Como es lógico, la horrorosa tragedia de Newtown en EU desplazó todas las demás noticias de las primeras planas de los periódicos del mundo, e incluso de México. Por otro lado, los múltiples anuncios del nuevo gobierno mexicano también han robado cámara, con toda razón. No obstante, quizás lo más importante sucedido en estos últimos días, aunque obviamente no lo más impactante, fueron las declaraciones del presidente Obama sobre la legalización de la marihuana en Washington y Colorado. Dichas declaraciones fueron hechas en una entrevista difundida el viernes pasado por la ABC.La trascendencia de sus respuestas la captó mejor que nadie Ethan Nadelmann, el presidente de la Drug Policy Alliance, en un artículo del Huffington Post, publicado ese mismo día. Resaltó tres comentarios de Obama. El primero fue que no le va a asignar una alta prioridad a la persecución de consumidores, productores y vendedores de marihuana en esos estados. Como dijo Obama, hay peces más gordos en nuestra agenda. En otras palabras, ante la disyuntiva de hacerse de la vista gorda en estos dos estados, o enviar a la DEA, el Buró de Alcohol, Armas de Fuego y Tabaco o a la Guardia Nacional para encarcelar a todos los fumadores recién legalizados, Obama claramente optó por lo primero. Esto, que muchos hubieran querido que hiciera hace tiempo, probablemente se convierta en un acicate para otros estados, ya que la derrota de la iniciativa de legalización en California en 2010, por ejemplo, puede atribuirse en parte a la amenaza del gobierno federal de invalidar cualquier decisión estatal que se tomara. Los jefes de estados aliados de Washington en la guerra contra el narco podrán, erróneamente, reclamarle a Obama lo que quieran: ya dijo que no le va a entrar.El segundo comentario subrayado por Nadelmann es más importante. Se trata del agregado "en este momento" a su respuesta a la pregunta de la periodista Barbara Walters a propósito de su postura personal sobre la legalización de la mariguana. Obama contestó que no apoyaba la legalización "en este momento". No significa que Obama vaya a cambiar de postura la próxima semana o el mes que entra, pero gente que conoce su modus operandi dice que va a empezar a acercarse a una posición más favorable conforme la opinión pública cambie en la misma dirección. Y como se sabe por encuestas posteriores a la elección de noviembre, más de la mitad de los americanos ya están a favor de legalizar la marihuana. El último comentario fue el más importante, y se refirió justamente a la contradicción entre la legalización de los dos estados y la Federación: "este es un problema difícil porque el Congreso aun no ha cambiado la ley… yo encabezo el poder ejecutivo, se supone que nosotros aplicamos las leyes. Y por tanto vamos a necesitar una conversación sobre cómo se concilia una ley federal que sigue considerando el consumo de la mariguana como un delito federal y leyes estatales que para las cuales ya no es un delito", la clave está en la palabra conversación, entiéndase nacional, y en el hecho de que Obama no sostiene, en automático, que la ley federal se impone por principio a las estatales.¿Qué importa todo esto? Mucho. La mejor manera de comprobarlo sería que una entidad federativa mexicana, por ejemplo el DF, aprobara como ya lo ha hecho a propósito del aborto y de los matrimonios del mismo género, una iniciativa legalizando el consumo, la venta y la producción de marihuana en el DF. Esto contravendría la legislación federal mexicana así como los tres instrumentos internacionales que México ha firmado y que siguen considerando a la marihuana como una sustancia de categoría uno ilícita y nociva incluso para fines médicos. El gobierno federal mexicano enfrentaría el mismo dilema que Obama: interponer un recurso de inconstitucionalidad contra el DF, o también hacerse de la vista gorda. Para empezar, tal vez resultara interesante levantar una encuesta en el Distrito Federal sobre la legalización.