Al cumplirse tres años de Felipe Calderón como Presidente las encuestadoras del país publicaron resultados de los sondeos que hacen con regularidad. Al haberse levantado las entrevistas días o semanas después, no de un aumento como tal de impuestos porque no ha sucedido aún, sino al término del debate que desembocó en la decisión del Congreso de subirlos, la popularidad del presidente Calderón sufre un golpe. Aunque algunas firmas tratan de aminorar la magnitud del fracaso -a través de promedios anuales o comparaciones con épocas cualitativamente diferentes- es lógico que al término de 3 años de desgaste, escasos logros, de una situación económica adversa y ahora del aumento impuestos, el gobierno padezca los estragos. Estragos que no sólo aparecen en aprobación del Presidente, sino también en la evaluación de su desempeño en distintas áreas. Estragos que pueden desvanecerse en las estimaciones de marzo, cuando por mera motivación estadística, es probable que Calderón, su gobierno y su partido repunten.En los números ahora publicados uno puede encontrar elementos, si no sorprendentes sí inesperados, que provienen del sentimiento negativo generalizado pero que tienen su propia lógica. En el estudio de Consulta se confirma con mayor claridad que antes la escasa importancia que revisten, como principales problemas percibidos, la inseguridad (13.2%), el narcotráfico (4.1%) y la drogadicción (1%). Al mismo tiempo, el rubro de aprobación que sufre la mayor caída entre agosto y noviembre de este año es el combate a la delincuencia, cuya aprobación cae 8.5%. Seguramente la aprobación sobre la guerra contra el narco sigue elevada, pero se percibe el carácter "blando" de ese apoyo. La gente parece pensar que es cada vez menos importante el tema del narco y las drogas, cuando siempre fueron de baja prioridad, e incluso la trascendencia de la inseguridad palidece frente a la crisis económica. Todo ello se confirma en la encuesta de Reforma donde nuevamente, pero con movimientos más abruptos, las opiniones desfavorables sobre el desempeño del gobierno en materia de narcotráfico (42%) superan las opiniones favorables (39%), habiendo caído 11 puntos la última, y habiendo subiendo 8 puntos la primera. También en Reforma el balance en el desempeño sobre seguridad pública es negativo. Por primera vez, el principal problema es la economía por un margen amplio (41 vs. 34%) en lugar del crimen, que incluye inseguridad, narcotráfico y secuestro.Quizás los resultados más extraños son la estimación que hace GEA-ISA de la opinión sobre la extinción de Luz y Fuerza. A nivel nacional, según Ricardo de la Peña, 46% de los mexicanos aprobaron la decisión del presidente Calderón en esta materia y 44% no: empate. Pero entre los residentes en la zona de operación de LyFC -una muestra más pequeña- 51% desaprueba y 38% aprueba. Asimismo, una mayoría de los habitantes de la zona centro considera que la decisión fue ilegal e inconveniente, mientras a nivel nacional siguen divididas las opiniones. En otras palabras, una decisión inicialmente aplaudida por la gente, de acuerdo con las encuestas de los primeros días, parece ser hoy reprobada por los más directamente afectados. El motivo es sin duda el mal ánimo por el alza de impuestos, pero esos números también revelan que el apoyo original era más blando que lo supuesto.La explicación de las nuevas iniciativas de Calderón, en caso de aterrizarlas, yace en precisamente en estos números que seguramente conocía desde antes de su publicación. De todas maneras se trata de iniciativas aplaudibles y que muchas de ellas corresponden a lo que muchos hemos propuesto desde hace tiempo. Pero conviene sonar dos alarmas: qué pasa si las cifras reverdecen, como todo lo demás en la primavera, ¿se marchitarán esas iniciativas? Y, sobre todo ¿qué pasará si los números no retoñan?