajó a mediados de los años ochenta y se mantuvo estable hasta finales de los noventa, pero vuelve a subir a partir del 2002. Obama también parece que subrayó que EU hace mucho por castigar el consumo, empezando por encarcelar a un número desproporcionado de latinos y negros por delitos menores vinculados a las drogas. De ser cierto, lástima que no le dijo a Calderón que todo esto que EU ha hecho es una estupidez.Lo que sí sabemos es que la violencia en México ha aumentado de manera estratosférica y que sigue disminuyendo en EU; que el consumo de drogas permanece más o menos igual; y que los habitantes de Santa Cruz no están en guerra. ¿A quién le va mejor? ¿Y qué habría que hacer? Según la encuesta de GEA-ISA, por primera vez la mitad de los mexicanos (47%) cree que es necesario continuar por tiempo indefinido la lucha contra el narco, pero la otra mitad (48%) dice que es mejor buscar un acuerdo con las bandas.