El ex funcionario mexicano asegura que la excarcelación de reos supone una derrota para el Gobierno de La Habana.CIUDAD DE MÉXICO (15/JUL/2010).- La excarcelación de presos políticos en Cuba no es un avance en la liberalización del régimen, es la tradicional arma de deportación del Gobierno de la Isla, esta vez como respuesta al reto de Guillermo Fariñas, el disidente que ayunó por 135 días, señala el ex secretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge Castañeda.“En primer lugar, Fidel Castro y Raúl Castro, desde hace más de 50 años, han utilizado el exilio, la deportación, como arma contra la oposición interna. Por eso hay decenas de miles de cubanos —o más— en Miami, en Nueva Jersey, en España, en México. Nunca han permitido que opositores permanezcan en libertad y dentro de Cuba. En segundo lugar, el Gobierno de España se prestó a esto como precio a pagar por conseguir la liberación de los presos políticos”.Es conocida ya la crítica de Castañeda Gutman al Gobierno cubano, principalmente por la violación a los derechos humanos en la Isla. Al respecto ha escrito decenas de artículos e impartido varias conferencias, y fue durante su gestión como secretario de Relaciones Exteriores (de 2000 a 2003), cuando México votó contra Cuba en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, hecho considerado insólito en la historia de las relaciones bilaterales de estos dos países.Recientemente, el escritor cuestionó el papel de España, concretamente del canciller Miguel Ángel Moratinos, por los esfuerzos realizados para que la Unión Europea (UE) cambie su postura frente a Cuba y se permita un acercamiento comercial.Ahora, sobre la excarcelación del pasado 12 de julio, que implicó la salida de siete opositores directamente de la cárcel a España, Castañeda es implacable.“No cambia nada en el régimen cubano. Simplemente se trató de evitar la muerte de Guillermo Fariñas. Éste, es un triunfo de Fariñas, que enfrentó al poder cubano y ganó. Perdieron Raúl y Fidel Castro. Perdieron porque sí se les iba a morir, y si se les moría, no había posibilidad de ningún tipo de acercamiento ni con la Unión Europea ni con Estados Unidos y la economía cubana se encuentra en tal estado desastroso, que ya urge algún tipo de acercamiento aunque sea sólo con relaciones económicas”.Sin embargo, y a pregunta expresa, Castañeda duda que esta liberación genere ese acercamiento o cambie la postura de la UE con respecto a La Habana. Y en la Isla tampoco advierte cambios en el futuro inmediato del régimen.“Lo único que podemos saber es que no va a haber ninguna liberalización seria, ni económica, ni política, ni cultural, mientras viva Fidel Castro”.Por último, Castañeda reiteró la postura que ha sostenido en distintos foros: la comunidad internacional debe ser inflexible en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos, sin recurrir, eso sí, a los ineficaces embargos económicos como el de Estados Unidos. Del Gobierno de México, Castañeda no espera un papel relevante. “Felipe Calderón no cree en la defensa de los derechos humanos ni en la Isla, ni en el mundo, ni en México”, apunta el escritor, desde Miami, con tono desesperanzado.Disidentes rechazan calidad de inmigrantesDos ex presos políticos cubanos llegaron al aeropuerto de Madrid, sumándose a los primeros siete que España acogió, todos ellos parte de los 52 que el régimen de La Habana decidió liberar, y hoy se espera la llegada de otros dos.Se trata de los periodistas Normando Hernández, de 40 años, condenado a 25 años de cárcel, y Omar Rodríguez, de 44, director de la Agencia Nueva Prensa y condenado a 27 años de cárcel.Ambos llegaron a la capital española acompañados por 13 familiares, indicó una fuente del Ministerio español de Asuntos Exteriores. Está previsto que hoy lleguen a España otros dos ex presos, Luis Milán, de 40 años, y Mijail Bárzaga, de 43, según la fuente.Ya en España, algunos de los disidentes cubanos llegados a España son reacios a aceptar la condición de inmigrantes.Asuntos Exteriores, en coordinación con los ministerios de Interior y Trabajo, les ha ofrecido la condición de inmigrante, que les permitirá solicitar un permiso de residencia y de empleo en España y poder ir a Cuba, para lo que tendrán que contar con el beneplácito de las autoridades de La Habana.Varios de los exiliados han asegurado que ellos “no se consideran inmigrantes”, sino que han sido forzados a abandonar Cuba como única vía para salir de la cárcel después de siete años recluidos, según las fuentes.De renunciar a la condición de inmigrante, tendrán que solicitar asilo político, lo que les cerrará las puertas a poder volver a Cuba al pasar a ser refugiados. TELÓN DE FONDODeterminante, participación de la IglesiaLa Iglesia Católica cubana, junto con el Gobierno español, en particular a través de su ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, fueron centrales en la negociación que derivó en la salida de los 52 presos políticos cubanos, nueve de los cuales llegaron a Madrid mientras los demás serán liberados en los próximos meses.Este suceso, que se da en el marco de la huelga de hambre que emprendió el disidente Guillermo Fariñas por el mismo tema, se suma a otros episodios relacionados con cierta apertura del régimen autoritario cubano y en los que ha estado presente la Iglesia.De hecho, el anuncio de la liberación estuvo a cargo del Arzobispado de La Habana, el 7 de julio, justo después de que el influyente obispo de La Habana, el cardenal —en el cargo desde 1981 y puesto ya por algunos como “papable”— Jaime Ortega, se reuniera con el presidente Raúl Castro. Las gestiones de la Iglesia, empero, habrían comenzado más de dos semanas antes, el 19 de mayo.Las históricamente frías y distantes relaciones entre Cuba y la Santa Sede se vieron estrechadas a partir de 1998, con la histórica presencia del Papa Juan Pablo II en la isla.Destaca que la mayor liberación de presos —299— tanto políticos como de diferente índole, se dio en 1998, pocos días después de la visita de Juan Pablo II.En 2004, después de entrevistarse con Fidel Castro, el hoy número dos de la Santa Sede y entonces Arzobispo de Génova, el cardenal Tarcisio Bertone, dijo en conferencia de prensa que el mayor de los Castro mostró interés en que Benedicto XVI visitara Cuba. Además, según dijo Bertone, “El Comandante” habría dicho sobre el Pontífice: “Es una gran persona, me he dado de inmediato cuenta mirando su rostro, el rostro de un ángel”.