Entrevista a Jorge Castañeda, Profesor de Estudios Latinoamericanos de la U. de Nueva York.Por su incapacidad para llevar a cabo proyectos importantes como la inmigración, la reducción de tarifas para el etanol o los TLC que tiene pendientes, “Bush ha dejado un vacío de liderazgo en América Latina que con razón ha llenado Chávez”, dice Jorge Castañeda. Enfático, el ex secretario de Relaciones Exteriores de México y profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Nueva York critica la desidia de Washington con la región en los últimos siete años. “Es un vacío de realidades”, dice . En entrevista con Felipe Aldunate M., director editorial de AméricaEconomía, habló además sobre el rol de México en la región, la rivalidad con Brasil y analizó críticamente algunos de los proyectos emblema de Felipe Calderón. Felipe Calderón prometió darle más atención a América Latina y recuperar un liderazgo regional. ¿Lo ve posible?Lo primero que hay que recordar es que México nunca ha tenido liderazgo en América Latina. México siempre ha estado solo en América Latina, pero en posiciones correctas. Estuvimos solos cuando nos opusimos al derrocamiento de Arbenz en Guatemala en 1954, solos cuando fuimos el único país en no romper relaciones diplomáticas con Cuba; solos cuando nos opusimos al golpe de Pinochet y abrimos las puertas a los exiliados; solos cuando apoyamos a los sandinistas en Nicaragua y al FMLN en El Salvador… Es decir, México nunca ha ejercido liderazgo en América Latina, eso es un mito mexicano. México ha brillado en América Latina cuando ha estado solo contra los demás latinoamericanos. Entonces retomar un liderazgo que nunca ha existido es un poco absurdo.¿Pero puede conseguir hoy un liderazgo regional?El problema hoy en América Latina para México es que la región está dividida. Entonces tener un protagonismo es muy positivo e importante, pero implica tomar partido en una región diversa. Y a Calderón le cuesta mucho trabajo tomar partido. Por razones internas él está más bien con Chávez, con La Habana, con Evo Morales, con Correa, con Kirchner. Pero por razones externas y de convicciones propias, porque, Calderón es demócrata, es un tipo convencido de la economía de mercado, está más en el campo de Chile, Brasil, Uruguay, Perú, Colombia. Entonces esa situación lleva al resultado actual que es la parálisis. Sin tomar partido no se puede avanzar, y Calderón no puede tomar partido entre estas diferencias en sus exigencias internas y sus convicciones externas.En los últimos meses, el centro de gravedad de la relación de EE.UU. con la región pasó de México a Brasil…Sí. Calderón ha decidido que está dispuesto a pagar cualquier costo para mantener una alianza con el PRI, dentro de México, para sacar adelante una serie de reformas que el país sí necesita. Y dentro de los precios que debe pagar y está dispuesto a pagar es un cierto alejamiento de EE.UU. y un cierto acercamiento retórico a La Habana, a Chávez, a las hermanas repúblicas, a toda la retórica americanista un poquito pueril, un poco infantil, pero que sí les gusta mucho a los priistas.¿La alianza de EE.UU. con Brasil es una cosa de principios o más funcional frente al etanol y el tema Chávez?No tanto. Es muy claro el contraste de cuando Bush va a São Paulo y a Lula no le da vergüenza que Bush lo abrace y se agarren. Mientras que Calderón en Mérida hace acrobacias y malabarismo para no darle un abrazo. Es muy típico, Brasil es un país muy seguro de sí mismo. Aunque Lula tiene un ala izquierda, no le da vergüenza defender los intereses nacionales de Brasil y si para eso hay que abrazar a Bush, pues lo abraza. Calderón en cambio siempre está viendo hacia la galería interna mexicana, siempre. Y entonces eso lo inhibe mucho.Para varios observadores, las últimas acciones de Brasil –lanzamiento de la Comunidad Sudamericana de Naciones, Cumbre Energética Sudamericana- tuvieron como objetivo aislar a México en la región para favorecer el liderazgo brasileño en Sudamérica. ¿Coincide con esta visión?Por supuesto. Desde la primera cumbre que inventó Cardoso en Brasília en agosto de 2000 ya se intentó excluir a México, esto no tiene nada nuevo. Esto ya es un viejo proyecto brasileño que además corresponde a las realidades geopolíticas. América del Sur es una zona donde la hegemonía brasileña es inescapable. Y la Cuenca del Caribe, si México quiere ejercer liderazgo allí, es una zona donde el liderazgo mexicano es inescapable. La única diferencia es Chile, que por razones geográficas le tocaría vivir bajo la economía brasileña, pero por razones culturales e internacionales está mas cerca de México.¿La amenaza de la nacionalización de las plantas de Cemex en Venezuela puede dar inicio realmente a una disputa ideológica por la región entre Chávez y Calderón? ¿Calderón jugará fuerte en esa línea o no lo hará para no recibir críticas internas del PRI y el PRD?Yo ubicaría el tema Cemex en un contexto más amplio: en los últimos 10 años ha surgido una serie de actores globalizados que no existían antes en América Latina. Principalmente empresas, pero también partidos políticos, instituciones académicas, sindicatos, que ya son actores globalizados como en Europa, como en EE.UU., como en Japón, Canadá. Estas empresas y estos actores globalizados se encuentran en una situación muy complicada porque no están acostumbrados a esto. Lo último que le podría pasar por la cabeza a Lorenzo Zambrano, presidente de Cemex, era que un día él sería víctima de un tipo de postura como la de Chávez, que lo quiere obligar a vender más barato y a exportar menos y, si no lo va a nacionalizar, y si lo nacionaliza no le va a pagar o si le paga no le va a dejar sacar el dinero, etc.¿Y en el caso de Cemex y Chávez?Es una situación inédita para todos estos actores globalizados. No saben qué hacer. Sus gobiernos no saben qué hacer. El gobierno de Calderón no tiene la más remota idea de qué hacer con las amenazas a Cemex ni con las denuncias de Correa contra Slim. Kirchner reacciona muy fuerte ante la amenaza de Techint, pero tampoco come lumbre, porque necesita a Chávez para su Banco del Sur y para que le siga comprando papel y todo eso. El Estado chileno claramente no tiene la capacidad para promover la salida hacia el extranjero de estas empresas que sí están buscando salir.Pero es un caso que vamos a ir viendo en Venezuela, Bolivia y Ecuador cada vez más frecuentemente. Chávez está siguiendo una política muy audaz, quizás temeraria, pero para nada tonta, que consiste en amenazar a todas estas empresas con nacionalizarlas, pero no para nacionalizarlas sino para obligarlas a actuar de una manera distinta, para renegociar los términos de entendimiento: que vendan más barato, que exporten menos, que subsidien, que paguen más impuestos, que tengan menores ganancias… Es un dirigismo económico muy vigoroso. A la larga, no creo que funcione, pero no es nada tonto.Usted ha hablado de la posibilidad del surgimiento de un conflicto armado en América del Sur. ¿Lo ve como una alternativa real? No sé si armado, como tal, pero hay armas. Rusia instaló una fábrica de fusiles AK47 en Maracuay, cerca de Caracas. Las armas se suelen comprar en cantidades masivas para usarlas o para defenderse de otros que las usan. O para amenazar con utilizarlas, o para entregárselas a quienes sí las utilizan. Es decir, veamos de una manera muy chilena: si en lugar de haber 15 cubanos en el GAP en septiembre de 1973 con 10 fusiles AK47, uno de los cuales tenía el propio Allende, hubiera habido mil cubanos en el GAP y todos armados hasta los dientes, quién sabe qué hubiera pasado.Ahora hay mil cubanos y no son mil, sino muchos miles en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador, en Nicaragua. Y con las armas provenientes de la fábrica que Putin le está poniendo a Chávez en Maracay.¿Cómo definiría la posición que EE.UU. tiene actualmente en América Latina?Ha sido una abdicación de responsabilidades inmensa donde la imposibilidad de Bush de llevar a cabo cambios o reformas que tengan interés inmediato ha sido muy palpable. El problema migratorio es el más importante. Pero pasa lo mismo que el arancel sobre el etanol para Brasil, los acuerdos de libre comercio para Panamá, Perú y Colombia. Vamos a ver si salen. El que peligra más es el de Colombia y los otros ojalá ya estén resueltos pero tengo dudas. Pero si vemos los casi siete años de Bush vemos que en muchos casos no ha podido llevar a cabo los cambios que hubieran sido importantes para América Latina y por tanto han dejado un vacío que ha llenado, con toda razón, Chávez.¿Es el vacío de liderazgo que muchos postulan?No es un vacío de liderazgo, sino de realidades. Si Bush hubiera sacado su reforma migratoria desde el primero o segundo año, como se lo prometió a Fox, si hubiera sacado los tratados a tiempo –el de Colombia lleva cinco años, está atorado–, si Bush hubiera sido más proactivo en todo esto, habría ayudado mucho.Usted ha sido crítico en la guerra de Calderón contra el narcotráfico…Más que crítico, tengo tres dudas. La primera es si realmente esto fue algo que se pensó a fondo antes de llegar al poder. Con todos los acontecimientos de esos meses y con el nombramiento del equipo de seguridad al mero final, no veo muy bien cuándo se pensó realmente con todas sus ramificaciones, consecuencias, necesidades, exigencias, etc.La segunda es si se tomó la decisión por razones que tienen que ver con el narco o si se tomó por razones que tienen que ver con la necesidad mediática de establecer una legitimidad y un mando frente a los cuestionamientos que hubo de la elección. Y la tercera duda que tengo es a dónde va esto. La respuesta que muchos dan es que no quedaba otra alternativa. Ésa no es una buena respuesta. En política siempre hay alternativas. Hay muchas maneras de librar una guerra, pero en esta guerra yo por lo menos no entiendo cuál es el objetivo. ¿El objetivo es controlar al narco? ¿Volver a meter debajo de las piedras? ¿Sellar la frontera sur? ¿Combatir el consumo en México, que es el origen del descontrol? México es un país de tránsito y productor de estupefacientes para la exportación, y ahora se volvió desde hace unos cuatro años en un país de consumo, es muy distinto.Esta guerra no sé contra cuál de todos estos aspectos es y qué objetivos persigue. Son varios y no todos son iguales ni compatibles. Si es una guerra contra el consumo es muy legítima, pero eso se libra de una manera distinta que una guerra contra la ruta a EE.UU. y a su vez se libra de una manera distinta sellar la frontera sur para que no entre la droga.La mayor crítica es por el uso de la fuerza militar en labores policíacas.La diferencia con la postura de Zedillo y Fox es que recurriendo ellos también a las fuerzas armadas, porque no tenían otro instrumento a la mano, trataron de ir construyendo una fuerza civil policíaca nacional militarizada, que es la PCP. No ha resultado todavía, no ha crecido lo suficiente, no se le ha invertido lo suficiente. Pero con ella existía al menos la teoría, que algún día se podría prescindir de las fuerzas armadas porque habría una alternativa Calderón pa