Brasileños hablando mal de Brasil

En dos ocasiones Calderón ha recurrido al caso brasileño para fundamentar su exhorto a hablar bien de México: lo hizo con los embajadores a principios del año (algunos pensaron que el reclamo iba dirigido a ellos); y lo hizo ahora al inaugurar la reunión "Compromiso por el turismo con México". Es una nueva versión del viejo llamado priista (la ropa sucia se lava en casa), pero su profundo arraigo priista no le confiere veracidad. Quizás la combinación de provincialismo y prepotencia en Los Pinos surte cada vez mayores estragos: Calderón no sabe muy bien de qué habla cuando se refiere al mundo; y sus colaboradores que sí conocen el mundo no se atreven a hablarle. Según se consigna, el reclamo de Calderón es porque, según él, nunca había oído a un brasileño (dirigente) hablar mal (criticar) de Brasil en el extranjero (en un medio o un foro).Para documentar sirvan algunos comentarios dichos a lo largo del tiempo por líderes brasileños a propósito de su país, gobierno y políticas. Empecemos con las más recientes. En entrevista de Caetano Veloso con la española EFE en noviembre de 2009, el mayor cantautor brasileño contemporáneo afirmó que Lula era un "analfabeta" y "grosero" al hablar y que le gustó romper el "tabú" de no criticar al mandatario "yo no me imagino que en otro lugar se elija a un Presidente que ni siquiera conjugue los artículos con los sustantivos y que tenga 80% de aprobación". En ese mismo mes, el ex presidente Cardoso declaró a la italiana ANSA "critico al mandatario Lula por lo que considero su ADN del autoritarismo popular", afirmó "vamos regresando a formas políticas del autoritarismo militar". Con el título ¿Para dónde vamos? sostuvo que de la boca presidencial salen improperios para matar moralmente a empresarios, políticos y periodistas. En 2005 Jair Krischke, un distinguido defensor de los derechos humanos en Brasil, catalogó al gobierno de Lula como "una tragedia, estamos frente a un asesinato de la esperanza… el país está completamente paralizado… estamos frente a una corrupción muy diferente a la que los latinoamericanos estábamos acostumbrados… el robo de los dineros públicos, individual o de grupo para enriquecimiento personal. Acá se trata de robo para un proyecto político".En ese mismo año en una declaración en La Nación de Buenos Aires que hizo época, Mangabeira Unger filósofo brasileño de Harvard, amigo de Calderón (y mío), declaró -antes de entrar al gabinete- que dicho gobierno era "el más corrupto de la historia de Brasil".El NY Times, en junio de 2005, citó al ex presidente Cardoso en torno a la reelección de Lula en 2006 afirmando que "este gobierno se la pasa corriendo como un pavo borracho en Navidad". El primer vocero de Lula, Ricardo Kotscho, declaró a propósito de la misma coyuntura "que imperaba una atmósfera de deterioro moral, de indignación, de pena, todo el tiempo". A propósito de otro ex Presidente, en septiembre de 2000, en Reforma, citando a France Press, Collor de Mello acusó al entonces presidente Cardoso que el Movimiento de los Sin Tierra ocurría "porque tenemos un Presidente que es un banana -perezoso- que no pone orden en el país".Y por último, R. Zamarripa en Reforma, citando a Lula en su paso por México en 2000, dijo sobre su predecesor "Cardoso es el resultado de una alianza política equivocada. Imaginaba que podía hacer una alianza con la derecha y gobernar posiblemente con un discurso más progresista. Pero sucede que la derecha es mayoría en el parlamento, que la cabeza de Cardoso es la cabeza de la derecha. No hay diferencia en el Cardoso teórico con el Cardoso presidente. El teórico está convirtiendo en verdades lo que él mismo escribía… no lo veo como aliado, nunca, no necesito un papá nuevo". Si nos remontamos al juicio a Collor de Mello en 1992, o al final de la dictadura militar en 1985 y antes, encontraríamos muchos más ejemplos.Se vale hablar bien de México, pero también se vale hablar con verdad sobre Brasil. www.jorgecastaneda.org; jorgegcastaneda@gmail.com

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