Una de las consecuencias del Pacto por México fue debilitar y dividir a los partidos de oposición involucrados. Se ha comprobado con el PAN, atomizado en corrientes y candidatos dispersos, y sobre todo en el PRD. Ante esta consecuencia, este último ha optado por un recurso extraño e innovador: buscar un presidente externo, independiente de las tribus, susceptible de traer aire fresco. A priori, no parece mala idea.
La llegada de Agustín Basave a la dirección del PRD solo asegura un porvenir venturoso si se cumplen dos condiciones, que en realidad es una, y depende de la independencia del nuevo presidente. Por una parte se trata de que el rostro mediático y unificado del PRD dirija la mirada hacia la sociedad, no hacia la lucha interna, y hacia la sustancia, no hacia los debates de procedimiento que a ese partido fascinan. Por la otra, Basave tendrá que abandonar lugares comunes y definiciones abstractas en los pronunciamientos públicos propios de todos los políticos mexicanos, particularmente los de izquierda.
En aras de serle útil a un colega a quien conozco desde 1993, van algunos ejemplos de definiciones concretas para que estrene su liderazgo con bríos de renovación. Derechos humanos: ¿El PRD cree que hay una crisis generalizada en esta materia, o no? ¿Considera que debe haber más cooperación, vigilancia e injerencia externa en este rubro —Ayotzinapa, Tlatlaya, Tanhuato, Apaztingán—, o no? ¿Debe haber un mismo rasero para todos los responsables de violaciones de los derechos humanos, desde policías municipales hasta la jerarquía del Ejército?
¿Avalará el Sistema Nacional Anticorrupción para quedar bien con el PRI y el PAN o lo reprobará por carecer de garantías mínimas de autonomía, ejercicio de la acción penal, injerencia judicial y vinculación externa? ¿Combatirá, en Cámaras y tribunales, los casos emblemáticos de corrupción en los estados, municipios, y a nivel federal?
En materia sociocultural, ¿luchará con iniciativas concretas y recursos por la extensión de derechos en toda la República (aborto, mariguana, matrimonios gay, voluntad anticipada)? Y en el ámbito internacional, ¿luchará por impedir y denunciar el inminente fraude electoral en Venezuela? ¿Cree que México debe responderle a Trump en EU, donde cuenta, o solo en México, donde no importa?
En su primer discurso, Basave no pudo ir más allá de las generalidades. Pero pronto deberá determinar si la resistencia del PRD a asumir definiciones concretas se debe a las peculiaridades de la clase política mexicana, incapaz de cualquier toma de partido, o a las fracturas internas del PRD.