El 15 de julio el INEGI publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2010. A pesar de la recuperación económica innegable a partir de 2010, las cifras son desoladoras. No bastó el tiempo ni la intensidad de la recuperación para compensar la caída significativa del ingreso de los hogares entre 2008 y 2010. Como la siguiente ENIGH sólo se hará pública a mediados de 2013, en el próximo sexenio, éste, el de Calderón, será juzgado fundamentalmente por los resultados de la encuesta ahora publicada.El ingreso promedio de los hogares cayó 12.3% a 36 mil pesos trimestrales en pesos constantes (como "consuelo", cayó más en los deciles de más ingresos -VIII, IX y X- que en los de menos -I, II y III). Esto equivale a un ingreso promedio por familia de casi 12 mil pesos al mes: inferior a los niveles de la clase media baja que ya debiéramos haber consolidado.Si recordamos que en 2008 las cifras también fueron malas -disminuyó el ingreso promedio en 8%- debemos concluir que durante los primeros 4 años del gobierno de Calderón los avances logrados entre 1996 y 2006 se detuvieron. A pesar de los innegables avances en materia de salud y de vivienda en este sexenio; el prácticamente nulo avance en educación y retroceso en materia de bienestar social generalizado, como muy probablemente en combate a la pobreza, será lo que marcará de alguna manera el legado.Si AMLO tenía algo de razón en 2006 al decir que había un poco más de 40 millones de mexicanos pobres (lo que significa que un poco menos de 70 millones no lo eran), en el 2010 es probable que la proporción se haya emparejado y que más o menos 55 millones de mexicanos vivan en la pobreza y 55 millones fuera de ella. Son números que nos deben obligar a reflexionar sobre lo sucedido. En el primer bienio de esta administración es probable que la declinación del ingreso de los hogares haya provenido del "agotamiento" del gasto público por las elecciones de 2006, que no era sostenible; pero también por el incremento, desde entonces, de los precios de los alimentos en México y en el mundo. Y en el segundo bienio este último factor, sin duda también contó, ya que los precios internacionales de muchos alimentos siguieron aumentando por la insaciable demanda india y china. Pero hay una explicación adicional.Al opinar sobre quienes sucederían a DSK en la dirección de FMI, la revista The Economist dijo, entre otras debilidades, que Carstens había subestimado la magnitud de la crisis del 2008-2009 (el catarrito), y que no había hecho suficiente para impulsar una política anticíclica. En efecto, la caída mexicana en 2009 fue de las más elevadas del mundo, más de 6% y comparable a la de países grandes como Rusia o pequeños como las repúblicas bálticas. El estímulo mexicano fue muy inferior al de casi todos los países industrializados y en casi toda América Latina. ¿Había margen para más?, no lo sé; aunque quienes sí saben ya habrán sacado sus propias conclusiones.Si Calderón por error de cálculo, prudencia, o excesivo conservadurismo y dependencia de la clase financiera mexicana optó por un miniestímulo en 2009, no podía esperar que las cifras de ingreso-gasto y pobreza para 2008-2010 fueran buenas. Y si hubiera querido que resultaran buenas tendría que haber optado por un megaestímulo, tal como lo hicieron Brasil, Chile, Francia, Estados Unidos, etcétera. No hay una relación automática y rígida entre estímulo, crecimiento del PIB e ingreso-gasto de los hogares y menor pobreza, pero sí hay una correlación.Zedillo y Fox, según la narrativa implícita de este sexenio, entregaron malas cuentas en materia de seguridad y narco. Y es un hecho que sus cifras de crecimiento económico no fueron especialmente buenas. Pero ambos sí entregaron buenas cuentas sociales. Las cuentas de Calderón en materia de seguridad y narco están todavía por sacarse. Las sociales, por desgracia, parecen haber sido resueltas.@JorgeGCastaneda