El discurso del presidente Peña Nieto en Nueva York es bienvenido. Consecuencia de su acierto de corregir el error cometido al decidir inicialmente no ir a la ONU, es un texto que contiene elementos nuevos importantes, positivos y dignos de ser apoyados. Como la sustancia de la nueva postura del gobierno en materia de mariguana y drogas será apenas anunciada mañana, me remitiré solo a temas discursivos de este pronunciamiento:
1) EPN supo escuchar las críticas de quienes hemos manifestado que todo esto no funciona. Podemos colgarnos estas medallas asociaciones como México Unido contra la Delincuencia y SMART, y personas como Fernando Gómez Mont, Pedro Aspe, María Elena Morera, Juan Ramón de la Fuente, Héctor Aguilar Camín, Ángeles Mastretta y yo, por haber estado fastidiando sobre este punto; en mi caso, desde 1999. Aplaudo que reconozca que la guerra contra las drogas impuesta al mundo por EU desde los 70 ha sido un fracaso.
2) Peña reconoce que México ha pagado un precio “excesivo” en vidas, violencia y familias destruidas. También es para aplaudir, en la medida en que, desde el gobierno de Echeverría hasta la mitad del sexenio actual, han sostenido exactamente lo contrario. Por lo menos en la retórica, hay un cambio importante.
El elemento que faltó en el discurso, en mi opinión, es aquel referente a los instrumentos jurídicos internacionales, suscritos por México, a propósito de las drogas. Creo que el Presidente debió haber dicho con claridad que apoya la interpretación de dichos instrumentos; que considera, al igual que Uruguay y otros países, que cada nación puede interpretar esos instrumentos como mejor le parezca. EU ha aceptado esta tesis y no veo por qué México no pudo haberla hecho suya en esta situación tan importante para el país. Creo que ese fue un vacío que dejó el discurso y que habría que rectificar.
Sin embargo, la gran contradicción que existe entre el discurso del Presidente de antier y probablemente del de mañana, y las políticas públicas concretas puestas en práctica por su gobierno de manera cotidiana, se puede leer en cualquier noticiario o periódico de nuestro país. Me refiero a las noticias de todos los días de plantíos de mariguana y amapola erradicados, tropas desplegadas, retenes militares, narcotúneles y personas detenidas por narcomenudeo.
Si la guerra contra el narco ha fracasado, ¿por qué seguir con ella? Si la guerra impuesta por EU no ha rendido resultados y ha obligado a México a pagar un precio excesivo por ella, ¿por qué seguir librándola? Si la política prohibicionista ha fracasado, ¿por qué seguir con ella cuando unilateralmente se pueden tomar decisiones más importantes? Si todo el esquema punitivo ha fracasado, ¿para qué seguir insistiendo en la reducción de la demanda de los países consumidores cuándo lo que están haciendo es exactamente lo contrario?