Jorge Castañeda Gutman es uno de esos personajes que jamás pasan inadvertidos, se podrá compartir su pensamiento diplomático, su agudo análisis de las relaciones internacionales, o no, estar de acuerdo con él en sus acciones políticas o no estarlo, le puede irritar a usted su excesivo protagonismo y afición por cámaras y micrófonos, sin embargo, siempre habrá que ocuparse de lo que dijo o escribió. Forma parte ineludible de la historia contemporánea de México, es un activista intelectual intenso e incansable. Al olvidado sureste mexicano ha llegado su autobiografía editada por Alfaguara en más de 650 páginas, sus Amarres perros, extremadamente entretenida por divertida y docta, por reflexiva y llena de pasajes fundamentales del México de ayer y hoy. La prosapia le ayuda, la nobleza le deviene de su estirpe, su formación intelectual es envidiable, Princeton, Sciences Po, pero la audacia política e intelectual la conquistó a pulso. Castañeda asume con sinceridad su pasión por el poder, ese embrujo seductor que posee la política, da gusto leer que externe abiertamente esa ambición legítima. Castañeda no sólo es un académico y diplomático relevante, es un activista. Del gran volumen destaco un episodio magistral, aquél en el cual Castañeda relata cómo conoció a Roberto Mangabeira Unger, el profesor de Harvard, y artífice del desarrollo brasileño, a quienes sus estudiantes ovacionaban al concluir la materia de Derecho fiscal. Con Mangabeira elabora un documento para abrir un foro latinoamericano de discusión sobre la nueva izquierda, de éste cito “…ningún país puede lograr la equidad social con un gasto público inferior al 30% del PIB, pero para lograrlo, prefieren impuestos sobre el consumo al de la renta; la regresividad se compensaría con un mayor gasto social”. Meses después se une al talento de otros destacados intelectuales y políticos latinoamericanos en “busca del paradigma perdido”, el flaco Aguilar Zínser, José Dirceu, David Ibarra, Dante Caputo, Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Lula da Silva, Ricardo Lagos, Vicente Fox, Manuel Camacho, entre otros. “Se trataba de superar las políticas neoliberales que extrajeron al mercado de su condición de instrumento, para elevarlo a una religión”. Pensaban que “para conciliar un aumento en la tributación con los imperativos de ahorro e inversión, concedimos un papel importante a todos los impuestos, incluyendo al consumo, vía el IVA. Sugerimos dos impuestos directos y redistributivos: uno, sobre el consumo personal de cada ciudadano (tributando la diferencia entre la renta total y el ahorro demostrado), y otro, sobre el patrimonio, gravando herencias y donaciones. Exigíamos fiscalización y transparencia en la venta de activos estatales y denunciamos la ausencia de un nuevo marco regulatorio en la región de macroempresas privadas de carácter monopólico”. Impulsor destacado del Grupo San Ángel cuyo fruto fue la transición democrática en el año 2000, Castañeda es un actor, un crítico indispensable para entender el porvenir.