”La gente apoya la guerra contra la droga cuando es algo abstracto”Para el ex canciller mexicano, Jorge G. Castañeda, el actual gobierno de su país gasta inútilmente sus fuerzas contra los baby cartels en el norte… Pero el gobierno de Calderón se ha dado cuenta y prepara la retirada.América EconomíaLunes 16 de Noviembre de 2009por Rodrigo Lara Serrano ”Lo que sí puede hacer Calderón, es ir bajando el perfil de la guerra contra el narco”, afirmó Castañeda.La guerra contra los carteles de droga en México está irremediable perdida. Nació perdida. Ahora sólo queda abandonarla y decir, mentirse, que se la ganó.Esa es la tesis principal de “El narco: la guerra fallida”, libro que acaban de publicar Rubén Aguilar V. y Jorge G. Castañeda. Éste último sabe escribir libros en que se apunta con el dedo y se grita “el rey está desnudo”. Obvio. Irritan. Es lo que ocurrió con sus previos “Utopía desarmada” y “Vida en rojo: Una biografía del Che Guevara”. Economista de Princeton, posgraduado en la Universidad de París, gran amigo del régimen cubano en sus mocedades, ex asesor de Cuauhtémoc Cárdenas y Vicente Fox, Castañeda pertenece a la larga tradición de intelectuales latinoamericanos que ofician de políticos y de políticos a los cuales pensar, cambiar de opinión y tener escrúpulos (a la vez) no les parece ni raro ni contradictorio ni reprochable. Para él, la elite política mexicana se apuntará un avance perdurable contra todos los delitos si logra crear una policía nacional unificada que reemplace a “los 400.000 (policías) municipales y estatales que todos están podridos”.-En el libro se asevera que ni el consumo ni la violencia habían aumentado en México para justificar el comienzo de la guerra actual contra las drogas que lanzó el presidente Calderón. ¿Cuál es la razón entonces de esa guerra?-Lo que nosotros concluimos, más por deducción que por otra cosa, es que -si las razones que ha esgrimido el gobierno son falsas- la única explicación es política. Calderón pensó, creemos nosotros, en noviembre de 2006, que llegaba a la presidencia tan debilitado, tan acotado por el magro resultado electoral; por las protestas, por las acusaciones de fraude (todas ellas, en nuestra opinión, falsas), que necesitaba dar un golpe de mano. Un poco al estilo de todos los presidentes mexicanos. Y el golpe que se le ocurrió fue meter al Ejército a la lucha contra el narco para subrayar su carácter de comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Para mostrar que tenía el control de las FF.AA. Que estaban con él. Que no había ninguna distancia entre él y las FF.AA. Y en algo que creían, con una mala lectura de las encuestas, que la población sentía como un problema primordial. Que sería relativamente sencillo meter al Ejército, limpiar un poco y luego salirse. Eso no resultó.-A tres años de esta medida, ¿cuáles son las perspectivas de escenarios o de una resolución posible?-En tres semanas se cumplen tres años. Entonces, es la mitad del sexenio que ya se fue. Esto no es algo que está recién empezado. Recién iniciado, no. Creo que las perspectivas o de logros, como siempre, son nulas. En esto no se gana. En esto, incluso, es muy difícil siquiera, avanzar. Lo que sí puede hacer el presidente Calderón, y parece que está empezando a hacerlo, es -por la fuerza de los hechos- ir bajando el perfil de la guerra contra el narco, dentro del conjunto de las actividades gubernamentales. Insistir más en la economía. Insistir más en el empleo. Insistir más en la lucha contra los monopolios y por la competencia. Insistir más en reformas institucionales que México necesita desesperadamente. E insistir cada vez menos en el narco. Entonces, simplemente por default casi, pues va a ir disminuyendo la importancia de la guerra y un buen día cantar victoria, retirarse y ya. Obviamente sin haber ganado, pero no importa. Esto nunca se gana igual. Cantar victoria simplemente significa una declaración tan cierta como cualquier otra.-¿Esto no podría afectar al Ejército mexicano como institución?-No es una buenísima idea. Pero es mejor que seguirlo exponiendo a todo tipo de desgastes. De problemas de imagen. Porque la gente apoya la guerra contra la droga cuando es algo abstracto. Es decir, los habitantes del Distrito Federal apoyan la guerra en Ciudad Juárez, pero los de Ciudad Juárez no la apoyan en Ciudad Juárez. Entonces sí, el riesgo para el Ejército de cantar victoria y retirarse es elevado. Pero el riesgo de seguir por esta vía también es elevado.-En voz baja, muchos gobiernos admiten que el paradigma prohibicionista fracasó. ¿Qué opciones quedan en particular para México?-Creo que quedan dos, principalmente, pero de la mano con Estados Unidos. Porque México no puede actuar solo en esta materia. Justamente debido a la cercanía de EE.UU. Uno es trabajar hacia la despenalización del consumo de marihuana, que es la droga más consumida en México y en EE.UU. Por el mayor número de gente. Y es la droga que, en principio, según dicen los americanos, todavía les genera las mayores ganancias a los carteles mexicanos, aunque no es la que mayores ganancias genera por kilo o gramo, pero sí en términos absolutos. Y por el otro, caminar también hacia la despenalización y tratar como un tema de salud la heroína. En México no es un problema grave, pero sí lo es en EE.UU. México sí es un productor importante de heroína. Existe la posibilidad, en esos dos frentes, de avanzar en el entendido, real, de que el problema central sigue siendo la cocaína. No porque México sea productor, que no lo es, pero sí es un conducto para la cocaína que viene sobre todo desde Colombia y, en menor medida, de Bolivia y Perú.-En el libro se habla de sellar la frontera sur. ¿Cómo se llevaría a cabo?-Esto no es algo nuevo. Se había sugerido desde el 98. Desde la época de Zedillo. Que se ha tratado de hacer en la frontera como tal: tierra, mar y aire. Se ha tenido algo de éxito en la parte aérea con avionetas y pistas clandestinas. Mucho menos en la parte terrestre y, sobre todo, en la marítima. Pero lo que han descubierto los funcionarios -que son los mismos, como Eduardo Medina Mora, que estaba en la Seguridad Pública con Fox y ahora en la PGR con Calderón- es que es más factible sellar todo esto en el istmo de Tehuantepec.-¿Por qué?-Es muy angosto. Son 215 kilómetros. Es plano. Es fácil de vigilar en la parte aérea y terrestre. En la parte marítima tiene la ventaja de que se puede concentrar recursos y fuerzas en los mares de ambos lados, desde una zona muy centralizada. De todo punto de vista es mucho más fácil sellar ahí, que es el lugar más angosto del país, que en la frontera con Guatemala, que está un poco más al sur.Están todos podridos.-Ahora, si el gobierno mexicano quisiera poner en práctica este sellado ¿podría hacerlo? ¿Habría consenso entre la mayoría de las fuerzas políticas para hacerlo?-Depende, porque hay un problema de cooperación de los EE.UU. en esto. México no puede hacerlo solo. Se necesitaría mucho apoyo americano. De dinero, de equipos, de asesoría, de tecnología, de inteligencia. Mucho más de lo que contempla esta cosa que se llama Iniciativa Mérida. Y no sabemos cómo reaccionarían las fuerzas políticas mexicanas ante ese tipo de cooperación mucho más agresiva. Invasiva, llamémosla así.-Avanzar más en el tema de la legalización de la droga, ¿podría ser parte de la plataforma electoral de futuros candidatos a la presidencia?-Tanto así no sé si lo quieran tocar. Es un tema muy radioactivo en México o en cualquier país. Hacer campaña sobre estos temas me parece muy delicado. Me parece más probable que, conforme vaya avanzando la tendencia en EE.UU. -y va avanzando muy rápidamente-, tal vez se pueda lograr que México avance también y que el gobierno adopte una postura un poco más ilustrada. En EE.UU. se está generando una inercia muy fuerte a favor, por lo menos, de la despenalización -llamada médica que, en realidad, es total- de la marihuana. Hay cinco estados adicionales que en los próximos meses van a votar, y probablemente aprobar, leyes locales. Y Obama ya claramente dijo que ya no iba a imponer la aplicación de las leyes federales prohibicionistas en los estados que hubieran aprobado leyes de descriminalización. Eso se vuelve un aliciente para que otros estados hagan lo mismo.-Finalmente, volviendo a México. ¿Podría ser que un saldo positivo de toda esta guerra fallida contra las drogas fuese la creación de una policía nacional unificada de mejor calidad?-Eso es lo que gente como yo hemos venido proponiendo desde hace muchos años. No de ahora. Siguiendo un poco el modelo de Carabineros de Chile, justamente. Esto no ha sucedido, aunque empezó Zedillo a hacerlo en 98 y Fox trató de ir por el mismo camino, pero no encontró el dinero. Y Calderón también, pero no ha tenido la voluntad política ni la eficacia ni la posibilidad de realmente avanzar. Se dice que se está en la víspera de avances muy importantes en esta materia. Pero es sólo un “se dice”.-¿Cuál es el problema?-El problema que hay aquí es doble: se necesitan los efectivos. Gente que haya sido entrenada, formada, equipada en la nueva academia de policía durante un período suficiente como para formar parte de esta policía, siguiendo, insisto, el ejemplo de Carabineros; pero también se necesita crear las condiciones legales y políticas con los municipios y los estados. No sirve de nada que, en lugar de que haya ahorita 25 mil tropas operacionales de la Policía Federal, haya 100 mil si hay 400 mil municipales y estatales que todos están podridos. Que no sirven de nada. Tiene que ser sustitutivo. Tienen que ir poco a poco pasándole la seguridad y el trabajo policíaco, los estados y municipios, a la federación. Pero eso no va a suceder mientras no haya suficientes efectivos, y no va a haber suficientes efectivos mientras no existan las condiciones políticas.-El PAN enfrenta en las próximas elecciones presidenciales la posibilidad de perder. ¿Cabe esperar que el PAN se renueve? ¿Qué haya una nueva generación de dirigentes que estén dispuestos a generar este tipo de reformas?-Bueno, Calderón de algún modo es una nueva generación. Pero, pues se ha visto muy limitado por las circunstancias, por su partido y por sus propias características. Creo que bajo determinadas condiciones el PAN puede volver a ganar la elección presidencial. No soy de los que piensan que el PRI está condenado a ganar o mucho menos. Sin embargo, depende de que el PAN tenga una agenda. Y por el momento, no tiene una agenda para 2012.