Jorge G. Castañeda
El Frente opositor se encuentra a pocos días, incluso a escasas horas, de consolidarse o de tronar. Por una serie de motivos burocráticos –que se derivan de nuestras aberrantes leyes electorales– a más tardar el 9 de diciembre deben presentarse una serie de documentos ante el INE. Por otro lado, imperativos políticos de fondo lo obligan a anunciar ya quiénes serán sus candidatos a la presidencia y al Gobierno de la Ciudad de México. Si lo logran, los tres dirigentes de los partidos que conforman el Frente habrán desmentido y rebatido al número creciente de dignos integrantes de la comentocracia que, por razones de buena o mala fe, han vaticinado en múltiples ocasiones en los últimos días, o desde hace meses, el fracaso o la sepultura definitiva de la alianza PAN-PRD-MC. Si la troika no puede, habrá tenido razón la bandada de aves de mal agüero.
Acertarán aquellos que desde las elecciones del Edomex pronosticaron que el PRI y el gobierno de Peña Nieto buscarían replicar la estrategia de Atlacomulco: fragmentar a la oposición y evitar a toda costa la unidad PAN-PRD. En ese caso, el costo fue elevado: lo que Eruviel Ávila canalizó a la campaña perredista en Neza, y los casi mil millones de pesos que Peña y Meade le suministraron a Josefina Vázquez Mota desde 2014, para que no fuera candidata del PAN-PRD. Valió la pena: EPN conservó el dominio sobre su tierra, y evitó una derrota que hubiera sido bochornosa.
Repetir la faena a escala nacional implica alcanzar dos metas. En primer lugar, que no haya candidatura única PAN-PRD-MC, ya sea porque Miguel Ángel Mancera se postula por el PRD, y este último lo acepte como su aspirante; ya sea porque Rafael Moreno Valle decida lanzarse con otro partido que no sea el suyo, por ejemplo Nueva Alianza. El segundo objetivo sine qua non consiste en colocar a un par de independientes, pero por lo menos a uno, en la boleta para restarle algunos votos al candidato del PAN o del Frente, si es que hay tal.
De allí que la madre de todas las batallas para EPN resida en asegurar que PAN y PRD vayan separados en 2018 (Movimiento Ciudadano les importa menos). Si Vázquez Mota recibió 80 millones de dólares por ello en el Edomex ¿Cuánto está dispuesto a gastar EPN, si se trata de la presidencia de la República? La magnitud de su victoria, de consumarla, sólo equivaldría a la dimensión de su revés, de no ser el caso. Todos aquellos que festejarían la desaparición del Frente, proclamando el próximo triunfo del PRI gracias a la destreza política del presidente y a la mediocridad/ambición desalmada de los frentistas; de ser honestos, también tendrían que lamentar la hipotética derrota peñista. Obviamente no será el caso, pero se tratará de un buen parámetro en los días que vienen.
¿Puede ganar el PRI con el Frente en la boleta? No creo, y al revisar los deseos piadosos de los acólitos de Peña en los medios, creo que ellos tampoco. Entiendo la estrechez de miras de algunos empresarios, quienes prefieren evitar la pregunta y alinearse ya con el PRI para vencer a AMLO, con quien sea: el inminente premio Nobel de Economía, el mafioso de Hidalgo, el rumbero de la UNAM, o incluso mi joven y buen amigo educador. Stalin preguntaba: ¿cuántas divisiones tiene el Papa? ¿Cuántos votos tiene el Consejo Mexicano de Negocios?