Por razones previsibles pero no por ello comprensibles, los datos del Censo 2010 en su comparación con el de 2000 han recibido poca atención en los medios nacionales. Algunos colegas como Federico Reyes Heroles y Héctor Aguilar Camín los han comentado, ha habido pequeñas notas en radio y televisión; pero en términos generales parece haber pasado de noche. No es del todo extraño. Si alrededor de entre 60 y 65% del país es de oposición al gobierno, lo último que esa oposición y sus partidarios quieren es hacerle caldo gordo a 10 años de gobiernos panistas al ensalzar estos resultados, que son efectivamente impresionantes.En realidad esta actitud contiene dos confusiones que conviene subrayar. En primer lugar parecería que aunque el censo del 2000 es el punto de partida, no se toma en cuenta que el proceso del cual estos 10 años son el producto, comenzó en realidad en 1996, en el segundo año de gobierno de Ernesto Zedillo. La medición correcta más fiel, y esto lo hemos insistido repetidamente en los últimos años, es que el periodo de 15 años va del 96 al 2011: 15 años de gobiernos del cripto PRI y del semi PAN que han transformado al país. La segunda confusión estriba en la peregrina idea de que este avance enorme del país se debe a esos gobiernos, como si cuando un niño llega a la pubertad fuese responsabilidad de sus padres, y no un proceso casi natural. Lo que ha sucedido estos años y que nos muestra el Censo del 2010 sí es producto de tres gobiernos que han mantenido la estabilidad macroeconómica y la continuidad en la gran mayoría de las políticas sociales; no es resultado de los aciertos o de los errores de los gobiernos o de sus oposiciones.¿Qué sabemos? Lo que ya se ha comentado. Casi siete millones de familias mexicanas, es decir 1 de cada 4, adquirió una vivienda pequeña, pero sólida con luz eléctrica, agua entubada, alumbrado, teléfono, televisión, refrigerador, lavadora para una familia de 3.9 mexicanos. ¿Qué más sabemos? Que el número de computadoras por hogar en México pasó de menos de 10% en el 2000 a prácticamente 30% en el 2010. Sabemos también que la penetración del internet, a pesar del alto costo y a pesar la falta de voluntad de muchas empresas en el país de brindarle ancho de banda a todas las viviendas mexicanas, pasó de 2.5 millones de hogares en 2000 a 17 millones en 2010. Sabemos también que el acceso a crédito o a tarjetas de crédito en circulación aumentó en proporciones gigantescas durante estos 10 años; y sabemos, quizás para la desgracia del medio ambiente urbano, los nervios de los habitantes de las grandes ciudades del país, que prácticamente una de cada dos familias mexicanas ya tienen un automóvil: automóviles por desgracia, y en muchos casos, viejos, contaminantes que congestionan cualquier construcción vial que se puedan imaginar los arquitectos más imaginativos del mundo.¿Qué significa todo esto? Ejemplifica lo que muchos hemos dicho repetidamente a lo largo de los últimos dos años, muy especialmente Luis de la Calle y Luis Rubio en su libro Clasemediero: México es ya hoy un país de clase media en 55 a un 60% de su población. O si se prefiere estar de acuerdo con el Peje, también se puede citar como fuente, en un país de 112 millones si hay 40 millones de pobres, hay 72 millones de no pobres. Y éste es un dato que el propio Peje tiene que reconocer, a menos de que las mediciones del PRD sean distintas y volvamos a las épocas de Lyssenko y la ciencia se volviese de nuevo burguesa o proletaria. Creo que todos los mexicanos debemos, por un lado, congratularnos de este avance impresionante que arrojan los datos del censo. Por el otro debemos lamentarnos de no haber crecido más durante estos 10 años y que no podamos ver los resultados que hubieran generado mayores tasas de crecimiento en lugar de crecer 3% en este sexenio. Si la economía hubiera crecido al 5% podemos entrever lo que puede suceder de aquí al 2020, si efectivamente crecemos un promedio de 5% al año. jorgegcastaneda@gmail.com