Es una lástima que gente joven, con educación superior y nivel de politización dude de lo que va a suceder el domingo. Una lástima porque aún con incertidumbres, lo más importante de la elección ya se jugó. De acuerdo con encuestas publicadas ayer, Peña trae una ventaja de 16 puntos sobre López Obrador, que a su vez trae una ventaja de 5 puntos sobre Josefina. A estas alturas parece imposible que se hayan equivocado las encuestadoras, o que una diferencia de esa magnitud entre primero y segundo lugar cambie. El pronóstico: Peña gana entre 8 y 12 puntos. La diferencia en AMLO y VM me parece "too close to call", pero si se sigue generando un fenómeno de voto útil, y si el electorado de izquierda se moviliza más que el del PAN, AMLO puede quedar en segundo lugar.¿Qué más sabemos? Que el PT conservará su registro, junto con el Panal; que el Verde y Movimiento Ciudadano van a estar en el límite. También sabemos con cierta certeza que el PRI tendrá mayoría en el Senado y probablemente en la de Diputados. También sabemos que a pesar del buen papel de Quadri en propuestas y foros, obtendrá más o menos entre 3% y 4%, lo que habría obtenido cualquier candidato del Panal: los votos del magisterio. Por último, todo indica que la participación será de alrededor del 60%.Por desgracia nos va a costar trabajo saber por qué los mexicanos votamos como votamos. En México las encuestas de salida, a diferencia de otros países, se realizan en una urna artificial o bien la tasa de no respuesta crece. Esto vuelve difícil, si no imposible, saber por qué los que votaron por Peña lo hicieron así y no por JVM o AMLO; o por qué los votantes de AMLO actuaron de esa manera. La razón de esta renuencia reside en el miedo a revelar su voto verbalmente a un encuestador afuera de la casilla. Pero podemos aventurar algunas hipótesis.Tres cuartas partes del electorado habrán desistido de votar por alguien asociado al gobierno y partido de Calderón. De acuerdo con la encuesta de Reforma, sólo 3 de cada 10 votantes por Calderón en 2006 lo harán ahora. Es cierto que la gente suele exagerar al recordar su voto de hace 5 años por lo tanto es probable que el verdadero porcentaje sea un poco más elevado. Descontando a nuevos electores todo indica que la merma es elevada. Si a esto sumamos los datos de la encuesta de GEA-ISA divulgada hace una semana, veremos que las tasas de aprobación de la guerra de Calderón se encuentran en sus más bajos niveles: ¿Aprueba usted o desaprueba los operativos realizados por el gobierno de Felipe Calderón para combatir el crimen organizado en el país? Aprueba: marzo 2007, 83%; en junio de 2012, 52%.De esto se deduce una tesis: en la medida en que la situación económica mejora, los temas de seguridad son más importantes. Al preocupar más a la gente y al ver costos y resultados de la guerra, la gente se rehúsa a votar por su continuidad. Ojalá las encuestas de salida ayuden a confirmar o desmentir esta idea.Una última pregunta: ¿la victoria de Peña equivale a una restauración del viejo orden? No será si el PRI ha cambiado o si existe un supuesto nuevo PRI. Es una pregunta diferente: independientemente de cómo sea el PRI de hoy, su candidato, los que lo acompañan y los chips que llevan adentro; lo importante es saber si pueden actuar como antes, queriendo hacerlo o no. Mi respuesta es que no, tal y como lo publiqué en Time, El País y otros medios. No porque piense que el PRI haya cambiado (no lo sé); no porque conozca las convicciones democráticas de Peña Nieto (o su ausencia), sino porque sí sé que el país ha cambiado, que su relación con el mundo es otra, y que efectivamente creo que no es lo mismo ser electo que designado. Una cosa es el dedo del ex jefe; otra el voto de millones de mexicanos. Si no creemos eso, entonces estamos obligados a una de dos: millones de votos son ilegítimos y fraudulentos; o da lo mismo sacar votos que beneficiarse del dedazo. Para mí, no es lo mismo, prefiero votos legítimos que dedazo.