Carritos ilegales Jorge G. Castañeda18 Jun. 08 Hace casi 20 años pregunté a José Andrés de Oteyza, director de ASA, ¿por qué no se podían sacar los carritos en el AICM de la zona del equipaje? Me respondió que no habría cómo evitar el robo. Como Oteyza era y es un hombre inteligente y honesto supuse que en eso consistía la explicación y que con el tiempo, como en el resto del mundo, ASA encontraría la manera de remediar el asunto. Pasaron casi dos décadas y no aparece la fórmula.Como quizás sepan los lectores, el domingo al llegar a la T1 subí dos maletas y mi computadora en un carrito y me propuse indagar si lo que había escuchado era cierto: que desde que se permitió la salida de carritos en la nueva T2 ya se podía hacer lo mismo en la T1, toda vez que el espacio entre los postes a la salida de la aduana fue ensanchado y así se podría pasar con el carrito y dejarlo en algún lado, como en la T2.Mi sorpresa fue cuando un policía auxiliar del Distrito Federal me indicó que estaba prohibido alejar el carrito de la zona de maleteros y llevarlo hasta mi auto. Al seguir mi camino se juntó una decena de policías, empeñados en no permitirme avanzar y en detener al "carrito ilegal"; no a mí ni a mis maletas. Dichos policías, con su jefe que pronto se apersonó, me dijeron que estaba prohibido porque era el reglamento, les respondí que en ese caso lo entendía, pero que me mostraran el reglamento. Pasé casi una hora (en efecto, mi ocio actual me permite el lujo de dedicar una hora a este asunto) discutiendo con ellos, en presencia de los amigos maleteros, quienes me repetían una y otra vez que "hay un acuerdo entre el sindicato y la policía para proteger la chamba".Al día siguiente, Leslie Gómez, la muy profesional reportera de Reforma, buscó el reglamento por todo el aeropuerto y obtuvo una perla de explicación de José Luis Uribe, vocero del AICM: "El reglamento es secreto porque afecta la seguridad nacional". Leslie ya lo encontró y dice que en la T1 está prohibido, pero en la T2 ni se mencionan los carritos. Ahora bien, ¿qué diablos importa esto?En primer lugar, hay un problema de empleo y adaptación a nuevas realidades. En un país donde millones carecen de empleo, el que se pierdan algunos de ellos, por el motivo que sea, es de lamentarse. Y sin duda el poder cada quien llevarse su carrito va a redundar en menos trabajo, propinas y empleos para maleteros. Este hecho debe de ser remediado: por el sindicato, el aeropuerto y la Secretaría del Trabajo, pero no por millones de usuarios. Uno de los primeros líderes del movimiento afroamericano en Estados Unidos fue A.P. Randolph que sindicalizó en los veinte a los maleteros de la red ferroviaria; con él la Brotherhood of Sleeping Car Porters fue el primer sindicato negro consolidado en ese país y que tuvo importantes conquistas, pero con el tiempo la realidad de los aviones hizo que el sindicato se desvaneciera. Lo mismo está sucediendo con el sindicato de maleteros del AICM y con muchos otros.La peor manera de proteger empleos obsoletos es permitiendo abusos por parte de micromonopolios que pululan en el país. No se puede criticar a los megamonopolios económicos, mediáticos, públicos y privados, y sobre todo sindicales sin criticar a los minimonopolios, también sindicales.Pero al mismo tiempo que es preciso reconocer la vigencia del tema del empleo, también hay que aquilatar la vigencia de una libertad básica: la del pasajero de escoger entre contratar los servicios de un maletero, cargar su equipaje o transportarlo en un carrito. Esto sucede en prácticamente todos los aeropuertos del mundo, donde la proclividad a "robarse" carritos debe ser como la de México. Además resulta difícil de entender por qué habría más "robacarritos" en la T1 que en la T2.Y por último hay un tema de colusión y corrupción. No se necesita ser Holmes, Poirot o Lupin para entender que los maleteros de T1 no podrían por sí solos impedir que los pasajeros saquen los carritos. Eso sólo lo pueden hacer los policías. Nadie puede concebir que la policía del Distrito Federal le haga esta faena a los maleteros por solidaridad o generosidad. Está coludido el sindicato de maleteros con la policía auxiliar del Distrito Federal, comisionada al aeropuerto.Entiendo que mi amigo Luis Téllez acepte, como miembro del gabinete, la defensa de ciertos megamonopolios, pero sorprende que proteja un minimonopolio sindical, colocando letreros que prohíben la salida de los carritos en la llegada internacional de la T1. Seguir avalando esa corrupción, por pequeña que sea su escala, equivale a tolerar complicidades mucho más perniciosas para el país.