Iba dedicar esta columna a las cifras de México Evalúa sobre el incremento de la violencia. Pero a raíz de otro abuso del usuario en el aeropuerto de Mérida, prefiero ventilar mi irritación.Para poder llegar más cómodo a un vuelo las aerolíneas dejan que uno imprima su pase en casa. Desde hace meses en EU surgieron los pases electrónicos a través de smartphones. Aeroméxico introdujo este sistema y yo ya lo había usado. Al llegar al primer filtro en Mérida, en compañía de mi amigo y colega Manuel Rodríguez, mostramos los pases electrónicos que dicen "pase de abordar Mérida-México". El oligofrénico empleado de EULEN (la empresa española encargada de la seguridad en todos los aeropuertos del país y de la contratación de algunas de las personas más prepotentes, ineptas e ignorantes que he conocido, que son muchas) dijo: "ese no es pase de abordar y no puede pasar". Con la serenidad que me caracteriza dije que sí iba a pasar, y gracias a un suave empujón y ágil maniobra, pasé.Llegamos al segundo filtro. Para entonces tres o cuatro empleados de EULEN se arremolinaron y amenazaron con llamar a la policía; "de eso pedimos nuestra limosna, por favor que venga la PF que saben leer y escribir y pueden comprobar que estos son pases de abordar", dijimos. Dos oficiales cordiales de la PF se quedaron perplejos: reconocieron que eran pases de abordar, pero también tuvieron que admitir que los que deciden no son ellos sino los de EULEN. Sugirieron que vinieran los de Aeroméxico quienes, al final del día, dieron los pases electrónicos."Magnifico" -dijimos. Llegó primero una empleada, luego un supervisor y finalmente su jefe. "Pues háganle como quieran, tienen que ir al mostrador y sacar su pase impreso".Seguimos discutiendo y perdiendo el tiempo de dos oficiales de la PF, de cinco tipos de EULEN, de tres personas de Aeroméxico y de un responsable del aeropuerto de ASUR. Alguien entendió que la mejor manera para resolver el asunto era que un empleado de Aeroméxico fuera al mostrador, imprimiera los pases, los trajera y listo.Vuelvo a decir, como en varias entrevistas sobre mi libro Mañana o pasado que en esto soy poco mexicano: no me dejo. Manuel tampoco. Hice llamadas a amigos involucrados y obtuve respuestas. Estas son. Según los concesionarios, la SSP les impone la contratación de EULEN, sin concurso. Es esa o esa.Aparentemente, como me lo comentó el embajador de un país que tiene muchos vuelos a EU, la imposición de EULEN a su vez proviene del FAA y la TSA norteamericanas: son ellos los que exigen restricciones a México, amenazando con cancelar rutas. Esto me extrañó porque hace poco en un vuelo Nueva York-México pregunté si debía sacar el iPad y me dijeron que no, sólo la computadora. En México sí lo exigen. Me extrañaría que los americanos ordenaran a EULEN más rigor que en sus propios aeropuertos; y me resulta difícil creer que el gobierno de EU le imponga al gobierno de México la contratación monopólica de una empresa española, que por cierto los españoles no usan. En EU, Francia, España y Brasil, por ejemplo, la revisión la hacen empleados de gobierno.Un alto ejecutivo de Aeroméxico me explicó que el pase electrónico lo introdujeron pero que no han podido convencer a los concesionarios, incluyendo ASA, para que EULEN los aceptara, al grado de que ofreció dar los "scanners" para su uso. Al preguntarle a Alejandro Poiré si la versión de los concesionarios era cierta, respondió que cualquiera de las 757 empresas inscritas en el Registro Nacional de este tipo de empresas puede ofrecer servicios sin licitación a los aeropuertos pues son privados (salvo los de ASA).¿Qué concluir? Primero, el caos que impera: incontables instancias públicas y privadas, nacionales y extranjeras implicadas en la operación aeroportuaria que generan gran desorden. Segundo, que Aeroméxico hace esfuerzos de modernización, pero obviamente no tiene la capacidad para aterrizarlos. Tercero, el hoyo negro que es la seguridad federal: cualquier empresa puede dar servicios, pero sólo una los da; cualquiera puede opinar, pero sólo uno decide.