Jorge Castañeda, exministro de Exteriores mexicano: “El Gobierno debería suspender la guerra contra el narco y legalizar las drogas”

“López Obrador se pasa el día insultando las causas de la izquierda: es antifeminista, antiecologista, antiaborto, antigay…”, dice Castañeda, uno de los intelectuales de referencia en México y muy crítico con el presidente.

Pere Rusiñol

El politólogo y escritor Jorge Castañeda (Ciudad de México, 1953) es uno de los intelectuales de referencia en México y uno de los más internacionales, formado en Princeton (EEUU) y profesor en varias de las universidades más prestigiosas del mundo, como New York University y Sciences Po.

A pesar de considerarse una persona de izquierdas, fue ministro de Exteriores del primer Gobierno del derechista Vicente Fox (2000-2003) –su padre, diplomático, ya lo fue de José López Portillo entre 1979 y 1982– y es uno de los más destacados miembros de la intelligentsia crítica con el rumbo adoptado por la presidencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su supuesta deriva autoritaria. En su domicilio, en el elegante barrio de Polanco de la capital, en el centro de una formidable biblioteca con decenas de fotos suyas de los últimos 40 años junto a mandatarios internacionales, conversa con elDiario.es durante casi una hora.

¿Qué le pasa a México? ¿Por qué está tan crispado?

Hay mucha estridencia, resentimiento y enojo mutuo. AMLO ha apelado a este resentimiento, que existe en una parte importante de la sociedad mexicana y que es bastante justificado por la pobreza enquistada y otras cuestiones, y esto ha agravado la polarización entre los que se han sentido excluidos.

Del otro lado hay un sentimiento compartido por muchos de que el presidente ofende sus convicciones. A veces, lo que dice y hace es un insulto a la inteligencia. Es difícil explicarlo a un europeo, pero AMLO no tiene demasiado de izquierdas. Se pasa el día insultando a sus causas: es antifeminista, antiecologista, antiaborto, antigay, antilegalización de la marihuana… Y es hostil al mundo intelectual, por lo que denosta todo aquello que suena a pensamiento: universidades, editoriales, periódicos… Todo esto ofende a mucha gente. 

Decía que algunas causas de resentimiento eran lógicas, producto de la pobreza. ¿Hay alguna forma de atajarlas sin generar polarización?

¡Es que yo creo que estas causas no se están atendiendo! La situación objetiva, material, no ha mejorado apenas. Entiendo que a algunas personas mayores les parezca importante recibir 80 dólares al mes de pensión, sobre todo si no tienen nada más, pero objetivamente es poca cosa. Con esto no resuelves el problema de la pobreza. No atiende a las causas de fondo, solo crea ruido y da, eso sí, una cierta dignidad a este sector de la sociedad. Durante muchos años no se han hecho políticas públicas eficaces para resolver estos problemas, pero ahora tampoco. 

¿Esta polarización es singular de México o forma parte del signo de los tiempos globales?

Hay un elemento común a muchos países: la velocidad de la información a través de las redes sociales, donde todo el mundo cree que lo sabe todo y se afianza en sus convicciones porque está rodeado solo de gente que piensa igual. Pero en México hay más crispación porque el centro político-ideológico ha ido desapareciendo y la clase media está escindida. Al menos desde la década de 1930, México era un país que estaba gobernado de alguna manera por el centro, primero con el PRI y luego con el PAN, hasta el punto que se le llamaba incluso PRIAN: era una especie de alianza centrista, representada de facto en los Gabinetes a través de independientes, lo que implicaba que tenías que cohabitar con gente que no pensaba del todo como tú.

Si dice que AMLO no es de izquierdas. ¿Qué categoría política asigna usted a Morena? 

En primer lugar, nacionalista a ultranza, y de ahí vienen todas estas imbecilidades con respecto a España. También es muy estatista: en un mundo ideal, preferiría que todo fuera del Estado: la televisión, Internet, los medios, las fábricas, las vacas… Sabe que esto no es posible, pero cada vez que se les presenta una oportunidad van hacia allí, a pesar de que el estatismo a ultranza acabó en México en 1982. Tampoco les interesa demasiado la democracia… 

¿Le parece equiparable al peronismo?

¡Sí, claro! En realidad, se trata de populismo latinoamericano bastante clásico, no solo como Perón. Es una forma típicamente latinoamericana, con esta relación personal del líder con la gente que no pasa por un partido. Morena existe solo porque es obligatorio presentarse a las elecciones a través de un partido, pero AMLO no tendría ninguno si pudiera.

¿No le ve sentido a Morena sin AMLO?

No hay mucho ahí… Pero aún está por ver si se retira. Saldrá de la presidencia al final de su mandato [junio de 2024], claro, pero retirarse es otra cosa. Sin AMLO, no creo que Morena sobreviva mucho tiempo y ello también sería típicamente latinoamericano: el Partido Justicialista en Argentina nunca ha sido verdaderamente un partido; lo que hay es el peronismo y los que se dicen peronistas, desde neoliberales a izquierdistas nacionalistas. Pues esto es parecido.

¿Ve posibilidades de una victoria de Claudia Sheinbaum, que en todas las encuestas aparece como principal candidata a sustituir a AMLO?

La veo ciertamente como candidata de Morena y con posibilidades de ganar las elecciones. Pero incluso así, no creo que pueda consolidarse como líder independiente de AMLO. Y no por ella misma; la cuestión es que, a diferencia de todos los presidentes mexicanos desde Lázaro Cárdenas [1934-1940], AMLO llegó a la presidencia con una gran fuerza social propia que venía de campañas fallidas.

¿Fallidas o, al menos en 2006, robada?

No considero que le robaran nada. Perdió y punto. Sin embargo, en cada una de estas campañas acumuló fuerzas, con lo que llegó a la presidencia con una fuerza social que no ha tenido ningún presidente antes en 90 años, desde Cárdenas, y la va a mantener hasta el final de su presidencia, lo que es totalmente insólito. Esto cambia las reglas del juego. En México el presidente entrante no se deshace del anterior por la presidencia o la fuerza de las instituciones, sino porque el anterior no tenía nada al dejar de ser presidente: pasaba a ser un simple ciudadano. AMLO, en cambio, tiene un universo seguidor muy potente.

¿Y cómo se explica que mantenga esta fuerza tan importante si considera que su gestión no es buena?

A través de los programas sociales, que no resuelven los problemas de la gente, ha ido creando un vínculo directo con sectores muy variados. Esto es incuestionable.

¿Este caudal de apoyo social no es transferible a Claudia Sheinbaum o a otro candidato de Morena?

Electoralmente, sí. Pero si gana Morena, el nuevo presidente tendrá que ceñirse bastante a lo que crea que AMLO quiere. Ni siquiera van a tener que preguntarle: ¡ya saben lo que quiere! Sheinbaum no tiene una base propia, sino que depende enteramente de la de AMLO.

¿Cuál es la responsabilidad de la oposición en esta situación?

Mucha, empezando por permitir Las Mañaneras [rueda de prensa diaria del presidente] sin derecho de réplica, algo inconcebible en cualquier otro país. No ha presentado propuestas claras en muchos campos y ni ha contrapuesto con firmeza la realidad a sus discursos retóricos. 

Ni siquiera está claro quién lidera la oposición. 

Para que la oposición tenga un liderazgo único, tiene que estar unida, pero irá avanzando en esta dirección a medida que nos acerquemos a las elecciones. Lo que no ha habido es una portavocía única para dar réplica diaria a las mentiras del Gobierno.

¿Quién sería un candidato opositor potente?

Va a depender mucho de cómo se ponen de acuerdo los partidos en un esquema global. Es probable que el candidato a la presidencia sea del PAN, liderado hoy por Santiago Creel, y ahí hay otros buenos candidatos posibles, como Xóchitl Gálvez. 

Paradójicamente, parece que es el propio Gobierno quien está contribuyendo a unir a la oposición con la reforma del organismo electoral.

Esto ha galvanizado a la gente, que afortunadamente ha respondido con vigor y compromiso viendo que esto es una amenaza.

¿Para usted es realmente una amenaza a la democracia?

Tanto como es,o no lo sé, pero sí se trata de una amenaza real. El INE (Instituto Nacional Electoral) fue una respuesta compleja a un sistema político anterior muy retorcido, que provocaba tanta desconfianza en la gente que ni siquiera se ha podido emitir nunca en el país un simple Documento Nacional de Identidad. En la práctica, el DNI en México es el carnet electoral que emite el INE, con lo que necesita más presupuesto de lo normal, pero se acepta porque se le ve como un organismo independiente no controlado por el Gobierno.

Pero la reforma no tiene como fin controlar el INE.

A ver… ¡Quita el dinero y quita la gente que hace todo esto!

¿Cree que el objetivo es controlar las elecciones?

Sí, absolutamente. Lo de ahorrar dinero es solo un pretexto. Ni siquiera se sabe cuánto dinero costaría despedir a la gente. Es un intento descarado por desmantelar una estructura que efectivamente es retorcida, pero como antídoto a un sistema previo también retorcido.

¿Usted se sigue considerando de izquierdas?

Sí, totalmente. Un socialdemócrata como lo he sido en los últimos 45 o 50 años.

¿Y en México dónde están los socialdemócratas?

Alguna gente, no muchos, en Morena; otros, en el PRI; y algunos, en el PAN, más bien socialcristianos. En México no hubo nunca un verdadero partido socialdemócrata porque el PRI era demasiado corrupto, nacionalista y autoritario, y la izquierda fue y sigue siendo profundamente castrista. Aquí nunca ha habido un congreso de Suresnes, como el que transformó el PSOE de Felipe González en línea con otros partidos de la izquierda europea. El PRI fue miembro de la Internacional Socialista por esta cosa rara que tienen los europeos de que cualquier exotismo mexicano les hace gracia. Y a Morena no le interesa. Felipe González me contó que, al despedirse de AMLO tras acompañarle varios días en su campaña de 2006, este le dijo: “Al final la diferencia entre tú y yo es que tú eres un reformista de mierda”. Y Felipe le contestó: “Sí, esto soy exactamente, y muy contento, además: un reformista de mierda que contribuyó a la democratización y modernización de España”.

Pero a los empresarios no parece que les vaya nada mal con AMLO. 

En términos de resultados contables, no. Sin embargo, el empresario mexicano ya no está invirtiendo en México, sino fuera.

Tesla acaba de anunciar una inversión multimillonaria en México ¿No sería eso incompatible con un cuadro hostil?

Hay mucha opacidad en las cifras de inversión extranjera directa real de los últimos años. Habrá que esperar al menos un par de años para ver en qué queda todo esto. Otras veces se han anunciado grandes inversiones que luego han quedado en nada, con muchos enredos. Mi impresión es que Tesla va a tardar mucho en construir la planta, será menos de lo que dicen, tendrá menos proveedores nacionales de lo anunciado y va a ser un capítulo más del mismo proceso iniciado mucho tiempo atrás, en la década de 1980, que coloca a México como unos de los principales productores de autos en la cadena global. 

¿El Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, que entró en vigor en 1994, ha sido positivo para México?

Es probable que al país le hubiera ido peor sin este tratado, pero de ninguna manera le ha traído los beneficios que se anunciaron. Al día de hoy, el empleo en México que corresponde a las industrias exportadoras directas supone apenas el 7% del total. Y la brecha de renta per cápita con EEUU y Canadá se ha ensanchado en lugar de reducirse, todo lo contrario de lo que sucedió en España cuando entró en la Comunidad Europea. Esto no ha funcionado.

¿Qué balance hace de su periodo de ministro de Exteriores en un Gabinete del PAN, de centroderecha?

Mi caso fue particular porque el presidente, Vicente Fox, no era un verdadero panista, como sí lo era el que fue su sucesor, Felipe Calderón. Fox era un empresario muy carismático, una especie de socialcristiano que más o menos se apoderó del PAN y luego hizo un gobierno como quiso: con panistas, pero también con muchos que no lo éramos. En política exterior pude hacer más o menos lo que quería. Fue un gobierno muy plural.

¿Con Calderón ya no fue así?

¡Para nada! El balance de Calderón es completamente negativo, sobre todo por la guerra contra el narco: insensata, innecesaria y sangrienta. Y, por supuesto, no ha llevado a nada. 

El secretario de Seguridad de Fox, Genaro García Luna, trabajó para el narco, según una sentencia reciente en EEUU. ¿Llegó a coincidir con él?

García Luna tenía un puesto muy menor en el Gobierno de Fox: en la policía antisecuestros. Nunca lo vi en reuniones del Gobierno ni pensé que trabajara con el narco –cosa que vete tú a saber–, pero la guerra contra el narco me parecía aberrante con independencia de esto y así lo escribí. Era evidente que iba a salir mal y salió incluso peor de lo imaginado, generando una inmensa corrupción. 

¿Sin tanta corrupción, que prosiguió luego con el mandato de Enrique Peña Nieto, habría ganado AMLO?

Es difícil que hubiera ganado con tanta fuerza social detrás de no haber existido toda esta corrupción. Y también sin la ayuda de [Enrique] Peña Nieto [presidente de 2012 a 2018], que echó encima todo el peso del Estado contra el candidato del PAN. Estoy convencido de que hubo un pacto entre ambos porque Peña Nieto pensó, con razón, que a él personalmente le iría mejor si ganaba AMLO. Y ahí están los hechos, que parecen corroborarlo, con Peña Nieto viviendo tan a gusto y tranquilo en Madrid. 

¿Cómo debería encauzarse la lucha contra el narcotráfico? 

Sin algún tipo de coordinación con EEUU, es muy difícil revertir este desastre. Pero yo soy partidario de suspender la guerra, legalizar las drogas y permitir que sea un negocio lícito. La única manera que veo de resolver esto no es erradicando las drogas, sino legalizándolas en todos los eslabones de la cadena. A los que les parece una barbaridad, les digo: ¿y no es una barbaridad mayor tantos muertos?

¿Las pésimas relaciones con España son solo culpa de AMLO?

Creo que AMLO puede tener algo de razón en que hubo un crecimiento muy acelerado en los últimos 25 años de la inversión española en México, que les ha reportado formidables beneficios, sobre todo en los sectores bancario y eléctrico. Esto trajo abusos y excesos que quizá generaron cierto resentimiento en algunos sectores. Muy bien, pero nada de esto tiene que ver con que el rey pida perdón por la conquista. Puedes perfectamente expulsar a Iberdrola y no exigir al rey que pida perdón. Esto es ridículo ¿Perdón por qué? ¡La conquista no la hizo el rey Felipe ni su familia!

¿El relato sobre la conquista le parece ya un tema resuelto?

Lo que no es un tema resuelto es la actitud mexicana frente al mestizaje. Es un tema muy complicado, en torno al cual se han creado muchos mitos en México, como que fue casi un país mestizo desde muy poco después de la llegada misma de Hernán Cortés. Y no: tardó cuatro siglos en volverse realmente mestizo; es muy difícil todavía para este país entender qué parte de la identidad nacional es el mestizaje y qué parte es un mito. Además, hay un problema también regional. El 80-90% de la población es mestiza, pero hay regiones muy extensas que no lo son. Pero nada de todo esto tiene que ver con la conquista en sí. Para mí, el auténtico problema de la conquista es el pecado original de desigualdad, que no se quita. Es como la esclavitud en EEUU: se necesitarán muchos siglos.

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