Según a quien le crea uno, este domingo habrá candidato o candidata del PAN a la Presidencia o sólo el arranque de la segunda vuelta. Las tesis que sostienen tanto los partidarios de Vázquez Mota como de Cordero son a la vez verosímiles y un poco jaladas de los cabellos. El problema de fondo sin embargo es otro: después de una contienda interna a la vez rasposa y carente de sustancia, ¿cómo le hará la persona ganadora para remontar casi 20 puntos en desventaja en menos de cinco meses de campaña, con una ley electoral que reproduce, casi a la perfección, el status quo ante?La gente de JVM apunta a las encuestas -todas- y alega que por deficiente que sea el padrón, por difícil que sea calcular el porcentaje y características de los "likely voters", no puede haber una diferencia tan grande entre una encuesta como la de Reforma, que le daba 50 puntos de ventaja, y un resultado muy distinto el domingo. La única explicación, según ellos, de tanta distancia entre las encuestas y el resultado, sería la manipulación. No es absurda la conclusión. El equipo de Cordero responde que no sólo es malo el padrón, sino que las encuestas no pueden medir la tasa de participación general y en particular de los activos, ya que éstos se mueven más por los liderazgos locales y estructura partidista, y que con un total de apenas 400 mil votantes probables, cualquier cosa puede suceder. Sobre todo, puede ocurrir lo inesperado, a saber, que los simpatizantes de JVM no vayan a votar (por el puente, y también la insistencia de JVM de que vayan primero a misa y luego a las urnas) y que los de Cordero sí acudan "masivamente". En esta hipótesis, si ella no rebasa los 180 mil votos y Cordero alcanza los 150 mil que dice ya tener desde hace semanas, se irían a una segunda vuelta.En esa segunda vuelta podría desempeñar un papel clave quien es probablemente el candidato mejor preparado de todos (no sólo del PAN), Santiago Creel, quien sin embargo, a pesar de lo que ha aprendido y crecido en estos años, no parece haber podido generar carisma. Pero podría ser el fiel de la balanza si saca 70 u 80 mil votos y si opta acercárselos a uno u otro contendiente en la segunda vuelta. Si lo hace con Cordero, y si el liderazgo del SNTE que a lo largo de estos últimos 11 años ha logrado incorporar al PAN a un número significativo de maestros -30 o 40 mil- en estados como Jalisco, Guanajuato, Baja California, Aguascalientes, le alcanzaría a Cordero para superar a JVM el 19 de febrero.No obstante, el drama es que por distintas razones -la personalidad y la estrategia de los candidatos, la aberrante ley electoral, la prudencia de los medios- la interna del PAN careció de sustancia, señalamiento de errores y aciertos, es decir, de lo propio de una campaña, lo que en sí mismo no tendría nada de grave. Pero dado que los dos contendientes más viables del PAN no han estado en una campaña nacional, ni cuentan con un carisma o experiencia notables, se antoja no difícil sino imposible neutralizar la ventaja de casi 20 puntos que lleva hoy Peña Nieto.La razón más poderosa de esta dificultad no radica en los candidatos sino en la ley. Un estudio del IFE-UNAM sobre distribución de tiempos de noticieros en TV muestra cómo los medios le han otorgado exactamente el mismo tiempo a cada uno de los candidatos: 20%. Si el estudio fuera también cualitativo, el resultado sería el mismo: mismos sound bites y tomas, ausencia de sesgos críticos o adulatorios. Los medios están cumpliendo al pie de la letra con una ley absurda. Pero el efecto de cumplir, sea o no su intención, es evidente: se reproduce la correlación de fuerzas vigente al arranque de la campaña ya que ningún error es señalado, ningún acierto es subrayado, ningún golpe es reseñado y en la noche todos los gatos son pardos. En esas condiciones, y con un aspirante del PAN producto de una interna sin mayor chiste, ¿cómo se cancelan 20 puntos de ventaja?