López Obrador ya nos tiene acostumbrados a sus lugares comunes e indigencia en materia de política exterior. Sus tonterías sobre la neutralidad mexicana ante el ataque de Hamás a civiles israelíes, sobre el supuesto pacifismo mexicano, sobre los trasnochados principios de la Constitución, y sobre la neutralidad de México frente a la agresión terrorista no debieran sorprender a nadie.