Una de las consecuencias positivas, por así decirlo, de la nueva irrupción de la violencia en Medio Oriente consiste en la mayor visibilidad que ha adquirido una tendencia preocupante de las izquierdas mundiales. En Estados Unidos, en algunos países de Europa y América Latina, y marginalmente en México, emergió hace algunos años la temeraria noción de la interseccionalidad.