Jorge Castañeda
El pasado 6 de agosto, Fidel Castro cumplió 90 años. Además del vergonzoso, anacrónico y deslavado culto a la personalidad que crece en Cuba, hubo distintas manifestaciones de apoyo, felicitaciones, admiración, veneración y hasta delirio con relación al comandante. Pero quizás la más vergonzosa fue aquella dirigida por la llamada “Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en defensa de la Humanidad”, nada más y nada menos. Le ofrezco una disculpa al lector por comentar esta carta de nuevo, y por no hacerlo con el mismo talento, ironía y refinamiento que mi colega Gil Gamés.
Probablemente, desde las épocas de oro de Kim Il-sung en Corea del Norte, de Nicolae Ceausescu en Rumania o del padrecito de los pueblos en la Unión Soviética antes de su muerte en 1953, no se podía leer una escritura de esta naturaleza. Algunas perlas: “Su figura ha sido permanente fuente de inspiración no sólo cuando […] dábamos pasos firmes en dirección del socialismo, sino también en los recurrentes momentos en que nuestros avances se detenían como consecuencia de la ferocidad de la reacción del imperialismo y los aliados locales”.
“De usted aprendimos que su defensa [la de la militancia revolucionaria] exige la más absoluta intransigencia. Como cuando, con virtuosa obstinación, usted se negara a arriar las banderas del socialismo en momentos en que se desintegraba la Unión Soviética y desaparecía el campo socialista”. Es decir, personas que consideran que Castro y el régimen cubano hicieron bien en no abrir su sistema político al mundo, como sucedió en los países del llamado socialismo real y que llevó al derrumbe del mismo para aparente felicidad (con reticencias y escepticismo sin duda) de la inmensa mayoría de los habitantes de esos países.
Entre los firmantes mexicanos hay personas a las que respeto mucho aunque discrepo profundamente de su opinión, y hay otros que no sé realmente de dónde salen. Pero lo más interesante quizá es que todavía en América Latina, en EU y en partes de Europa hay gente que puede utilizar este lenguaje, esta veneración por un dictador decrépito, y una admiración por una experiencia no fallida, sino lo que le sigue, en el año 2016. Pero valdría la pena saber, en el resto de la izquierda mexicana, quiénes pueden estar de acuerdo con la siguiente oración de esta misiva: “el luminoso periodo abierto desde finales del siglo pasado hasta nuestros días, con la derrota del ALCA, la creación del ALBA, de la Unasur, de la Celac, de Petrocaribe, del Banco del Sur, de Telesur, de la propia Red en Defensa de la Humanidad, jamás habría tenido lugar. La potente luz que irradiaba el faro de la Revolución cubana fue decisiva para impulsar a nuestros pueblos a dejar atrás la larga noche neoliberal”.
Solo faltan las canciones de Carlos Puebla que, por cierto, tanto “Y en eso llegó Fidel” y “Comandante Che Guevara”, son maravillosas.
Falta preguntarle a Fidel en qué le han beneficiado personalmente más de 56 años de ejercer su tiranía absoluta sobre los cubanos, al grado que han tenido que huir por millones por falta de libertades y derechos fundamentales. Si lo hizo por disfrutar los elogios y la veneración de sus camaradas lamehuevos, ha hecho pagar un precio muy alto a su pueblo. Si ahora otorga la libertad a su pueblo, se ganará más veneración y elogios en todo el mundo.
Fidel Castro dejo de tener relevancia hace mucho; su legado fue dejar un pais pobre mas en la lista Latinoamericana. De perdida en Mexico tenemos la manera de cambiar de “clika” cada 6 años y re-intentar y re-intentar, con el gran reto de implementar mecanismos para irnos deshaciendo de funcionarios corruptos e ineptos.
Buen artículo. Le faltó decir que la “revolución cubana” nunca existió como tal. Después de más de 50 años peleando contra el imperio, ahora regresan a lo que pensaban que habían dejado hace décadas y después de maldecir y llamar gusanos a los cubanos en en el exilio, ahora les piden inversiones y que envíen sus remesas y que regresen; que todos son bienvenidos. Quizás el gran “triunfo” de los cubanos fue el haber convencido a sus creyentes que a los revolucionarios hay que mantenerlos para que sigan como ejemplo de lo que no se debe hacer para mejorar una sociedad.