Encuestas e independientes

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En pleno tiradero electoral —financiamiento de independientes, Ebrard, Partido Verde, conversaciones privadas intervenidas y desafortunadas— van tres simples tesis sobre las encuestas y las candidaturas independientes. Sin grandes ilusiones ni pretensiones.
En primer término, los sesgos de las encuestas. Marco Morales y dos colegas suyos publican en el siguiente número de International Journal for Public Opinion Research y, así lo espero, en Nexos, un ensayo donde revisan la totalidad de las encuestas levantadas en 2006 y 2012 en México. Concluyen, entre muchas otras cosas, que de manera sistemática, todas las encuestadoras, salvo dos, sobrestimaron al PRI, subestimaron al PAN, y le atinaron al PRD (es decir, a AMLO). Las dos firmas sin sesgo sistemático fueron Reforma (Alejandro Moreno) y Covarrubias. Si a alguien le interesa saber qué puede suceder el 7 de junio, este dato puede ser de utilidad.
Segunda idea: los candidatos independientes enfrentan un riesgo importante que aparece en el desglose de algunas encuestas. Incluso donde figuran en primer lugar de las preferencias electorales se rezagan al tercer o cuarto lugar en las respuestas a una pregunta clave: ¿Quién cree usted que va a ganar? En varias contiendas, los candidatos sin partido se ubican en un lugar altamente competitivo en cuanto a preferencias, pero los votantes no creen que puedan ganar. Esta debilidad puede encerrar serias consecuencias el día de la elección, aunque no son insuperables: poca gente creía que Fox podía ganar en el año 2000, aunque una mayoría pensaba votar por él.
El peligro proviene de la tercera idea. En muchos casos, el electorado manifiesta a través de las encuestas una disposición a votar por una candidatura independiente, pero al final se repliega al voto útil y sufraga por el aspirante del partido puntero. Esta tendencia natural en cualquier país se agudiza en México por la incredulidad mencionada en la segunda idea y por la propensión mexicana a desear siempre votar por el ganador (una tendencia presente en todas las latitudes, pero en mayor medida en países sin tradición democrática).
Tres ideas y tres advertencias. Las encuestas más consistentes dicen una cosa, pero las peculiaridades del electorado independiente y mexicano pueden arrojar un resultado diferente. Ya las candidaturas sin partido se han ganado un lugar central en el debate del círculo rojo. Ojalá lo hagan en el círculo verde también, pero sin expectativas excesivas.

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