Alejandro Poiré fue un destacado académico, profesor de eminentes universidades mexicanas y norteamericanas. Sin duda tiene la formación intelectual necesaria para poder hacer una lectura precisa de los problemas de México. Su coherencia como político, sin embargo, no parece estar a la altura de su capacidad académica.Poiré ha dicho en varias ocasiones que los resultados verdaderamente trágicos que ha tenido el gobierno del presidente Felipe Calderón en materia de seguridad pública, en realidad son buenos si se considera que la situación estaba tan deteriorada al inicio del sexenio que los datos podrían ser mucho peores. Se trata de una explicación que no soporta el más mínimo análisis. Para empezar porque todos los indicadores en materia de seguridad pública han empeorado durante el sexenio: han aumentado estratosféricamente los homicidios, los secuestros, las extorsiones -los datos concretos pueden verse en mi texto “El balance del sexenio en (in)seguridad”, publicado en ADNPolítico el 16 de octubre de 2012-.Pero además, la tesis de Poiré tampoco se justifica porque de los objetivos que se propuso el gobierno de Calderón al dar inicio a su gran cruzada contra la criminalidad organizada en diciembre de 2006, ninguno se ha alcanzado, como lo demuestran con una apabullante abundancia de datos Rubén Aguilar Valenzuela y Jorge G. Castañeda en su más reciente libro.Me parece que refleja una tremenda miopía política que si todos los indicadores dan cuenta de una situación extremadamente deteriorada en materia de seguridad pública, salga el responsable de la política interior del país a decir que nos podía haber ido peor. ¿Cómo lo sabe? ¿Qué fundamentos tiene para hacer esa afirmación? ¿Con base en qué tipo de análisis de prospectiva se sostiene su dicho?Lo cierto es que la violencia había venido bajando en el país durante 25 años seguidos, hasta que llegó al gobierno Felipe Calderón. Y esto no es una hipótesis académica, sino que se puede corroborar con datos suministrados por el INEGI con base en el conteo y análisis de todas y cada una de las actas de defunción registradas en el país.¿Cómo es que se supone que podríamos estar peor si la “guerra” contra el narco ha generado más muertes en estos seis años que cualquier otro conflicto armado en el mundo? ¿Cómo podríamos estar peor si el tráfico de drogas a Estados Unidos no ha bajado en modo alguno, ni ha disminuido la extensión de cultivo de amapola y marihuana en territorio nacional?Tampoco el gobierno ha tenido éxito al prevenir el consumo de drogas, que ha aumentado ligeramente durante el gobierno de Calderón, ni se ha avanzado significativamente en el control de las fronteras para evitar la entrada de armas desde Estados Unidos, ni se ha detenido a políticos de alto nivel o grandes empresarios por su vinculación con el narco.O sea, no se ha hecho nada de lo que se dijo que se iba a hacer, pero el argumento ante tan clamoroso fracaso es decir que quizá, tal vez, a lo mejor (recordando el estilo de algún cómico mexicano ya fallecido), nos podría haber ido mucho peor.La verdad sea dicha, no hay forma alguna de creerle al doctor Poiré. Esperemos que en el futuro vuelva a la vida académica en la que tiene tanto por aportar todavía, para que haga análisis más serios y bien fundamentados. Los que hasta ahora nos ha compartido son de una debilidad trágica y a la vez conmovedora.