Es bueno que se puedan dar madrizas con el Estado mediante la confrontación jurídica en una Corte internacional como la Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José, Costa Rica. Mejor aun si se le puede derrotar aunque sea parcialmente, como es el caso.Siempre será preferible librar batallas por medios pacíficos, en lugar de sufrir la violencia estatal, como ocurrió durante décadas a los disidentes en México. Y a veces se produzcan hechos inadmisibles como la desaparición de los dos miembros del EPR. Es gratificante para todos los ciudadanos mexicanos que, por primera vez, la CIDH haya condenado al Estado mexicano ha realizar las adecuaciones pertinentes en la legislación para proteger los derechos humanos en materia electoral.Doble madrazo al Estado.1) Se admite juzgarle y 2) se le instruye a realizar adecuaciones en su legislación.Tienen importancia aun cuando la CIDH no haya considerado que la negación de candidaturas independientes, constituye una limitación aberrante a los derechos humanos y que, incluso, contraviene lo establecido en el artículo 35 de la Constitución. Es un primer paso en camino hacia romper el monopolio de la partidocracia. Como casi nadie propone hoy romper con la legalidad y la institucionalidad —ni siquiera los que consideran espurio al actual gobierno y cuando más intentan (a veces si y a veces no) la revocación de su mandato por vía institucional— para ganar en éste asunto (candidaturas independientes) como para cualquier otro hay que ir poco a poco, dándose algunas madriza con el Estado.Nada garantiza, sin embargo, que ésta ruta gradualista avance sin tropiezos e incluso le ocurran retrocesos. Tal fue el caso en la lucha para sacar al PRI de la Presidencia, a pesar de que fue la estrategia de todas las oposiciones por dos décadas, cuando se consumó no se tradujo en una ruptura con el viejo régimen.Cada día se requiere asumir los costos de una lucha reformista y también saber ganar y abandonar la cultura victimista. Sólo a los que practican una política esquizofrénica, les puede ser indiferente ir ganando batallas al antiguo establecimiento de la presidencia imperial, máxime cuando el gobierno de Calderón actúa favoreciendo la restauración priista. Como lo hizo en el caso Castañeda y lo ha hecho en otros asuntos.Como sea (mamón o no) Castañeda ha dado un buen madrazo al Estado