La historia en breve¿Queremos ayuda de fondo para la guerra contra el narco, o nos contentamos con los mínimos de la Iniciativa Mérida, que evita compromisos y requisitos incómodos?, preguntan retóricamente Jorge Castañeda y Héctor Aguilar Camín en el formidable ensayo que han escrito a cuatro manos en Nexos. Y perfilan la respuesta: “No tiene sentido declararle la guerra al narco si no se cuenta con el Ejército, la policía y el servicio de inteligencia necesarios. La única manera de poseerlos es con ayuda externa. En nuestro caso, sólo puede venir de Estados Unidos”.La idea se vuelve dos veces provocadora al entrelazarse con las últimas cifras de ejecutados. En la estadística de MILENIO, octubre fue el segundo mes más violento del calderonismo, con 840 ejecuciones relacionadas con la lucha contra el narco. El total de 2009 llega así a 6 mil 714 y el de los 35 meses del sexenio a 15 mil 290.Se dirá que 90 por ciento de esos muertos son criminales, que hay récord en el número de bandas desmanteladas, droga incautada y capos encarcelados. Pero nadie podrá afirmar en serio que es una guerra que se va ganando: ni se ha recuperado el territorio que 15 mil muertes supondrían, ni se ha limpiado a las policías locales, ni se han alterado los precios, ni hay una mejor vida cotidiana para millones de mexicanos. Sin esas cuatro premisas resueltas, lo demás es estadística y propaganda.¿Nos estaría yendo mejor con la mano de los yanquis? Quizá, aunque el ejemplo colombiano tampoco es como para hacerse grandes ilusiones.Lo imperdonable, y lo subrayan Castañeda y Aguilar Camín, es que pasen las generaciones y sigamos sin poder siquiera discutir esos asuntos.Quince mil 290 ejecutados. ¿Para qué?