El intelectual mexicano sostiene que Calderón emprendió la guerra contra los cárteles para justificar su ajustada victoria en las urnas. Cree que los partidos no han permitido una candidatura independiente porque temían un revés en las presidenciales de julio Con un pie en el D.F. y otro en Nueva York, el intelectual Jorge G. Castañeda lleva años radiografiando su país y exponiendo sus conclusiones en libros, diarios y revistas internacionales. Profesor universitario en México y EEUU, fue asesor en los ochenta del fundador del PRD, el izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas, en su asalto a la Presidencia. Secretario de Relaciones Exteriores durante el Gobierno del conservador Vicente Fox (PAN), este eterno aspirante a candidato independiente a la Presidencia mexicana considera que, tras no poder optar al poder en las elecciones de julio, su ciclo político ha terminado. Su último libro publicado en España es Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos (Aguilar), donde analiza la idiosincrasia y los palos que traban las ruedas de su pueblo.Tras 70 años del PRI, el expresidente Vicente Fox (PAN) llegó al Gobierno. Pero quien en su día pidió negociar con los capos y perdonarlos –siguiendo el ejemplo de Jesucristo, dijo– no provocó una ruptura con el régimen anterior. ¿Por qué no lo hizo?Fox tomó la decisión de no llevar a cabo esa ruptura no tanto con el PRI sino con su estructura corporativista: los sindicatos, los monopolios públicos, los privados, todo el sistema que existía… Lo hizo porque había mucha presión por parte del empresariado mexicano para que no abriera un frente de conflicto con ellos. Todo era muy precario, delicado y frágil: lograr que el PRI reconociera la derrota, que las Fuerzas Armadas se subordinaran, que los gobernadores aceptaran… Además, podía provocar sobresaltos financieros y generar una nueva crisis financiera transexenal [que afecta a la posteridad] como en el 76, el 82, el 87 y el 94. La otra razón fue que Fox pensó que la Constitución y la estructura jurídica mexicana eran perfectamente adaptables a un régimen democrático, pese a haber funcionado de una manera autocrática durante el régimen autoritario. Cosa que, obviamente, al final resultó falsa.Después, el actual presidente, Felipe Calderón, habiendo ganado las elecciones con sólo el 35% de los votos, por sólo medio punto [de ventaja], con buena parte del país pensando que había perdido las elecciones y debiéndole al PRI la toma de posesión (porque sin ese partido no hubiera podido juramentar como presidente), supongo que pensó que tampoco podía abrir el frente del PRI directamente ni el frente antimonopolístico tampoco.Se imponía de alguna manera, según su criterio, una reforma judicial. Pero haber destapado la caja de los truenos implicaría dejar al descubierto ciertas estructuras de corrupción, tanto del empresariado como de los poderes fácticos, ¿no?Y si pones algo al descubierto, debes corregirlo y hacer cosas. Si te lanzas contra las prácticas monopolísticas públicas, privadas, políticas, sindicales o mediáticas, luego tienes que tomar medidas. No basta sólo con decir que hay un monopolio telefónico, sino que hay que romperlo. Si sólo existe una cadena de televisión, tienes que permitir otra. Y así sucesivamente.Doce años después de la irrupción del PAN, ¿ha cambiado México?Ha cambiado enormemente, ya que el país ha crecido; se ha ensanchado la clase media: se ha reducido la corrupción a nivel federal, aunque no en los estados; ha habido una mayor transparencia y libertad de prensa… Esos cambios son reales, pero las estructuras monopolísticas del sistema anterior siguen intactas.¿Cree que Calderón emprendió la guerra del narco para legitimar su Gobierno tras el magro porcentaje de votos obtenido en las urnas?Los argumentos que dio en su momento resultaron falsos o indemostrables. No es cierto que el consumo de drogas hubiese aumentado en México. La violencia estaba disminuyendo y todos los indicadores habían caído: secuestros, extorsión, asaltos y –el más fiable de todos– homicidios dolosos. En 2007, habíamos bajado a ocho por 100.000 habitantes. Ahora estamos en 24 o 25. Por delante de Brasil y cerca de Colombia. Entonces creo que lo hizo por una razón política.¿Afecta la violencia a la población en general o sólo a la de algunos estados?No, salvo a través de los medios, incluso los mexicanos. Si le preguntas a la gente de Mérida, en el estado de Yucatán, cuál es la principal preocupación en su vida, te van a decir la seguridad. Y Mérida es una ciudad igual de segura que Madrid. ¿Por qué piensan eso? Por las noticias de la radio y la televisión, que les transmiten la sensación de que esta violencia es generalizada. Sabemos, factualmente, que no es cierto, pero la gente lo puede pensar.¿Dónde desembocará esta guerra desatada por Calderón? ¿Cómo se frena?No cambiará nada hasta que se vaya. Y luego dependerá de cómo haya blindado su guerra para impedir que su sucesor se eche para atrás. En todo caso, alguien va a tener que responder por los 50.000 muertos…De alguna manera, por lo que usted sostiene, da la sensación de que había que dejar hacer, dejar pasar al narco. Es decir, no trabarle las ruedas para evitar el caos…No hay que combatir al narco, sino a los extorsionadores, a los secuestradores, a los robacoches, a los asaltantes… ¿Son los mismos? Lo desconozco, pero sí sé que me interesa detener al secuestrador. Si también es narco, pues bueno, dos por uno, me salió barato… Pero no veo por qué golpear al narco.¿Es inevitable el narcotráfico entonces?Existiendo la demanda, es imposible que la oferta desaparezca.¿Y la demanda es EEUU?Sí, y no van a reducir su consumo. Llevan 40 años diciendo que sí y no lo hacen. No veo por qué lo harían…Desde el punto de vista gubernamental, ¿cree que EEUU está interesado en reducir ese tráfico y ese consumo?No. ¿Por qué? España tampoco. Si vuestro presidente declara que el problema no es la crisis ni el paro, sino que los jóvenes consumen demasiada droga y, para combatirla, van a usar al Ejército y la Policía, habría una revolución. ¿Qué problema resuelves declarándole la guerra a las drogas en un país consumidor? ¿Conoces a un sólo país que lo haya hecho? ¿Por qué lo haría EEUU?Usted siempre ha abogado por la legalización.Sí, sí.¿De qué lado está la Policía? Usted cree que la Federal es menos corrupta.En teoría, es así. El problema es que México tiene una muy pequeña Policía Federal, casi inexistente, ponle que 25.000 efectivos. Y luego tienes 350.000 agentes municipales y estatales que no sirven para nada y que no se pueden reconstruir. Porque, para equipar, formar y pagar bien a la Policía Municipal hace falta dinero local. Y éste sólo te viene del impuesto predial y México tiene la recaudación más baja por este concepto de América Latina. Ante esto, creo que hay que eliminarlas y crear una policía nacional muy grande.¿Queda algún estamento incorruptible en México o hablamos de corrupción generalizada?Hay muchos estamentos que desde hace tiempo –si no incorruptibles, porque es mucho decir– han sido honestos, como un sector tecnocrático de la administración pública. A nivel federal hay menos corrupción que nunca, aunque se ha trasladado a los estados. El Ejército siempre ha funcionado con cierto nivel de corrupción, pero si lo expones con el combate al narco corres el riesgo de que se te corrompa… Es inevitable. Nadie es intrínsecamente corrupto, depende de lo que te pongan a hacer.¿Cree que la política de Calderón contra el narco ha afectado a la economía mexicana?Me parece inconcebible que no haya sido así, pero no lo puedo cuantificar. Piensa en el coste de hacer negocios, lo que el Gobierno ha dejado de invertir en otras cosas, el turismo que no sube o decrece, las inversiones extranjeras que se van a otra parte…Además del individualismo, ¿qué rasgos propios mexicanos lastran la modernización del país?La aversión al conflicto, la obsesión con el pasado, el terror a lo ajeno… Rasgos que, además, se reflejan en leyes.Rechaza que México es un estado fallido. ¿Es, entonces, un estado paralizado?Sin la menor duda, porque tiene instituciones totalmente inadecuadas, disfuncionales, para una democracia moderna. El sistema de antes no funciona, no sirve.Respecto a su paso por la Secretaría de Relaciones Exteriores, el 11-S truncó, de alguna manera, sus aspiraciones en la materia, pues supuso el cierre de las fronteras. ¿Qué ha cambiado desde que dejó el cargo?A México se le cerró entonces la ventana de negociar con EEUU un acuerdo migratorio, una ampliación del acuerdo de libre comercio para incluir los temas que quedaron fuera, la construcción de una comunidad económica de América del Norte con EEUU y Canadá. Todas esas oportunidades, de algún modo, se cerraron. Luego, uno podría haber pensado que había nuevas oportunidades, pero entonces vino la crisis del 2008, que tampoco es precisamente una ventana atractiva para negociar este tipo de cosas. Nos hemos encontrado, por una parte, con una situación objetiva muy adversa. Por otra, tanto el Gobierno de Fox –después de que yo me fuese– como el de Calderón no se han planteado realmente un impulso de la postura mexicana para una mayor integración con América del Norte.¿Ve Ciudad Juárez como un caso aislado o lo considera un reflejo de la tradición machista?¿Machista por qué?Muchas mujeres son asesinadas, otras desaparecen, sufren violencia…Eso viene de antes, porque la violencia de ahora es mucho mayor y peor. Lo de Juárez, una tragedia intolerable, tiene que ver con muchísimas cosas. Juárez perdió el 20% de los empleos durante la crisis de 2009. Si a cualquier ciudad le sucede eso, automáticamente vas a tener a una gran cantidad de gente que no tiene otra cosa que hacer. Fueron 30 años de abandono de las infraestructuras urbanas: alumbrado, escuelas, parques… Es una ciudad con una cierta tradición de violencia, que, en el caso de la ejercida contra las mujeres, se remonta a los años ochenta. Aunque las cosas han mejorado un poco, no sabemos si hay menos violencia porque se ha trasladado a Tamaulipas, a Veracruz… Juárez es una excepción, pero no es la única. En México hay una decena de excepciones.¿Se ve como presidente de su país?No, porque ya no me dan las leyes ni la edad.Bueno, la edad, sí.No. Este año no se pudo presentar a un candidato independiente. La próxima oportunidad es en 2018 y yo tendría 64 años. Se me hace que, para un país joven, es una edad excesiva.¿No ve la posibilidad en el futuro de una candidatura independiente, más allá del PRI, PAN y PRD?La razón por la cual pospusieron la legalización de las candidaturas independientes a después del 2012 es porque los tres partidos tuvieron cierto temor no a mí en lo personal sino a cualquier candidato o candidata independiente que hubiera podido surgir. Creo que se dieron cuenta de que el rechazo a la partitocracia y el desencanto con los partidos es tal que un candidato independiente con recursos e historia hubiera podido meterles un susto. ¿Qué pasará en 2018? No lo sé, pero sí me parece que, como vamos, va a crecer el desencanto con los partidos, que son un monopolio.¿Qué retos plantea para después de las elecciones de julio?He trabajado mucho en estos últimos dos años, con Héctor Aguilar Camín, un programa de cambios en lo político, social, internacional, económico, educativo y seguridad, con propuestas muy concretas. Por ejemplo, me parece fundamental la policía nacional única; la jornada escolar completa en la enseñanza primaria; una política antimonopolística muy vigorosa; una política social mucho más universal que sustituya el sistema de parches que fomenta la informalidad y una política para impulsar la integración con América del Norte. Es decir, plantear un programa a largo plazo con EEUU y Canadá para que realmente se construya algo como lo que ha sido la CEE o la UE. En definitiva, creo que debe acometerse una veintena de reformas muy puntuales.¿Sigue estando México tan lejos del cielo, como decía Porfirio Díaz, y tan cerca de EEUU?Mucha gente lo considera como una desgracia, pero yo no. Los mexicanos, tampoco, porque no emigran a España, ni a Cuba, ni a Guatemala. Se van a EEUU, y no podrían irse allí si México estuviese lejos de EEUU.¿Y cómo ve el vecino del norte a México?Con terror, por la violencia, y con indiferencia, respecto a la política exterior. Nos somos una prioridad para ellos, excepto materia de seguridad debido al narco, pero no en un sentido más amplio. No hay una visión norteamericana de un futuro con México.¿Por qué va a ser necesaria para EEUU? Así disponen de mano de obra barata tanto en su país, como en las maquiladoras de México.Sí, y no sólo mano de obra, también están los recursos y la energía. El problema es que le toca a México plantear la agenda. EEUU es mil veces más importante para México que México para EEUU. Tienen mil preocupaciones en el mundo y a Barack Obama le esperan cien temas en su escritorio. El presidente de México, en materia externa, tiene uno.