Algo que valga la penaPor Jorge G. CastañedaReforma(17-Sep-2009).- Se pueden extraer algunas lecciones de las primeras acciones del "nuevo" Calderón. Me refiero a las vicisitudes del impuesto de 2% para el combate a la pobreza, que no ha encontrado buena fortuna en sus primeras semanas de vida. Esto no significa que no vaya a prosperar, ni que sea un desatino. Sí implica que en algunos aspectos el "nuevo" Calderón se parece mucho al "viejo" Calderón, que a su vez se parece, en esto, a Fox y a Zedillo desde 1997.Reitero que la idea de un impuesto del 2% al consumo etiquetado para el combate a la pobreza, en particular para Oportunidades, es buena idea. El que finalmente las autoridades acepten el principio de etiquetación es un gran avance, que para no variar ha tardado en llegar a México. La discusión es otra. Si le damos al Ejecutivo el beneficio de la duda -y en este caso es imperativo- es de suponerse que Gómez-Mont y Carstens "plancharon" el 2% con el PRI antes de proponerlo. En otras palabras, hicieron más o menos lo mismo que Calderón con el IETU en el 2007, que Fox con el IPI y Elba Esther Gordillo a finales de 2003, y que Zedillo con el PAN, el IVA en 15% en 1995: acordaron su propuesta con el principal partido de oposición antes de enviarla y divulgarla.El problema es que por lo menos desde el 2000 "el" principal partido de oposición no existe. Los tres partidos tienen profundas divisiones internas y no hay con quien forjar consensos. Fox pactó con Beatriz Paredes en 2001 su IVA "copeteado" y con Elba Esther su IPI; pero ni Paredes ni Elba Esther controlaban ya a sus huestes. Y no hay por qué pensar que Calderón no haya acordado el 2% con Beltrones y tal vez con Paredes, pero no ejercen dominio sobre sus bancadas.Esta dinámica no entraña necesariamente rechazo. Zedillo sí logró el apoyo del PAN al IVA en una de las dos Cámaras; Fox fracasó porque Montiel y Madrazo lo traicionaron al final; y Calderón transformó el apoyo de Beltrones y de Gamboa en votos suficientes a favor del IETU (al costo de una desastrosa reforma electoral). Pero esta estrategia sí encierra otras desventajas, casi comparables con el fracaso.Si el 2% avanza, y espero que así sea, tendrá que salvar escollos que lo pueden volver inviable, irrelevante o costosísimo. Inviable: si los coordinadores de las bancadas del PRI permiten que sus tropas despotriquen contra el IVA disfrazado -sumándose al "coro fácil" del PRD- para desahogar sus pasiones populistas y antipanistas en gritos y sombrerazos, luego no va a ser fácil que den media vuelta y voten a favor, aunque esa haya sido la intención desde un principio.Irrelevante: pactar con la cúpula una fórmula de compromiso de por sí ya diluida contiene el riesgo, en las circunstancias imperantes desde 97, de tener que volver a pactar para recuperar las adhesiones que se perdieron en el camino por el griterío. Si el pacto es sobre el 2%, y hay que negociar de nuevo, Hacienda se puede quedar con 1%, es decir, con un monto caro políticamente y financieramente insuficiente.Y tercero, esta táctica tal vez resulte costosísima. No es imposible que la condición para que el PRI apruebe el 2% sea que no sólo esté destinado a Oportunidades, sino que todo el programa se vaya a los gobiernos de los estados, es decir, a un hoyo negro. En ese caso, saldría mucho más caro el caldo proverbial que las albóndigas fiscales.Por eso conviene preguntarse si el "nuevo" Calderón, posterior al 2 de septiembre, no es el mismo de siempre: el que busca a como dé lugar llegar a acuerdos con el PRI, aunque el precio sea la sustancia del pacto. Quizás hubiera sido más congruente una propuesta del "nuevo" Calderón de un IVA uniforme, de 15%, incluyendo frontera, medicinas, alimentos y todas las demás exenciones o tasas cero. A sabiendas de que no salía, pero que con la misma etiquetación que el 2%, aunque más detallada porque es más lana, hubiera puesto en más apuros al PRI. Pero por algo que valiera realmente la pena.